Macri abraza un neoliberalismo que fracasa en todo el mundo

La aplicación de este modelo de economía de mercado libre y el Estado reducido a su mínima expresión, sólo ha traído menos empleo y más pobreza.

País 28/05/2018 Facundo Piai
Macri-COAAS

chapa_ed_impresa_01

Por: Facundo Piai - Especial para La Nueva Mañana

A fines del año pasado, en una de las visitas del presidente a EEUU en busca de inversiones, Mauricio Macri fue agasajado por el Consejo de las Américas con el más alto honor que otorga ese organismo. Esta fundación, creada por David Rockefeller en 1965, busca como principal objetivo promover el libre comercio. Cuando le hicieron entrega de la Insignia de Oro, los organizadores destacaron el aporte del presidente argentino para el desarrollo de la democracia y su lucha contra el populismo en la región. Este organismo junto a otras fundaciones y think tanks de relevancia internacional, como la Sociedad Mont Pelerin, pretenden diseminar una peculiar doctrina que básicamente tiende a relacionar al libremercado con la democracia y la preservación de los derechos individuales. Básicamente consideran que la libertad económica es una condición sine qua non para la plenitud democrática.

Cuando el poder económico defiende sus intereses tergiversando la noción de democracia
Esta asociación parte del supuesto de que la libertad individual es la esencia del sistema democrático, de modo tal que cualquier condicionamiento al libre albedrío (en la esfera económica, política o social) es un cercenamiento a la democracia misma. Ahora bien, esta asociación libre que hace el poder económico para resguardar sus intereses poco tiene que ver con las definiciones originarias de la democracia. Concepto empleado para designar a un tipo de organización social que proviene de la antigua Atenas y se compone del vocablo “demos” (pueblo) y “kratos” que puede traducirse como poder o gobierno. Lo cual pude entenderse como el poder del pueblo. En el siglo XIX, Abraham Lincoln la definía como “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. De este modo, el elemento distintivo de la democracia es su valor inclusivo que pone el acento en la participación del conjunto de la comunidad en las decisiones importantes. Esta característica la diferencian de otras formas de organización social y administración del poder (de la aristocracia, dictadura o de la monarquía).

En efecto, democracia y libremercado no son sinónimos, ni el neoliberalismo es el orden natural económico de la democracia. De hecho, quienes subordinan la democracia al liberalismo económico (para resguardar los intereses económicos de una minoría) no hacen otra cosa que desvirtuarla. ¿Cómo es posible que un sistema de organización social dependa de un modelo económico que excluye cada vez a más personas de sus beneficios?

La principal justificación que emplean los liberales para defender la libertad de mercado es tan absurda como artificial, puesto que no existe una relación natural entre un sistema de gobierno y el modo de administrar la economía. Sin ir más lejos, en el marco de la dictadura de Pinochet, el principal teórico del neoliberalismo, Friedrich Von Hayek, dijo al diario chileno El Mercurio: “Mi preferencia personal se inclina a una dictadura liberal y no a un gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente”. Es decir, primero está el interés material del poder económico y luego el modo en que se organiza políticamente la sociedad. Así razonan el Consejo de las Américas, la Sociedad Mont Pelerin, Wall Street, los organismos multilaterales de crédito y gran parte de nuestra clase política.

La base sobre la cual se posa este modelo de sociedad es la plena fe en que, en un marco de desregulaciones, el capitalista reinvertiría el capital (por su esencia burguesa) para producir más a menor costo.

¿Por qué el neoliberalismo fracasó?

El otro gran referente del neoliberalismo, Milton Friedman, propone un modelo de organización social mediante una economía de mercado totalmente libre, con un Estado reducido a su mínima expresión. De este modo, “los ciudadanos estarían protegidos contra el Estado por la existencia de un mercado privado; y cada uno protegido contra el otro, por la conservación de la competencia”, sostenía el economista norteamericano. En última instancia, la base sobre la cual se posa este modelo de sociedad es la plena fe en que, en un marco de desregulaciones, el capitalista reinvertiría el capital (por su esencia burguesa) para producir más a menor costo y así poder competir en mejores condiciones frente a otros capitalistas del mundo. El resultado de la reducción del Estado y de los controles sería la libertad económica, y este escenario generaría una economía de competencia perfecta con abundancia de mercancías y de riquezas (en la cabeza de Friedman).

El caso del Reino Unido de la mano de Thatcher

Sin embargo, este modelo no ha conseguido consecuencias dignas de ser mostradas como ejemplo a lo largo de la historia. Por caso, Margaret Thatcher, primera ministra de Reino Unido entre 1979 y 1990, asesorada por Milton Friedman, aplicó un programa fuertemente liberal y privatista. Durante su gestión privatizó, entre otras empresas, British Petroleum, la automotriz Jaguar, British Airways y British Gas, y generó condiciones para posteriores privatizaciones, como ocurrió con el sistema de trenes luego de años de vaciamiento. Los resultados no fueron los esperados. Si bien las empresas que operan en sectores altamente rentables como el petrolero y el minero tuvieron un buen desempeño, al igual que Jaguar por ser una marca fuertemente instalada que produce para una demanda hipersolvente (autos deportivos para ricos), no fueron dinamizados los sectores que necesitaban de grandes inversiones. Es el caso del sistema de trenes que venía golpeado, previo a la irrupción de la Dama de Hierro, y no consiguió brindar un buen servicio una vez privatizado.

