La depresión industrial golpea al sector automotriz

La industria automotriz depende del mercado interno, el poder adquisitivo del salario y la capacidad de ahorro de los trabajadores, indicadores que están a la baja y que ya afectan negativamente a la industria.

Economía 03/07/2018 Facundo Piai
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La información publicada recientemente por Indec anticipa que se vendrá un segundo semestre recesivo. A falta de un agro industrializado y una diversificación del aparato productivo, la actividad económica se redujo en abril principalmente por el mal desempeño de la producción granaria, producto de la reprimarización económica. Aunque también inciden en el deterioro de la actividad del mes de abril y en la recesión venidera los aumentos de los servicios esenciales, la “timba financiera”, la devaluación, la quita de retenciones que encarece los alimentos que se consumen localmente, como así también las libertades cambiarias, la extensión de 30 días a cinco años de los plazos para que el agro liquide los dólares y la fuga de divisas.
Fuerte caída de la actividad económica

El Estimador Mensual de la Actividad Económica marca una merma de 0,9% respecto al mismo mes de 2017. El deterioro de abril marca el comienzo de una tendencia negativa del desempeño económico que amenaza con diluir el crecimiento acumulado de poco más de dos puntos que se percibía en los primeros cuatro meses del año. Esta situación descripta por el Indec en su último informe se fue intensificando en los meses posteriores con la devaluación de mayo y el desacople económico de junio, con disparada de la inflación, la reducción de la obra pública y la caída de las ventas. La consultora de Orlando Ferreres anticipa una caída de la actividad de 2,8% en el mes de mayo, en donde el sector alimentos y bebidas empujó la caída, “mientras que el sector automotriz mostró una desaceleración”.

De acuerdo a información publicada por el Ministerio de Trabajo, en abril se perdieron 28.600 empleos registrados. En el primer cuarto del año se acumulan 94.500 empleos (formal o en blanco) perdidos.

Por su parte, un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) afirma que el consumo se redujo en mayo más de cuatro puntos interanuales, acumulando un retroceso de 2,5% en lo que va del año. Un dato de importancia para el análisis del desempeño de la economía de este año en perspectiva, puesto que el consumo (público y privado) representa el 70% del PBI medido de acuerdo a la demanda global. Esta merma está relacionada con la pérdida de poder adquisitivo del salario y con la caída del empleo formal. De acuerdo a información publicada por el Ministerio de Trabajo, en abril se perdieron 28.600 empleos registrados. En el primer cuarto del año se acumulan 94.500 empleos (formal o en blanco) perdidos. La industria manufacturera, pesca, agricultura y la construcción son las actividades más castigadas.

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Cómo repercute esta situación en el complejo automotriz

La industria automotriz genera más de 70 mil puestos de trabajo de manera directa en once terminales automotrices extranjeras radicadas en Argentina, que están concentradas en tres provincias (Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires), según información del Ministerio de Producción. En efecto, el escenario descripto repercute negativamente en la industria automotriz, un sector que, como tantos otros, depende del mercado interno, el poder adquisitivo del salario y la capacidad de ahorro de los trabajadores. Como es de prever en este contexto, los préstamos prendarios, comúnmente empleados para la compra de automóviles, comienzan a sufrir los efectos del alto costo del dinero y han comenzado a estancarse. Con todo esto, la situación de esta industria y de las concesionarias es predecible.

Cabe aclarar que el sector automotriz, tal cual como está estructurado, tiene la particularidad de ser altamente deficitario en dólares e importante en la oferta de empleo, al tratarse de bienes altamente sofisticados. En consecuencia, por el aumento de los autos importados y por una baja integración de autopartes nacionales que tienen los automóviles producidos (ensamblados) acá, es parte del problema de la falta de divisas que azota a la economía. Durante el 2016 se importaron 8.841 millones de dólares en autopartes y se construyeron 472.776 automóviles. Es decir que el promedio de piezas importadas por cada unidad ascendió a 18.700 dólares, unos 2.593 dólares más que el monto mayor durante la gestión anterior, que fue algo más de 16 mil dólares por cada auto, de acuerdo a un informe del IES (Investigaciones Económicas Sectoriales). Recordemos que el déficit comercial es uno de los principales problemas de la economía que requiere de dólares para relacionarse con el mundo y asumir sus compromisos de deuda. De acuerdo al Informe Económico Mensual de la Universidad Austral, en abril, el déficit de balanza comercial creció 737% respecto al mismo mes del año pasado.

