La historia de una foto que se convirtió en símbolo de la resistencia
La imagen capturada por Adriana Lestido en los oscuros años de la dictadura recorrió el mundo, pero durante mucho tiempo nadie supo quiénes eran las protagonistas.
Algunas imágenes se convierten en símbolos de una época, de una lucha, del horror y a la vez de la esperanza. Eso fue lo que sucedió con la foto que hace ya casi 36 años tomó la fotógrafa Adriana Lestido de una madre con su hija en brazos, reclamando con la angustia en sus rostros y los puños apretados.
Curiosamente, hasta hace poco tiempo casi nadie sabía la verdadera historia de esa foto: dónde fue tomada, cuándo y, sobre todo, quiénes eran esa madre y esa hija que allí aparecían.
Sin embargo, hace dos años una producción publicada por el diario Perfil dio cuenta de esos detalles acerca de los cuales millones de personas se preguntaron durante tanto tiempo.
Allí se cuenta que la imagen fue captada el 25 de noviembre de 1982 en la Plaza Alsina, en Avellaneda. Blanca Freitas, que tenía por aquel entonces 23 años, fue junto a su hija, Mariela Pérez, de cuatro, a reclamar por un familiar, Avelino Freitas, hermano de Blanca, tío de Mariela y que llevaba ya más de seis años desaparecido.
La fotógrafa también vivía en carne propia el terror de la dictadura cívico militar, ya que su pareja, Guillermo Moralli, había desaparecido en 1978.
Adriana jamás volvió a ver a esa madre y esa hija. Pasó décadas buscándolas. Recién en 2013, 31 años después, conoció a Blanca. Pero no a la niña Mariela. Hasta que en marzo de 2016, para una nota publicada en Escritura Crónica, todas se reunieron por primera vez y Adriana volvió a fotografiarlas 34 años después. Allí entrevistadas fueron entrevistadas por la periodista Agustina Grasso.
"En 2008 hice una retrospectiva de mi trabajo y quería resignificarlo. Entender lo que había estado mirando. Enlacé distintas series y ahí me di cuenta de que la foto de ustedes es la imagen fundante del trabajo que hice los siguientes cuarenta años. Es la fuerza de una madre, la hija, y el hombre ausente. Eso está a lo largo de toda mi carrera", dice Lestido en la entrevista.
Y concluye: "Es una imagen que siempre amé. Fue creciendo con el tiempo y tomó vida propia. Y eso me encanta. La gente conoce la foto y no sabe quién la sacó. Se identifica con algo propio. El autor se corre y la imagen cobra vida más allá de él y de ustedes mismas".
Aquí reproducimos un extracto de aquella nota que reunió a las tres mujeres.
—¿Qué recuerdan del día de la foto?
Blanca: La convocatoria había sido en Plaza Alsina, en Avellaneda, pero no me acuerdo por qué.
M: Con mis primas siempre hablamos y nos acordamos. Tengo recuerdos fugaces de que armábamos pañuelitos antes de salir a las marchas. De esa tarde tengo la imagen de mucha gente… Tal vez no era mucha, pero cuando uno es chico lo recuerda así. No entendía bien el concepto de justicia, pero sí que estábamos buscando a mi tío. El gesto de la foto lo hice porque viste que los chicos copian todo de los padres y yo la veía a mi mamá tan angustiada, concentrada en el reclamo, que yo tenía que hacer lo mismo, pensaba. “Con vida los llevaron, con vida los queremos”. Me acuerdo de ese canto. ¿Puede ser que uno se acuerde de eso desde los 3 años?
A: Años después de la foto, Adela, una madre que sale en la foto en segundo plano, me explicó que en realidad la nena lloraba porque pedía un pañuelo. Ese día, todos los fotógrafos –porque había muchos– le sacaban foto a la nena con el pañuelito llorando y a mí me dio pudor levantar la cámara y no las fotografié. Empezó el acto y yo me quedé al lado de ustedes. Y en medio del acto, cuando se hacían los cantos, ahí tomé la foto.
M: Más que situaciones puntuales de querer upa, querer un pañuelo. Yo era consciente de que la situación era angustiante, no era una fiesta. A pesar de mi corta edad, era consciente de lo que pasaba.
El otro mueble de la sala es un aparador repleto de fotos. Entre ellas, en un portarretratos de plástico transparente, de esos que venían de regalo con el revelado, hay una pequeña foto en blanco y negro. Es Madre e hija, de Adriana Lestido, la foto que las une a todas.
—¿Cuándo vieron la foto por primera vez?
B: En los diarios, cuando salió, y después en el libro Con vida los llevaron, de Chacho Vázquez, porque está en la tapa.
M: Me acuerdo de que cuando yo iba a la secundaria, en una clase sobre la dictadura, nos muestran la foto. Al final de la clase, le digo al profesor que yo tengo un tío desaparecido y que la nena que está en brazos soy yo con mi mamá. Y el profesor se ríe, creo que no me creyó.
—Adriana, ¿alguna vez trataste de contactarlas?
A: Siempre fue complicada la conexión con ustedes. Años las busqué. Lo que pasa es que como la madre de Plaza de Mayo es la otra Blanca que no está en la foto y ustedes (por Blanca y Mariela) no iban a todas las marchas, nadie sabía decirme quiénes eran. Una vez, la ministra de Cultura de Santa Fe, la Chiqui González, amorosa, me comenta que alguien le había dicho que ustedes estaban viviendo en Madrid. Entonces cuando hice una muestra en Madrid, usé la foto como difusión y pensé que ahí me iban a contactar. Y un año después, cuando presenté el libro Lo que se ve (en 2013), conocí a una chica que me dijo que las conocía. Y ahí fue que arregló el encuentro en esta casa. Pero no estaba Mariela.
B: Yo me enteré en ese momento de que ella era la fotógrafa, cuando esta amiga me la presenta. Viene un día a casa y me dice que tenía una sorpresa. Entonces aparece Adriana.
A: El año pasado, esa foto la doné al museo de Bellas Artes.
Adriana cuenta que ella “jamás había sacado fotos”. Hasta que –un año después de la desaparición de su pareja, Willy- empezó a estudiar fotografía. Así se convirtió en una de las fotógrafas documentales más influyentes de las últimas décadas. Fue la primera fotógrafa argentina en recibir la prestigiosa beca Guggenheim. Ganó premios y subsidios como el Hasselblad (Suecia), el Mother Jones (Estados Unidos) y el Konex. En 2010 fue nombrada Personalidad Destacada de la Cultura. Y su obra integra las colecciones de museos de la Argentina, Estados Unidos, Venezuela, Francia y Suecia. Luego de mucho tiempo, llegó a la siguiente reflexión: "la fotografía es el medio de la luz, quizás entró con tanta intensidad en mi vida como una manera de contrarrestar tanta oscuridad".
Fuente: Infonews
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