"Los policías parecían ladrones", declararon los amigos de Lucas González
En la continuidad del juicio por el crimen del joven, este martes testimoniaron los amigos que se encontraban con él al momento del hecho.
Los tres amigos que viajaban con Lucas González, el joven de 17 años asesinado en noviembre del 2021 por agentes de la Policía de la Ciudad cuando salía de entrenar en el barrio porteño de Barracas, coincidieron este martes en declarar el juicio oral por el crimen que los policías que les dispararon parecían ladrones y que, tras el hecho, fueron discriminados por los efectivos de la fuerza porteña que los insultaban diciéndoles "negros” y “villeros de mierda”.
El testimonio de las tres víctimas de la balacera policial se registró por la tarde, en la segunda audiencia del juicio oral que tiene a su cargo el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25, luego de las declaraciones de Cintia López y de Mario "Peca" González, los padres del adolescente asesinado.
Los futbolistas Julián Salas (19), Joaquín Zuñiga (19) y Niven Huanca (18) dieron su versión de los hechos ante los jueces Ana Dieta de Herrero, Daniel Navarro y Marcelo Bartumeu Romero en el salón Auditorium de los tribunales federales de Retiro.
Ante la atenta mirada de los 14 efectivos de la Policía de la Ciudad imputados, Salas, Zuñiga y Huanca señalaron que ese día acababan de salir, junto a Lucas, de un entrenamiento en Barracas Central y que intentaron dirigirse a sus respectivas casas a bordo del Volkswagen Suran del padre de Julián.
En ese contexto, explicaron que se detuvieron en un quiosco cercano al predio del club para comprar dos bebidas y luego continuaron su marcha hasta que un auto sin patente comenzó a “encerrarlos”.
“Veo de mi derecha que un vehículo nos empieza a encerrar, por lo que le toqué bocina porque pensé que estaba distraído. Me terminó de encerrar y uno se baja del lado del conductor con un arma, por lo que yo pienso que me iban a robar. En ese momento, empieza a disparar sin sentido. Yo volanteo y me subo a un cordón. Me nublé, no sé cuántos fueron los tiros ni qué pasó”, contó Salas, quien conducía el Volkswagen Suran atacado por los policías y que llegó al estrado vestido con un sweater negro.
En ese sentido, los tres jóvenes coincidieron que “dos personas se bajaron del auto para disparar”, que “nunca se identificaron como policías”, “no vestían uniformes” ni utilizaron sirenas o balizas para anunciarse.
“Estaban todos vestidos de negro y pensé que eran chorros”, explicó Joaquín, que declaró con un portarretratos de marco rojo con una foto de Lucas, mientras que Niven indicó: “Quedé en shock. Escuché los disparos y sentí el volantazo de Julián. El auto baja la velocidad, salí del auto con Joaquín. Me adelanté más que él y seguí corriendo porque pensé que los ladrones nos iban a matar a todos”.
Al respecto, Niven detalló: “Ya había sufrido robos en Buenos Aires y esto fue lo mismo. Yo estaba atrás de Lucas. Yo vi al auto cruzarse, se bajaron dos personas: el de atrás del conductor y el copiloto. Después cerré los ojos… Escuché seis disparos”.
Por otro lado, los jóvenes hicieron referencia a los maltratos que sufrieron por parte de los agentes policiales que detuvieron ese día a Julián y a Joaquín, a quienes acusaban de ser delincuentes.
“Nos pusieron contra el piso y nos esposaron. Nos empezaron a decir que éramos unos negros de mierda, unos villeritos, y que a personas como nosotros nos tenían que dar un tiro en la cabeza como se lo dieron a mi amigo”, revivió conmovido Julián, quien llevó la remera negra que utilizó ese día y manifestó que uno de los policías se la rompió durante la detención.
Por su parte, Joaquín reconoció por su aspecto físico durante la audiencia a uno de los agentes que lo insultó en dicho procedimiento y lo acusó de haberle dicho “¿Así que sos de Varela, pedazo de villero? Mirá cómo mataste a tu amigo”.
“Es el muchacho que está ahí atrás. Tiene un sweater rojo. Le vi la cara porque se me acercó. Le vi un tatuaje en algún momento. Estaba vestido de bordo y negro. Cuando me trató mal, yo estaba boca abajo y me empezó a gritar a la cara”, indicó el joven en referencia al imputado Sebastián Jorge Baidón (28), quien en su momento era oficial de la Comisaría Vecinal 4D
A continuación, Zuñiga agregó: “Nunca me leyeron mis derechos. Solo nos decían que éramos ladrones. Les quería mostrar los estados de WhatsApp. Ahí había subido unas fotos después del entrenamiento. Les quería explicar que no era un ladrón, que era un futbolista. Me pusieron las esposas muy fuertes y me tuvieron ahí un montón de tiempo”.
Luego, Joaquín y Julián fueron trasladados junto a Niven al Instituto de Menores Inchausti, donde permanecieron la noche.
Fuente: Télam
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