Recibió 32 puñaladas de su exnovio y ahora se casa con el hombre que le salvó la vida

Melissa Dohme, de Florida, tenía 20 años cuando su exnovio la dejó al borde de la muerte. Contra todo pronóstico sobrevivió. Encontró el amor en un lugar inesperado.

Mundo 18/01/2017
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“Antes del ataque yo era una estudiante universitaria que trabajaba a tiempo completo en la recepción de un hospital local. Mi sueño era convertirme en enfermera.

Estaba saliendo con Robert Burton, a quien había conocido en la secundaria. Hablábamos todo el tiempo. Era encantador y divertido, parecía un gigante bonachón. Pero su comportamiento cambió cuando comencé a postular a universidades. Se puso muy celoso. Me menospreciaba y no quería que tuviera éxito. Mentía y si lo increpaba, explotaba. Traté de terminar con él, pero me dijo que, como su novia, yo debía ayudarlo en vez de abandonarlo. Amenazó con suicidarse si lo dejaba”, relata Melissa Dohme.

Melissa dice que Robert era divertido y amable cuando se conocieron.

El maltrato se convirtió en abuso físico. “Un día, en octubre de 2011, yo lo llevé a su casa, ya que él había estado bebiendo”, contó.

De repente, se enfureció porque, según dijo, yo había cerrado la puerta de la casa antes de que él hubiera terminado de hablar, y empezó a golpearme.

Pude huir para llamar a la policía, que llegó y lo arrestó. Fue acusado de violencia doméstica y condenado a 10 horas de cárcel. Pensé que finalmente me había librado de él.

Durante los siguientes meses, me dejó en paz. Supe a través de las redes sociales que tenía otra novia, así que pensé que me había olvidado.

Pero el 24 de enero de 2012, me llamó a las 2 de la madrugada. Me dijo que había ido a la corte esa mañana, por el cargo de violencia doméstica, que necesitaba cerrar nuestra terrible relación y que solo quería un abrazo. Si lo veía una vez más, me dejaría tranquila para siempre.

No seguí mi intuición, que me decía que algo estaba mal. Ese fue el mayor error que cometí. Cogí mi gas pimienta y mi celular, pensando que con eso podría protegerme si lo necesitaba.

Apenas llegué, extendió los brazos para abrazarme, pero tenía una navaja en la mano. La abrió y comenzó a apuñalarme una y otra vez.

Estaba perdiendo el conocimiento cuando un policía me apuntó una linterna a la cara. Sentí un impulso de vida volver a mí y pude decir mi nombre y quién me había atacado. Hablaba de manera muy torpe porque había tenido un accidente cerebrovascular, a causa de la pérdida de sangre.

Luego supe, por los cirujanos de trauma, que tuvieron que resucitarme varias veces.

Tenía el cráneo y la mandíbula rotos. Mi cabeza y mi nariz estaban fracturadas. Robert había cortado mi nervio facial, así que el lado derecho de mi cara estaba paralizado.Me transfundieron 12 unidades de sangre. Fue un milagro sobrevivir. De las 32 puñaladas que recibió, 19 se ubicaban en la cabeza y el cuello.

Mi familia me dijo que Robert había sido arrestado. Me sentí aliviada.

La recuperación fue larga. De las 32 puñaladas, 19 estaban en mi cabeza, cuello y cara así que no parecía yo. Me faltaban dientes. Me habían afeitado la cabeza por las heridas que tenían que coser.

El amor después de la tragedia

En octubre de 2012 conocí al equipo de servicios de emergencia que me salvó la vida. Uno de los bomberos, Cameron, nos invitó a mi mamá y a mí a cenar a la estación donde trabajaba.

Estaba muy emocionada. Me dio su número y me dijo: "Sabes que estamos aquí para ti", pero pensé que tal vez sólo estaba siendo amable.

Después no podía dejar de pensar en él. Sabía que sentía algo por él, pero me preguntaba: "¿Me siento así porque fue uno de los bomberos que me ayudó?".

Tuvimos varias citas, una barbacoa -nos encanta la barbacoa en el sur de Florida- y fuimos a un campo de tiro. Cameron me enseñó cómo mejorar mi puntería y ahora tengo un permiso para portar armas.

Cameron me acompañó en agosto de 2013 cuando fui a la corte a enfrentar al hombre que había intentado matarme.

Lo sentenciaron a cadena perpetua sin libertad condicional. Yo estaba aliviada y agradecida. Al salir, sentía que había recuperado mi vida. Cameron y yo seguimos saliendo.

Yo estaba lista en el campo, pero no tenía bola de béisbol. Cameron se acercó para darme una. La pelotita llevaba escritas las palabras: "¿quieres casarte conmigo?"

Todas las personas involucradas en el rescate de Melissa irán a su boda con Cameron. Fue el momento más sorprendente de mi vida. Luego se arrodilló y me pidió que me casara con él. Por supuesto que dije que sí.

Me dio un hermoso anillo de diamantes y nos vamos a casar en unas semanas. Todas las personas que me salvaron, desde el primer oficial de policía en la escena hasta el último cirujano, irán a la boda.

Hoy me siento muy bendecida por estar aquí. Sé que el ataque fue solo un día y nunca definirá quién soy en la vida.

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