Ed Impresa Por: Miriam Campos 02/10/2020

Trabajadores de la salud: contener a los que salvan y cuidan

Ellos transitan las peores semanas de la pandemia, que ya registra más de 39.500 casos. Desde la UNC, coordinan un programa psicoterapéutico para contenerlos en las trincheras.

"Es difícil lidiar con el enfermo, lidiar con la muerte pero está tan naturalizado". - Foto: CNN

 “A los médicos se los educa como salvadores y por lo tanto eso no da lugar a la vulnerabilidad y en el caso de enfermería, a los trabajadores se los educa como cuidadores pero también tienen un rol de salvación; y ese marco hace que sea una posición muy difícil de acompañar. A veces hay reticencias a reconocer la necesidad de ayuda”, dice Sebastián Leonangeli, residente de psiquiatría, docente y coordinador del programa de asistencia psicoterapéutica del Grupo de Investigación en Salud Mental y Adicciones (Gisama) donde docentes de la cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Ciencias Médicas e investigadoras de la Facultad de Psicología de la UNC impulsan un programa de salud mental dirigida a profesionales de la salud, de todo el país que trabajan en primera línea de la pandemia. 

“En el inicio de la pandemia, a los que somos médicos dentro del grupo de investigación nos suspendieron las vacaciones. Yo no trabajo en primera línea ni nada, pero con la situación nos empezamos a hacer varias preguntas sobre qué iba a pasar con el resto. Pensábamos en el ritmo de trabajo de los médicos de la guardia, por ejemplo, y a partir de ahí se nos ocurrió idear un programa que trascienda un poco lo institucional, el lugar físico, algo que fuera asequible para el personal de salud a medida que avanzara la pandemia”, cuenta Leonangeli y detalla que el programa está basado en técnicas conductuales, tiene corta duración, con dinámica grupal y el objetivo del mismo es el aprendizaje de estrategias de resiliencia. 

“Empezamos a investigar, a estudiar mucho y así fue como diseñamos este programa donde nosotros hemos entrenado a lo que le llamamos interventoras, que son psicólogas y psiquiatras, es decir, son terapeutas y tendemos a que los participantes se enfrenten con las emociones que están experimentando en su lugar como trabajadores de la salud y lo vayan compartiendo porque es una manera de generar identificación con lo que el otro está pasando”, explica el investigador y agrega que entre los parámetros emocionales que se evalúan, están el estrés, la ansiedad y la depresión. 

En Argentina más de 39.547 trabajadores de la salud se enfermaron, lo que representa el 5,4% del total de los más de 736.609 contagiados a nivel nacional.

Altos niveles de estrés

La situación de estrés más grande que se vive en el sector salud, dejando de lado el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba) -que reportó cada mes las cifras más altas de contagios-, viene ocurriendo en el resto del país desde julio. En Córdoba, específicamente, la situación empeoró desde agosto y ahora con un reporte diario de más de 1.500 infectados por día, las proyecciones indican que aún no se ha llegado al punto límite.

En Argentina, desde que se declaró la pandemia, más de 39.547 trabajadores de la salud se enfermaron, algo que en el total de los más de 736.609 contagiados a nivel nacional, representa el 5,4%. Una cifra que, al tratarse de una población capacitada de manera muy específica, impacta de lleno en la dinámica del sistema sanitario, que se resiente al tener que enfrentar la atención de pacientes con menos equipo capacitado. 

Todo esto, sin contar que a nivel país, el promedio de contagios diarios durante las últimas semanas está por arriba de los 12.000 contagios. Y en el caso de Córdoba, por ejemplo, las camas de unidades críticas para adultos Covid-19 supera el 60% de ocupación en el sector público y privado de la provincia. 

Cuadros de ansiedad, angustia y depresión

Para preservar equipos en caso que haya contagios, mucho personal trabaja en espejo, es decir 15 días sí, y otros 15 días no, pero es real que si los trabajadores tienen otro empleo van a trabajar en esos lugares, “lo cual es comprensible porque el sueldo no alcanza si no acceden a otro empleo”, dice el investigador.

“En ese sentido, la situación de salud mental del personal ha empeorado. Hay mucha gente que registra situaciones de insomnio, ansiedad, donde muchas veces, el clima laboral ha desmejorado y muchas veces aparece la necesidad de sacar licencia o tomar pastillas para dormir o de empezar a consumir ciertas sustancias como alcohol o tabaco. Son situaciones que tienen que ver con el desborde emocional”, explica Leonangeli y agrega: “Ahí es donde nosotros trabajamos con estrategias preventivas para lidiar mejor con este tipo de situaciones”.

El programa está basado en técnicas conductuales, tiene corta duración, con dinámica grupal y el objetivo del mismo es el aprendizaje de estrategias de resiliencia. 

Leonangeli cuenta que la mayoría de los que siguen este programa contra el estrés son enfermeros y enfermeras y están muy conscientes del malestar que tienen. El mismo se puso en práctica en Córdoba pero de a poco, sobre todo por el momento que transita la pandemia, se extiende por el país, y ya participan trabajadores de otras provincias como Entre Ríos y Santa Cruz.

“Hay altos niveles de estrés en los trabajadores de salud. Hoy la situación cambió y están en un estrés muy grande en relación al desprecio que siente el personal de salud respecto a las situaciones y cómo la población se comporta”, dice el investigador y explica que el programa de contención utiliza una escala que puede medir el estrés en relación al evento, es decir, que ese evento puede ser la pandemia o situaciones que han pasado en el equipo, como por ejemplo, cuando se quiebra por alguna razón el protocolo: el paciente no avisa hasta último momento lo que le pasaba, o por accidentes donde se tiene contacto con fluidos. 

“Son situaciones que generan un estrés muy alto y se puede configurar “un cuadro psicopatológico” a partir de eso. Es decir que se desencadenan cuadros de ansiedad, de angustia, incluso síntomas depresivos y “esto puede tener consecuencias muy negativas para el sujeto que puede tener conductas de evitación. Pueden surgir una catarata de síntomas relacionados con el miedo”.  

“La mayoría de los que siguen este programa contra el estrés son enfermeros y enfermeras y están muy conscientes del malestar que tienen”.

“Desde el inicio sabíamos que íbamos a tener un camino difícil en cuanto a la participación en este tipo de ayudas porque hay reticencias por parte del personal de salud a participar de estos programas pero nos parecen importantes porque permiten tener ambientes de trabajo más sanos”, dice Leonangeli y agrega: “Se habla muy poco y sin embargo el personal de salud sufre mucho. A veces hay climas muy tensos porque es difícil lidiar con el enfermo, lidiar con la muerte, pero está tan naturalizado que eso después puede convertirse en otro malestar en el grupo laboral, y es necesario abordarlo de manera específica. Entonces es importante plantearse, cualquiera sea el lugar donde uno esté, qué tan prioritario es la salud mental propia en cuanto al espacio”. 

 

 


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