Sergio Massa, el equilibrista que se prepara para su show final

El Ministro de Economía empezó su peregrinación por el Congreso para aprobar el Presupuesto 2023. Apoyo y números que preocupan. En el medio, las elecciones y su futuro político.

En las diferentes fracciones del FdT hay conformidad con el trabajo realizado por Massa y su equipo. - Foto: gentileza.

  

Como el elefante, Sergio Massa se balancea sobre la tela de una araña. Una que todavía resiste, pero que a diferencia que en el recordado cántico infantil no tendrá un nuevo inquilino. Luego de las buenas nuevas con las que se vino de Estados Unidos, el ministro de Economía pasó esta semana por el Congreso de la Nación y defendió, junto con su equipo, algunas de las lecturas expuestas en el proyecto de un Presupuesto que todavía nadie garantiza que se vaya a aprobar, más allá de los riesgos que ello traiga aparejado.

La hoja de ruta para el 2023, se proyecta una inflación promedio del 60%, 2.5 de déficit fiscal y un dólar que llegaría a los 270 pesos a finales de año. Esos son los datos centrales del plan que debe debatir el Congreso y que también comprende una inversión total en infraestructura del orden de los 1.98 billones de pesos, destacando a los rubros de obra pública y vivienda como los dos sectores importantes. “Es clave mantener la inversión pública para sostener los más de 50 mil empleos que lleva generado la construcción o que tiene el régimen de construcción que viene teniendo una tasa sostenida de crecimiento que se va a ver complementada por la inversión privada”, aseguró el miércoles en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados.

El tigrense lo considera “prudente, realista y planteado con responsabilidad” y, en formato tiro por elevación lo definió como hijo del endeudamiento del macrismo. “De alguna manera viene a cumplir los objetivos que se ha planteado este propio Parlamento cuando Argentina decidió renegociar el acuerdo en el 2018 con el FMI y llevar adelante un acuerdo de facilidades extendidas”, aseguró ante las críticas de cajón que se amontonan en las gargantas opositoras y el apoyo crítico anunciado por algunos sectores a los que hay que tratar con el cuidado necesario para evitar que cambien de opinión.

El tuit de Cristina y los proyectos que faltan

Casi al mismo tiempo en que el equipo económico daba cuenta de sus planes futuros y los diputados y diputadas anotaban consideraciones y cuestionamientos, el Indec daba a conocer los números oficiales del primer semestre que dieron cuenta de un reciente descenso de la pobreza que se acompañó con un aumento en la indigencia. Al rato tuiteó Cristina.

Según la vicepresidenta, los datos que se conocieron en la tarde del miércoles evidencian “el impacto del fuerte aumento en los precios de los alimentos”, que viene explicando la inflación descontrolada que experimenta la Argentina mes a mes. “Está más que claro que estamos ante un fenómeno de inflación por oferta y no por demanda. Las empresas alimentarias han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad. El ministerio de Economía ha trabajado duro en todas las áreas de su competencia, pero es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”, escribió la socia mayoritaria de la coalición gobernante marcando, una vez más, su postura respecto al rumbo de la política y la situación económica y social del país.

Enfocado en la producción y la llegada de inversiones

En su exposición, Massa había anunciado el envío de una serie de proyectos al Congreso, pero ninguno parece estar apuntado a la misma dirección que exige el tuit de CFK.  El equipo de Massa está más bien enfocado sobre la producción y la llegada de inversiones. Por eso pidió a la oposición “acordar con el Gobierno un rumbo de 10 años con sectores que son los ganadores de la economía del próximo decenio y que, si le fijamos reglas claras desde el Congreso, estabilidad fiscal, proyección respecto a la disponibilidad de divisas y mecanismos para ir agregando valor a la economía para fortalecer al industria y el mercado interno”. Avisó que llevará al parlamento una serie de discusiones respecto la instalación de plantas de Gas Natural Licuado, hidrógeno verde, azul y gris, y también anunció discusiones relacionadas con las reservas hidrocarburíferas del país.

