El cruce Putin-Biden da inicio formal a la Guerra Fría del siglo XXI

Los discursos de los presidentes de Rusia y Estados Unidos del 22 y el 23 de febrero han puesto en claro el inicio de una nueva y previsiblemente muy extensa Guerra Fría.

Ed Impresa 24/02/2023 Flavio Colazo
Biden Putin © NA
La Guerra Fría la sostuvieron los EE.UU. y la URSS desde 1947 hasta 1991. Foto: NA

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Especial para La Nueva Mañana

“Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad… (…viajan de incógnito en autos blindados”)

Hubo un viaje sorpresa de Biden a Kiev para una reunión con Zelenski –el lunes 20-, luego Putin dio su discurso frente a la Duma el martes 21, y finalmente Biden, horas después, desde Varsovia- respondió al presidente ruso. Los tenores de los contenidos de los dos discursos que tuvieron lugar esta semana nos llevaron hasta los tiempos más recalcitrantes de la Guerra Fría que sostuvieron los EE.UU. y la URSS desde 1947 hasta 1991, y los anuncios y mensajes –de uno y otro lado- claramente han comunicado el  inicio de una nueva confrontación del tipo de la vivida en el siglo XX.

Roma no paga traidores…

…y pareciera que la Rusia de Putin tampoco. Pocas veces ha podido verse el alcance de esta expresión popular -del mundo antiguo- como el martes 22 en la Asamblea Federal Rusa. Para sorpresa de quienes desde Occidente pensaban que Putin estaba perjudicado y atormentado por el embargo a ciudadanos rusos radicados en diversos países de la OTAN o la UE, el presidente ruso -y la concurrida asistencia presente- se rieron a carcajadas de los oligarcas rusos radicados en el extranjero que han sido expropiados de sus bienes y a quienes les han cancelado sus cuentas bancarias. Putin envió a los oligarcas un mensaje: eso les pasa por hacerse ricos en -y con- Rusia y luego llevarse sus dineros afuera; y por comprar bienes y propiedades lujosas fuera de la Madre Patria. 

“Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz…” (gajos de discursos) 

Putin –además de reírse de los oligarcas rusos- señaló que, en primer término, Rusia suspendió su participación en el tratado desarme (New Start). En materia de armamento nuclear “haremos lo que nos dé la gana”, expresó. Lo cual implica que no solo no permitirá ningún tipo de revisión sobre su arsenal nuclear sino que, además, Rusia iniciará pruebas atómicas reales (hasta ahora eran solo simulacros). Luego declaró que cuanto más armamento le sea suministrado por Occidente a Ucrania, más territorio ucraniano ocupará y anexionará Rusia. El tercer llamado de atención a occidente por parte de Putin fue: “Rusia es invencible en el campo de batalla”; recordando los trágicos finales de Napoleón Bonaparte y Adolf Hitler, entre otros. Luego, por último, presentó a Rusia como reserva de los valores sociales más conservadores, destacando la importancia de la familia heterosexual, de la religión y del patriotismo. Por su lado Biden, desde Varsovia, expresó un discurso (en cual no hubo referencia a los Ovnis -derribados en su territorio recientemente-, ni a las sospechas de su responsabilidad en el sabotaje al gasoducto Nord Stream  -sin autorización del parlamento-) en el cual remarcó varios puntos centrales, entre ellos que “de ningún modo Ucrania será una victoria para Rusia”; que el  mundo civilizado no soporta a las “autocracias” (expresión que pareciera venir en reemplazo de “comunismo”), y que Putin es un “autócrata” (habría que preguntarse qué son para Biden ciertos mandatarios de la península arábiga muy amigos de los EE.UU.). También acusó al ejército ruso de cometer crímenes de lesa humanidad y aberraciones extremas (del tipo de las que el ejército de EE.UU. –según se han visto en incontables imágenes- acostumbra llevar adelante). Biden señaló al mismo tiempo que la OTAN está más fuerte y unida que nunca, y que piensa anexar a Finlandia próximamente (nada dijo del abandono a su suerte de estos “amigos” de EE.UU. en Afganistán hace un par de años). Luego hizo hincapié en los valores “democráticos” de “Occidente” y en el eterno socorro que darán los EE.UU. a las democracias -que su paladar acepte-. 

El fin de una época (¿Qué hay de nuevo, viejo?)

Cueste aceptarlo o no, los acontecimientos discursivos y diplomáticos de esta semana (y los que están en pleno curso) marcan el final de una época y han dado inicio a una nueva: la de otra  Guerra fría. Lo que está por finalizar es el Estado de bienestar -de las sociedades y pueblos que lo disfrutan- y las economías florecientes basadas en un alto consumo (o consumismo). La caída de una simbólica nueva cortina de hierro -prevista para cerrar el libre comercio de materias primas y productos industriales de entre uno y otro bando- no solo ralentizará los procesos expansivos, sino que aparejará una fuerte contracción que afectará el poder adquisitivo de la mayoría de los ciudadanos del mundo.

“Una plataforma donde edificar… (…un hermoso futuro de amor y paz”)

En este escenario, cerrar el tema Ucrania hoy parece más prioritario que ayer, pero para contar los posibles negociadores para alcanzar un acuerdo en -y sobre- Ucrania sobran los dedos de una mano. Hoy China arranca con ventaja, porque Rusia no le puede negar el favor de la paz a una China que ha expresado –pese a todo- que su amistad con Rusia es “sólida como una roca”, y que necesita imperiosamente de la paz para continuar negociando con Europa. Otro candidato es Turquía (experta en buscar siempre la sombra más fresca) y por último estaría el Vaticano- esto es así merced al buen vínculo existente entre Francisco y Biden-. Fuera de allí, nada ¿La ONU? Bien, gracias. Esta institución pareciera haber perdido por completo su razón de ser; su inutilidad en los escenarios más trascendentes hace que parezca mera utilería. Más aún en cuanto no consigue mostrar un atisbo de respuesta a las urgencias que -en tres temas centrales- surgirán inmediatamente como consecuencia de esta Guerra fría.

Comida, energía y tecnología

Estos tres ítems son los que roban –en primera instancia- todas las miradas en el desenfreno de las acciones iniciadas por los mandamases del mundo a inicios de la semana. En el tema alimentario la problemática escapa al mero abastecimiento de granos y carnes, sino que alcanza a suministros tales como, por ejemplo, los fertilizantes como la potasa, el nitrógeno y el fosfato -ya Holanda debió liberar a un barco sancionado con potasa para África-. En lo referente a la energía, Putin ha dicho que el petróleo será para “oriente” (esto es porque ha conseguido “puentear” las sanciones de “Occidente”). En tecnología la principal crisis estará presente en el universo de los semiconductores, cuyos precios se incrementarán –casi inmediatamente-hasta un 35%. Dentro de este panorama la administración de los recursos con que cuentan Argentina y la Región será fundamental para determinar si se logra aprovechar una posible ventana de oportunidad o si se abrirán a partir del próximo año -otra vez- las puertas y ventanas para el saqueo y la expoliación de estos recursos a manos extranjeras.

   

  

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