Durante el 2016 se importaron 8.841 millones de dólares en autopartes y se construyeron 472.776 automóviles. Es decir que el promedio de piezas importadas por cada unidad ascendió a 18.700 dólares, unos 2.593 dólares más que el monto mayor alcanzado durante la gestión del gobierno anterior.

La importación indiscriminada de autopartes, un mazazo a la industria local

Para contrarrestar la sangría de divisas del sector automotriz, si bien el Gobierno de Cambiemos elaboró una ley en beneficio de las autopartistas locales, que permite bajar los impuestos nacionales a las automotrices que aumenten la integración de producción nacional, la apertura indiscriminada de las importaciones esterilizó los objetivos que la ley se propone. Del mismo modo que el diseño de la economía tira por tierra el anhelo de llegar al millón de autos patentados (entre ensamblados acá y los importados) que propusieron desde el Gobierno nacional.

Un informe sobre el sector automotor publicado en el diario Clarín dice que la venta de cero kilómetros se “derrumbó” por la devaluación y su correlato en los precios. Los autos con autopartes locales aumentaron un 26% promedio en lo que va del año, con eventuales sumas programadas en el transcurso del mes. “Las puntas de los incrementos van de 25% a 36%”, mientras los importados suben a la par de la fluctuación de la divisa norteamericana. La fuerte devaluación del Gobierno opaca los 352.109 vehículos patentados durante los primeros cuatro meses del año. El mejor cuatrimestre de ventas de la historia. Como consecuencia, las empresas ya recalibraron el plan para lo que queda del año. Así, desde el entorno de la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA) señalan que estiman vender 890.000 unidades (80 mil vehículos menos de lo previsto). Por su parte, desde la Asociación de Concesionarias de Automotores (ACARA) reconocen que a partir del segundo semestre, “todo va a ser para abajo”. Estiman vender 850 mil vehículos, según informa el diario Clarín.

De los diez modelos más vendidos en junio, ninguno se produce en Argentina

Analizando la composición nacional de los vehículos vendidos vemos dos tendencias negativas para la economía, en términos generales, y, particularmente, para los empleos del sector automotor. Más del 75% de los autos comercializados en el país son importados. Respecto a los vehículos que salen de fábricas asentadas en Argentina, estos tienen entre 60% y hasta 80% de autopartes importadas, dependiendo del modelo. En base a información de ADEFA, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) informa que la producción (o ensamble) local de autos disminuyó en un 15% si comparamos el bienio 2014-2015 con 2016-2017. Las automotrices han decidido dejar de hacer distintos modelos y cambiarlos por otros íntegramente importados, es el caso de Renault Clio que dejó de hacerse en Córdoba y la empresa ofrece el modelo Kwid (hecho en Brasil) para suplir esa vacancia. De hecho de los diez modelos más vendidos en el mes de junio, ninguno es producido en Argentina. Los vehículos que encabezan el ranking de ventas son todos importados.

Más del 75% de los autos comercializados en el país son importados. Respecto a los vehículos que salen de fábricas asentadas en Argentina, estos tienen entre 60% y hasta 80% de autopartes importadas, dependiendo del modelo.

En este estado de situación, llegar al millón de autos comercializados como se propone el Gobierno para el año 2023 tendría repercusiones muy negativas para la economía. Primero porque el principal instrumento que emplean para lograrlo es la quita de presión impositiva para las multinacionales automotrices, que, por cierto, la Ley de Inversiones Extranjeras vigente ya les otorga diferentes beneficios y desregulaciones (como el giro de utilidades a sus casas matrices sin exigencia de plan de reinversión). En efecto, esto puede generar desacoples fiscales por incidir negativamente en la recaudación del Estado. En segundo lugar, la plena extranjerización de la industria automotriz acrecienta el déficit de la balanza comercial y las importaciones atentan contra la creación de puestos de trabajo genuino en el sector automotriz local.

Consecuentemente, en la medida en que Cambiemos no logre resolver los problemas estructurales de la industria automotriz, llegar al número mágico de un millón de autos puede ser, paradójicamente, una pésima noticia para la salud de la economía. A decir verdad, el modelo económico del Gobierno nacional es el primer obstáculo para lograrlo. El objetivo del millar se aleja en la medida que el peso se devalúa y aumenta el valor de los vehículos a la par que se deteriora el poder adquisitivo de los trabajadores que son quienes compran autos. Se necesita de poder adquisitivo para generar mercado y autos fabricados en el país para generar trabajo.

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