La letra de la canción seis comienza así: “Volví de negro, me deshice del saco, tardé mucho, me alegro de estar de vuelta. Sí, me liberé del nudo que me tenía prisionero”. No cabe duda, son las palabras que Bon Scott diría al momento de llegar, luego de morirse ahogado sobre el asiento trasero de un Renault 5, donde sea que haya arribado.

Son las palabras que el nuevo frontman, Brian Johnson, escupe con el filo de una garganta destrozada por el cigarrillo y el alcohol. Las frases con las que comienza, luego del riff más famoso del mundo (con el perdón de “Smoke on the Water”), la canción que le da nombre al disco: Back In Black. El “tributo” de tapa negra que AC/DC publicó un 25 de julio de 1980 para su fallecido vocalista y líder arriba del escenario, aunque todavía exista el mito sobre su participación no acreditada. ¿Las canciones de “Back In Black” se basaron en bocetos escritos por Scott?

Se apagó el faro

La banda de los hermanos Malcolm y Angus Young llevaba poco menos de seis meses de gira desde el lanzamiento de “Highway To Hell” cuando murió Bon. Medio año después del álbum que los empezaría a consagrar, de la “autopista al infierno” en la que transitaba el malogrado vocalista.

Bon Scott tenía una “arrolladora personalidad, un sorprendente talento para el escenario, una notable entrega para cantar y un incalculable aporte letrístico”, afirmó en diálogo con La Nueva Mañana el periodista Jesse Fink, autor de “Los Young: los hermanos que crearon AC/DC”. No es para menos la descripción. Es muy probable que la banda jamás hubiese llenado estadios sin tener durante seis años al difunto y adorado cantante con ellos. No solo por su habilidad para seducir a las personas ante la muy escocesa falta de sociabilidad de los Young. También por el hecho de que muchos de los temas que hoy interpreta en vivo AC/DC fueron co-escritos con Scott y su autodenominada “poesía de baños”, afirma Fink.
Allá arriba, Scott comparte el panteón con Freddie Mercury y Jim Morrison; con los vocalistas únicos que marcaron un pulso en la historia de la música contemporánea. Alcohólico, abusador de todas las drogas de las que dispuso, también lector y poeta, asmático, de pecho cuadrado, con algunos dientes rotos y una minimalista forma de vestir: Bon Scott era el faro de un grupo que veía cómo su muerte los podría catapultar al olvido.

A los Young les faltaba una pieza fundamental y tanto el bajista Cliff Williams como el baterista Phil Rudd deslizaron la idea de disolver AC/DC, pero el entramado oculto de productores, promotores y allegados motivaron a seguir adelante con una persona totalmente diferente. Un inglés del norte, mecánico, fanático del Newcastle y ex vocalista de la banda Geordie. Boina negra en la cabeza, Brian Johnson se puso el saco de líder arriba del escenario y se hizo cargo de las letras del siguiente disco, al menos “de manera oficial”. En la cima compositiva de los Young, con Robert “Mutt” Lange como el productor que supo encausarlos hacia el éxito comercial (ya había trabajado con ellos en “Highway To Hell”), Johnson recibió una directiva clara: “No debe sonar morboso, tiene que ser para Bon y tiene que ser una celebración”. El mecánico cumplió con creces, al menos su parte.

“Yes, i’m back in black”

Más allá del sonido endurecido que adquirió AC/DC a partir de Back In Black, de la adaptación que tuvo la banda para con una voz completamente diferente pero única como la Johnson y de lo que significó llegar a Estados Unidos; pocas personas se detienen a pensar en la importancia simbólica que tiene la transición entre este disco y el anterior.

Como si fuera un relato ficcional “basado en hechos reales”, nuestro protagonista viaja por la “autopista al infierno” hasta que suenan las campanas del mismo (“Hells Bells”), en la apertura de Back In Black. En el caso de la canción que da nombre al disco, Johnson canta sobre cómo el espíritu de Bon completa el camino, alejándose definitivamente de todas las críticas que menospreciaron siempre el origen obrero de AC/DC. Y aunque luego de muerto Scott quedó “inmune a sus detractores”, lo que se alimenta día a día desde febrero de 1980 es su supuesto aporte a la lírica del disco.

Desde “Hells Bells” hasta “Rock ‘n’ Roll Ain’t Noise Pollution”, las 10 canciones que integran Back In Black figuran a nombre de Brian Johnson, Angus Young y Malcolm Young. Pero que el disco haya salido a la luz apenas seis meses después del fallecimiento de Scott, junto al tipo de letras que componen el álbum, hacen pensar que la banda habría utilizado algunos textos bocetados por el fallecido cantante. Jesse Fink no titubea cuando afirma que “Back In Black’siempre tendrá una nube sobre él debido a la creciente información anecdótica de que Bon Scott contribuyó con letras que no fueron acreditadas: "Un antiguo compañero de banda de Bon en The Valentines, el difunto Vince Lovegrove, dijo que la familia del cantante recibe regalías por el álbum. Si Bon no tuvo nada que ver con el disco, como suele afirmar la banda, ¿por qué le pagan a su familia por ello? ¿Fueron sus cuadernos usados como base para algunas de las letras del álbum? Dos de sus antiguas amigas afirman que “You Shook Me All Night Long” fue escrito por Bon. Tengo sentimientos encontrados sobre el álbum”.

“What Do You Do for Money Honey” (“Qué hacés vos por dinero, querida”) y “Let Me Put my Love Into You” (“Dejame poner mi amor en ti”) son otras muestras de que la “poesía de baños” está presente o por lo menos influyó en la forma de escribir de Johnson, como también lo interpreta el periodista en su último libro “Bon: The Last Highway”, editado en cuatro idiomas, pero aún no en español. Son muestras del enorme legado que el ex Geordie afrontó hace ya 38 años.

“Aunque nadie puede negar que es una grabación majestuosa”, advierte Fink. No, nadie. Más allá del mito, 51 millones de compradores no pueden estar equivocados: Back In Black es el mejor disco de rock de todos los tiempos.

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