Que Massa haya concentrado la parte más importante de su exposición en Diputados a concentrarse en los temas de la macro, cuyo desenlace positivo es la principal razón por la que el equipo de gobierno lo llamó y lo sentó en el Palacio de Hacienda, no quiere decir que los puntos sobre los que pone la atención la vicepresidenta queden descuidados. De hecho, en el Congreso hay proyectos, en ambas Cámaras, que concentran su atención sobre la seguridad alimentaria. También están aquellas iniciativas que proponen un mayor control sobre las empresas encargadas de producir alimentos en el país. Quizás en ese último punto, existan algunas diferencias mayores en el accionar que prefieren unos y otros dentro del Ejecutivo. Pero el tema está, y habrá que esperar que los datos que espera el nuevo equipo económico para las próximas semanas permitan avanzar con medidas de corte más social. 

Vale recordar que luego de los cortocircuitos discursivos iniciales con algunos referentes de las organizaciones sociales, especialmente con Juan Grabois, Massa habilitó “una prestación monetaria extraordinaria no contributiva y de alcance nacional que asegure una adecuada alimentación para las personas en situación de extrema vulnerabilidad” (DNU dixit). Esa erogación, que alcanzará a más de dos millones de personas y representará una inversión total de más de los cien mil millones de pesos, se dio en medio de los primeros anuncios económicos del nuevo equipo que se puso como principal objetivo “acomodar el gasto” y peló la tijera. Ese gesto, fue el primero que le permitió a Massa demostrar que está dispuesto a negociar y hacer equilibrio entre las necesidades de la macro y las urgencias internas que tiene el país. 

El futuro electoral en medio de la crisis

En las diferentes facciones del Frente de Todos hay conformidad con el trabajo realizado por Massa y su equipo. Más allá de las diferencias que podrían plantearse desde lo ideológico, entienden que la realidad argentina necesitaba un golpe de timón como el que lleva adelante el tigrense, sobre todo en materia de relaciones institucionales con algunos actores económicos a los que el presidente nunca logró enamorar y con quienes el kirchnerismo tiene una histórica distancia.

Por esa razón, a pesar de haber asumido en un momento en que las expectativas internas y externas se arrastraban por el suelo, el ministro de Economía encarna una de las últimas esperanzas electorales de la fuerza gobernante que en el último mes, incluso, vio cómo solapadamente los gobernadores peronistas fueron corriéndole el cuerpo al apoyo que allá por finales del 2019 parecía ser inquebrantables y dejarán planteado un mapa electoral que alejará a los comicios provinciales de la elección nacional. Corriendo de la discusión a la Provincia de la Buenos Aires, que por ley debe votar el mismo día, es probable que casi ningún distrito elija representantes el mismo día que se elegirá Presidente. El antecedente inmediato se espeja desde la vereda de enfrente, cuando sólo la Ciudad Autónoma de Buenos Aires optó por pegar las elecciones con el intento reeleccionista de Mauricio Macri. Más allá de que puede leerse como una posibilidad estratégica correcta, a María Eugenia Vidal no le quedó otra. También se sumaron en aquella oportunidad Catamarca y La Rioja, pero Jujuy y Mendoza (los dos distritos gobernados por JxC que debían renovar autoridades) prefirieron “no pegarse”.

Un comentario llamativo

“En la política argentina puede pasar cualquier cosa”, repiten desde uno y otro lado aquellos analistas que prefieren no adelantar escenarios. En ese menú enigmático, se descuenta que alguno de los protagonistas que hoy se cuentan dentro del mapa 2023, no estarán en la línea de largada en el momento en que suene la campana. Y aunque nadie se atreve a pronosticar quién será, el miércoles Massa tiró un primer baldazo.
“En los pasitos finales de mi vida política, quiero hacer esto bien”, mientras explicaba que “las metas macro están planteadas sobre la base de diferentes políticas, la combinación de la política monetaria, fiscal, de acumulación de reservas, inversión pública y privada son las que permiten construir en el desarrollo de las proyecciones macro ese escenario”. En la sala en la que funcionaba la comisión que preside Carlos Heller varios se miraron sin lograr entender qué fue lo que Massa, el eterno proyectado al éxito, había querido decir. Hasta ahora nadie, tampoco, se animó a preguntarle. 

 

 

 


Seguí el desarrollo de esta noticia y otras más 
en la edición impresa de La Nueva Mañana
 
Todos los viernes en tu kiosco ]