Opinión Luis Rodeiro 14/12/2017

El disparate jurídico en clave “democradura”

La ofensiva del oficialismo quizá esté llegando a su saturación. Las declaraciones de un amplio arco político, sindical, social ha denunciado como falaz la decisión de Bonadio. El gobierno de Macri tensa la cuerda al máximo.


1. El gobierno de Macri tensa la cuerda al máximo. Hace una semana, en nuestro encuentro de los lunes, hablábamos de la realidad de una “democradura” que se imponía como forma de gobierno del macrismo. Habíamos vivido una semana intensa, que había arrancado con la despedida de los restos de Santiago Maldonado, sin avances significativos en la investigación de su crimen y con la decisión oficial de cerrar el caso, con la cínica conclusión que se había arrojado al río por propia voluntad y sin saber nadar.

Siguió con el asesinato de Rafael Nahuel, con las armas de la Prefectura. El cambio de funciones, tanto de Gendarmería como de Prefectura, dedicadas ahora, de lleno, a la tarea represiva al servicio de las políticas del gobierno, con todos los procedimientos que conllevan a la “obediencia debida”. Posteriormente, fue la media sanción de la reforma previsional, el arte de meter la mano al bolsillo de los jubilados, “para que tengan el mismo o mayor poder adquisitivo”, como explica Tonelli. Por cierto, con el apoyo del peronismo extraviado.

En ese agitado transcurrir, una resolución que se mantiene en las sombras, que habilita a las fuerzas federales de seguridad a ignorar órdenes de los jueces, cuando “consideren” que no son legales. En la contracara, un marcha de 200 mil trabajadores combativos, que dicen no a los proyectos del nuevo ajuste, que obliga a la duda a muchos legisladores, algunos cercanos al “amarillo” (como lo demuestran sus votos anteriores), y ponen en peligro a la reforma previsional, la reforma laboral y la reforma fiscal, por lo menos en la inminencia que la querían los CEOs. De pronto, el Comité de Juristas PRO con sede central en Comodoro Py, en la figura del Juez de la Servilleta y el que concentra la mayor cantidad de denuncias por mal desempeño, dicta la prisión preventiva y solicita el desafuero de la ex Presidenta, que había jurado como senadora elegida por el pueblo de la Provincia de Buenos Aires hacía 72 horas. Detiene a las 3 de la mañana, en el Sur, ante una nube de periodistas cuyo “olfato” profesional los llevó a hacer guardia exactamente a la hora señalada frente a la casa, a Carlos Zanini. Otro tanto, ocurre con D’Elía, Kahlil y Esteche. Detenidos por “traición a la patria” en la “guerra bonadiosca con Irán”. Con el mismo protocolo de detención aparatosa en versión especial para los medios. El mayor monumento al delirio jurídico. “Mauricio Macri es el director de la orquesta y Bonadio ejecuta la partitura judicial”, denuncia con serenidad Cristina Kirchner. “El Presidente es el máximo responsable de la organización política y judicial para perseguir a la oposición”. La causa tiene dos años, con fallos fundados en la inexistencia de delito. ¿Por qué ahora? ¿Cortina de humo (“Para tapar el fracaso de la política económica, los tarifazos, la inflación, la reforma previsional de saqueo a los jubilados.”? ¿Vendeta? ¿La quieren presa ahora o la quieren en un proceso permanente de acusación, que vaya renovando las causas para darle continuidad al escarnio, reservando el momento para la operación mayor? ¿Estrategia de destrucción del enemigo político, según las máximas de Durán Barba? ¿La quimera de una senadora (se trata de Cristina y su coherencia) silenciada por asedio jurídico?

2. El hostigamiento a la ex Presidenta, la elección como símbolo del Mal, le dio –sin duda- beneficios tácticos al oficialismo. Pero la ofensiva, ¿no estará llegando a su saturación? Las declaraciones de un amplio arco político, sindical, social ha denunciado como falaz la decisión de Bonadio, incluso algunos adversarios del peronismo dialogante que la hostigan porque creen que es el “obstáculo” para su reorganización “republicana”, pero que intuyen que al macrismo se le fue la mano. Luis Bruschthein apela a la historia: “La traición a la Patria tiene prosapia, condimento obligado de mitos patrióticos argentinos, junto con el sacrificio, el drama y las metas imposibles que se enhebran en el collar de los grandes relatos nacionales”. En este sentido “la traición a la patria”, en nuestro país, es un título mayor. Pocos ostentan tal distinción: San Martín, acusado por Rivadavia de corrupto y traidor a la patria por haberse robado –recuerda Bruschthein- el Ejército del Norte para la aventura libertadora continental. Le costó el exilio y la muerte lejos de su patria; Rosas, por el pecado de enfrentarse a las potencias europeas en La Vuelta de Obligado, con el mismo costo y Perón, por su política popular, tras el golpe gorila, exiliado. Pero apunta Brusthein: “Los restos de Rosas fueron repatriados con todos los honores, igual que los de San Martín. Perón volvió, después de 18 años de exilio y ganó las elecciones con más votos que ningún otro en la historia”. Y concluye: Si algo le faltaba a Cristina Kirchner para encarnar ese relato épico tan argentino, la furia macrista acaba de otorgárselo.

3. Se equivocan los que creen que la persecución a Cristina es un capítulo aparte del proyecto amarillo, actualmente centrado en las reformas previsional, laboral y fiscal. El ejercicio creciente de una “democradura”, dispuesta a avanzar sobre el estado de derecho y la incorporación de una estrategia represiva se hace cada vez más visible. Mientras Cristina daba la conferencia de prensa, eran allanadas propiedades de Scioli. Las presiones al grupo que edita Página 12 hizo dar un paso al costado a Horacio Verbtvisky, siguiendo los pasos de Morales, Navarro y de otros periodistas. Poco antes, en un hecho inédito, el secretario de DD HH, Claudio Avruj, denunciaba a Zaffaroni –en ilegal representación de Estado argentino- ante sus colegas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por la extrema peligrosidad de ser “opositor” y capaz de influir maliciosamente en los jueces. Con mucha altura el ex juez de la Corte Suprema le responde en forma directa: “En efecto, considero que el actual gobierno es el peor que hemos tenido los argentinos desde la vuelta a la democracia hace treinta y cuatro años”. Y, agrega, no obstante que “no estoy afiliado a ningún partido político, no fui ni soy candidato a nada, no participo en ninguna campaña electoral, no aporto a ningún partido o movimiento partidario, aunque conservo el derecho ciudadano e inalienable a expresar mis opiniones e incluso mis simpatías”.
Y da 32 razones contundentes de los avances sobre el estado de derecho. Un listado imprescindible de leer para comprender la idea de “democradura” que está en marcha.

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