Ocurre que la restricción de los controles gubernamentales para dar paso a un mercado autorregulado, política de Estado del thatcherismo y gestiones sucesivas, incentivó el fortalecimiento de la City de Londres como el mayor paraíso fiscal del mundo. “La capital británica es la cabeza de una verdadera telaraña de paraísos financieros extraterritoriales situados en colonias o ex colonias de la Corona”, afirma el diario Clarín. Según investigaciones periodísticas y Tax Justice Network (Red para la Justicia Fiscal), importante ONG de lucha contra los paraísos fiscales, “en la City había 3,2 billones de dólares de depósitos offshore, lo cual equivale al 55% del total mundial” (14/04/2013). 

Larreta-peñña-COAAS
En consecuencia, los indicadores sociales que dejaron las políticas de Thatcher fueron calamitosos. Durante su gobierno los ingleses tuvieron récord de desempleados. En 1985, la tasa de desempleo llegó a superar los diez puntos. Sus políticas agresivas contra el sindicalismo dejaron a una masa de trabajadores desprotegida y relaciones laborales flexibles. Esa precariedad disciplinó a la clase trabajadora inglesa y le permitió a los sucesivos gobiernos ir bajando el número de desempleados de la mano de empleos basura y con un aumento de la tasa de explotación. Actualmente, el desempleo se encuentra en torno a 4%, es decir, por debajo del periodo de la Dama de Hierro, pero muy por arriba al existente durante el Estado de bienestar británico, según AMECO (base de datos macroeconómicos de la Unidad Europea).

Explotación laboral y salarios que no alcanzan

Un informe de la fundación Feeding Britain (Alimentando Gran Bretaña) debatido en el parlamento inglés denunció que cuatro millones de ciudadanos ingleses corren riesgo de pasar hambre y son más de medio millón los niños que viven en hogares donde la comida escasea diariamente. La investigación advierte del atraso de los niveles salariales respecto al encarecimiento de la vivienda, la alimentación y las tarifas de gas y electricidad. Es decir, el auge de las políticas liberales no devino en mejor calidad de vida para los británicos. Todo lo contrario.

Sus políticas agresivas contra el sindicalismo dejaron a una masa de trabajadores desprotegida y relaciones laborales flexibles. Esa precariedad disciplinó a la clase trabajadora inglesa.

Por otro lado, si analizamos los gráficos de los relevamientos del Banco Mundial sobre el crecimiento del PBI global de las últimas décadas vemos que durante el apogeo del neoliberalismo no se observó un incremento importante de la producción mundial de bienes y servicios. Tampoco se percibe un crecimiento sostenido del volumen del comercio mundial que es a lo que apuntaba Friedman. Un informe de la Organización Mundial de Comercio afirma que “el crecimiento mundial del PIB descendió del 2,7% en 2015 al 2,3% en 2016, cifra muy inferior al promedio del 2,8% registrado desde 1980”. El organismo aduce que la desaceleración del comercio mundial se debe a una disminución de la inversión. Analizando los datos duros, vemos que el período neoliberal no consigue superar las tasas de crecimiento de la época dorada de los Estados de Bienestar, cuando el PBI mundial crecía a un ritmo promedio de más de cinco puntos sostenido durante diez años (1960-1970).

La realidad muestra que la economía de mercado libre generó las condiciones propicias para el surgimiento de burbujas especulativas que desvían el dinero de la economía real, transformando a la burguesía en rentistas privilegiados. Las políticas que sugería Milton Friedman de “dejar hacer libremente” para que crezca la competencia privada brindaron los justificativos teóricos para que el capitalismo productivo sea reemplazado por uno financiero. La crisis de empleo global, junto al déficit de los sistemas previsionales de casi todos los países son algunas de las consecuencias de reemplazar burgueses por rentistas improductivos. El modelo económico venerado por Milton Friedman de una economía guiada por “la iniciativa individual y la libertad” ha fracasado. La experiencia de los últimos años no sólo ha sacudido sino directamente destrozado estas creencias ingenuas. En la actualidad, las economías que crecen de manera sostenida lo hacen desde lo que el economista liberal llamaba “planificación centralizada”. China, las dos Coreas, Rusia, los países escandinavos (o nórdicos), hasta inclusive Canadá y Australia, crecen de manera sostenida a raíz de un modelo de desarrollo económico impulsado desde el Estado con diversos grados de control gubernamental. Pero de ninguna manera dejan que sea el mercado quien asigne los recursos de sus economías. Es más, los países occidentales que en algún momento implementaron políticas de libre mercado, hoy toman políticas proteccionistas.  

Edición Impresa

Seguí el desarrollo de esta noticia y otras más,
en la edición impresa de La Nueva Mañana
 
Todos los lunes en tu kiosco ]


Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto
Marcha de la Marihuana (Comunidad Cannábica Córdoba) 2

La Marcha Mundial de la Marihuana vuelve a las calles de Córdoba

Pablo Javier Rodríguez
Córdoba 04/05/2024

“Basta de personas presas por marihuana", reforma de la Ley de Drogas, regulación integral de la planta de cannabis y por una industria equitativa y justa con protagonismo de cultivadores demanda la movilización que concentrará a las 15 en el Parque Las Heras y a las 16:20 partirá para el Paseo Sobremonte.