Nono, seductora tranquilidad serrana

Su atractivo no sólo descansa en el pintoresco paisaje de montañas y ríos serpenteantes que nacidos en las cumbres altas forman playas de arenas blancas, sino también en el encanto de su gente, la variedad de su gastronomía y las manifestaciones de sus raíces culturales.

Su nombre deriva del vocablo aborigen ñuñu que en lengua comechingona significa “pechos de mujer”, debido a los dos pequeños cerros que se levantan en la ribera opuesta al Río Chico y cuyas cumbres se dibujan a la perfección cada vez que el sol se esconde detrás de las sierras.

Tanto recorrer las calles del pueblo como adentrarse en los rincones naturales que se abren a sus alrededores es un placer para el ojo de cualquier visitante. Si se llega al corazón de la localidad lo que se encuentra es la Iglesia San Juan Bautista también conocida como “la Catedral del oeste”.
El templo de estilo arquitectónico neoclásico fue librado al culto en 1915 y cada 28 de agosto es sede del ritual religioso durante la celebración de las fiestas patronales. Imponente en su tamaño y sus colores, la capilla puede admirarse desde lo más alto de las Sierras Grandes y es uno de los principales íconos de Nono. Junto con otras construcciones emblemáticas forma parte de un recorrido de “Casas con Historia”, la mayoría de las cuales se ubicada en los alrededores de la plaza principal San Martín, que durante las tardes se transforma en un tradicional centro de artesanías donde artistas locales y de todo el Valle exponen lo mejor de su arte.

Uno de los que adoptó la localidad como su hogar es Víctor Bustillos Aguilar, dibujante, pintor y escritor nacido en la ciudad de Sucre, Bolivia, que desde hace más de treinta años se propone reflejar en sus obras la temática social del indoamericanismo. Amante de las culturas milenarias y descreído de la inspiración, el hombre de tez morena define al arte como una disciplina e insiste en la importancia de la formación académica por sobre la improvisación.

Si de conocer la riqueza cultural se trata, nada mejor que dirigirse al Museo Polifacético Rocsen, un extraordinario crisol de culturas de todo el mundo que fue inaugurado el 6 de enero de 1969 por Juan Santiago Bouchon; un amante del coleccionismo nacido en la ciudad francesa de Niza que llegó al pueblo tras haber sido víctima de la Segunda Guerra Mundial.

El nombre de Rocsen proviene de una propiedad de su familia construida en el siglo XII y significa roca santa en lengua celta. Custodiada en su fachada por 49 esculturas que representan la evolución del pensamiento pero siguiendo una línea pacifista y humanista, la construcción reúne más de 35 mil piezas únicas, entre las que se incluyen animales prehistóricos, rarezas naturales, minerales de todas partes del planeta; además de recrear ambientes típicos de épocas, lugares y niveles socioeconómicos del hombre.

Naturaleza viva

Entre las actividades al aire libre que ofrece la Secretaría de Turismo que encabeza Pablo Nottaris para este invierno, se encuentra el recorrido por el sendero El Empedrado, un camino de cinco kilómetros que fuera utilizado por la cultura comechingona y más tarde por el santo Cura Brochero. A medida que se avanza se pueden apreciar hermosas panorámicas del Valle, de los pueblos aledaños y conocer la rica variedad de flora silvestre de la zona.
Otra de las opciones es hacer cabalgatas o caminar por los márgenes de los espejos de agua que surcan el monte nativo, como el Río de los Sauces que se encuentra en la zona baja de la localidad y en su desembocadura crea extensas playas de arenas finas ideales para disfrutar en familia o el Río Chico de Nono que se abre paso entre grandes rocas formando pequeños remansos en forma de hoyas.

Dentro de los innumerables atractivos otro capítulo aparte merece la gastronomía, que ofrece exquisitos platos gourmet y recetas tradicionales como el cabrito y la trucha, pero elaboradas con elementos autóctonos de la zona que garantizan sabores únicos en cada comida. Es el caso del restaurante Las Pircas ubicado a 200 metros del vado Paso de las Tropas, que – entre otras especialidades – sirve unos hongos escabechados imperdibles.

No menos tentadora es la propuesta de las casas de té como Lonca Hue del Lago, que conjugan repostería artesanal como tortas húmedas de frambuesa, ciruelas y arándanos, tartas tibias de manzana, licores y dulces caseros, con una escenografía natural dominada por el paisaje imponente de las sierras, bosques y añosas arboledas. Una postal digna de contemplar.

DATOS ÚTILES

Cómo llegar.

Desde Córdoba por ruta nacional 20, autovía a Villa Carlos Paz; yendo por el camino de las Altas Cumbres, hasta el cruce con ruta provincial 14 (en Traslasierra), allí doblar a la izquierda y continuar hasta Nono. Distancia: 146 kilómetros.

Desde la Terminal de Ómnibus: Empresa Panaholma, costo $215 o $360 sacando el pasaje de ida y vuelta, teléfono (0351) 4423621.

Gastronomía. Pastas desde $80; lomitos y minutas desde $140; pizza desde $200; menú completo con bebida desde $200; bebidas individuales desde $40.

Alojamientos. Nono ofrece variedad de alojamientos, que van desde hospedajes económicos a hotelería de lujo con servicio de comidas. Hostel y hospedajes desde $120 por persona con habitación compartida; desde $700 habitación privada doble. Hoteles o posadas desde $800 en base doble con desayuno; familiar (cuatro personas) desde $1200 con desayuno. Cabañas desde $1400 para cuatro personas, hasta $6000 según servicios y categoría del establecimiento. Complejos que ofrecen media pensión o pensión completa desde $2000 base doble por noche.

Informes:

Dirección de Turismo ubicada en Sarmiento y Ruta provincial 14. Horario de atención todos los días, 9 a 20.

• Teléfono: (03544) 498168.
• E-mail: turismo@nono.gob.ar
• En la web: www.nonoturismo.gob.ar

Museo Polifacético Rocsen. Entrada general $150 adultos y $50 menores.

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