El Encuentro Nacional Cultural de San Antonio de Arredondo se realiza en esa localidad serrana desde el año 1991. A lo largo de casi 30 años, el lugar se cristalizó en un espacio en el que confluyeron algunas de las expresiones autogestivas de las más importantes de nuestra historia contemporánea convirtiéndose en un faro nacional que lentamente se fue poblando con visitantes de las más variadas procedencias.

Con el paso del tiempo, el encuentro pasó a convertirse en un espacio de paso obligado para artistas, trabajadores, gestores culturales y un amplio abanico de públicos que encontraron un lugar en donde poder comulgar con sus pares y para dejarse sorprender por movimientos estéticos y organizativos tan novedosos como originales.

A lo largo de tres décadas de existencia, esos espacios que nacieron por el impulso del Negro Valdivia, recibieron a cientos de miles de visitantes que supieron apropiarse de un espacio caracterizado por la horizontalidad. Cualquiera puede cantar en un lugar en el que las guitarras suenas desde cientos de rincones, el polvo se levanta ante los bailes espontáneos y el barro se subleva producto de las necesidades del decir y el hacer, dos de los motores centrales que supieron mantener el espacio intensamente vivo durante tantos años. Nadie paga entrada, todos cantan, todos limpian, todos cocinan y, al irse, todos prometen volverse a ver al año siguiente.

La música, la danza, las charlas, las lecturas colectivas, las proyecciones bajo las estrellas, los abrazos bajo lluvias o los intensos calores serranos son algunos de los momentos que intentaron quedar inmortalizados en Encuentro, el documental de Martín Paolorossi y Juan Lupiañez, que podrá verse en Córdoba, por única vez, el viernes 14 y sábado 15, a las 20, en el Cine Rivadavia de Unquillo.