Ed Impresa Facundo Piai 13/01/2023

Inflación crónica: el año 2022 zafó de incrementos de tres dígitos

Si bien los aumentos de precios cerraron por debajo del 100%, algo improbable hace meses atrás, se trata de las subas más elevadas desde la salida de la convertibilidad.

(Foto: NA)

  

Especial para La Nueva Mañana

Frente a subas de precios desbocadas que tuvieron en el mes de julio el pico más alto (7,4%), el Gobierno amplió la batería de medidas para contener los incrementos. Desde entonces, tanto las alimenticias como los supermercados, como así también los productores de insumos, las petroleras y diferentes sectores industriales, junto a los laboratorios, entre otros rubros, se comprometieron a sintonizar su estructura de costos y planificación a la expectativa inflacionaria del Gobierno. Desde el entorno del ministro Sergio Massa son optimistas con que la desaceleración de la inflación sea una tendencia en el 2023.

 El hecho de que los precios no se hayan desbocado en diciembre, un mes caracterizado por la expansión de la demanda, mayor circulante de dinero y alta inflación, es celebrado en el Palacio de Hacienda. Pero allí también saben que la expectativa “desinflacionaria” avalada por las empresas que se sumaron a los acuerdos de precios depende de que el Gobierno cumpla con lo que prometió a los diferentes sectores: reducción de la emisión monetaria y déficit fiscal, un tipo de cambio predecible y acceso al tipo de cambio oficial para la importación de insumos.

En efecto, desde el Ministerio de Economía saben que una devaluación tiraría por tierra cualquier esfuerzo por desacelerar las subas, del mismo modo que el incumplimiento de los otros ítems tensiona los acuerdos, alejándolos de los 60 puntos de inflación proyectada para el 2023. De modo tal que la disminución de las subas de los últimos meses del año pasado podría ser tan solo una anécdota en caso de que se rompan los acuerdos y/o el Banco Central se quede sin reservas y por tanto sin dólares para acompañar el ritmo de la actividad económica. 

Por eso, para el Gobierno es clave que las empresas planifiquen el año en cuanto importaciones de insumos y estimaciones de producción en sintonía con las proyecciones oficiales. Así, de acuerdo a los dólares con que el Banco Central estima contar, el ministro de Economía Sergio Massa garantizó a la industria que con los dólares disponibles podrán aumentar sus importaciones entre un 5% y 10% más que el valor de las importaciones del año pasado. Distintos funcionarios del área económica se encargaron de afirmar que contarán con los dólares necesarios para que el nivel de actividad económica crezca entre 2 y 3% este año.

La sequía y la recesión global dificultan los objetivos económicos

Las dudas de que el Gobierno logre juntar los dólares necesarios para que no ocurra ninguna fatalidad están a la orden del día. Muchas de ellas vienen por el lado de la sequía que afecta la performance del complejo sojero y cerealero, que juntos explican un porcentaje importante de las divisas que generan las exportaciones. Sin embargo, en los pasillos de Casa Rosada se aferran a la idea de que cualquier contracción de la producción agropecuaria podría ser suplida por una mejora en producción y exportación del sector petrolero y petroquímico. En la ecuación del oficialismo podrían faltar agrodólares, pero incrementarían los petrodólares. 
Sobre esto mismo, la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de Argentina, Cecilia Bocco, dijo a un medio especializado que con la finalización del primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner la producción de gas natural será récord. El mismo amplía la capacidad de transporte del gas desde la reserva de Vaca Muerta hasta los grandes centros de consumo, haciendo que la producción aumente un 10% este año, de acuerdo a estimaciones. En efecto, más allá del aumento de las exportaciones de hidrocarburos, la mayor producción del sector, destacan, significa una menor importación de combustibles fósiles. 

Un dato no menor, ya que venimos de un año en donde la necesidad de importar combustibles líquidos y gas comprometió seriamente las reservas del Banco Central. Durante 2022, la crisis energética no se materializó en faltante pero sí tuvo su efecto en las reservas por los dólares que demandó la importación, generando inestabilidad cambiaria. De este modo, por una suba del precio internacional de los energéticos importados (que trepó en promedio un 80% entre gasoil, gas natural, etc.) se destinaron más de 11 mil millones de dólares, un 147% más que en el 2021. Una erogación que este año será más liviana. 

A la espera de la cosecha gruesa y el ingreso de los dólares del campo

En lo inmediato, el equipo económico debe lidiar con un primer trimestre en donde históricamente la liquidación de las agroexportaciones es baja, a la espera de la cosecha gruesa a partir de marzo. Mientras tanto, para pasar los meses de escasez sin comprometer el tipo de cambio y, por tanto, los acuerdos celebrados, el equipo económico apuesta a dos operaciones. Por un lado, el Banco Central puso en marcha el acuerdo de canje de monedas con China (swap) que permite sumar U$s5 mil millones a las reservas, además se acordó con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el giro de alrededor de 300 millones de dólares a baja tasa.

Sin embargo, no son pocos los empresarios que desconfían que el comercio exterior vaya a desarrollarse sin contratiempos. Por caso, industriales cordobeses aducen que del total de pedidos de importación sólo se aprobó el 30%, lo que podría tener repercusiones en los niveles de producción de no haber una solución. Al no poder importar al tipo de cambio oficial, algunos empresarios consultados sostienen que deben recurrir al siempre más caro tipo de cambio paralelo para poder comprar insumos en el mercado global, con lo cual en algún momento podrían trasladar esta suba de costos al precio final.

Otros industriales consultados coindicen en las dificultades para traer insumos del exterior, pero no creen que vaya a haber traslado de aumento de costos a los precios (en caso de importar al valor del dólar blue) porque no hay margen para mayores aumentos. No pocos coinciden en que la desaceleración de los precios es una tendencia, pero que en parte se da por falta de insumos para producir, posible estrechez de la oferta y una contracción del consumo. 

Desaceleracion de precios en los comercios de cercanía, pero por factores negativos

Los reportes del comercio minorista realizados por el Centro de Almaceneros de Córdoba también evidencian una leve desaceleración de precios. No obstante, esta moderación de las subas responde a una caída del consumo masivo en comercios de cercanía. Vanesa Ruiz, vocera de los almaceneros, aclaró que en el 2022 el volumen de ventas cayó en torno a 7% en comparación con las del año anterior. “Fue un mal año para las ventas minoristas. Las expectativas no llegaron a cubrirse”, dijo. La inyección sobre la demanda producto del aguinaldo y bonos no se canalizó hacia el consumo ni traccionó ventas, sino que se usó para abonar deudas contraídas, reflexionan en el Centro de Almaceneros. Además, su sector se vio golpeado por la suba de los alquileres y el aumento de los servicios. 

  

 


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