Ed Impresa Vanina Boco 03/03/2023

Nacimiento del río Mina Clavero: una de las cascadas más altas de Córdoba

Con más de 100 metros de altura, la cascada es una de las joyas de las Altas Cumbres que vale la pena conocer. Un paseo para hacer en un día y sorprenderse con el paisaje.

Poco antes llegar a Mina Clavero, hay un parador que invita a descubrir una cascada impresionante. - Fotos: Vanina Boco

  

Especial para La Nueva Mañana

La inmensidad de la Pampa de Achala guarda muchos secretos. Lugares impensados que la magnitud de ese paisaje no deja ver, no deja atravesar. Siempre pienso eso cuando transito por la ruta de las Altas Cumbres: ¿qué habrá detrás de ese cordón montañoso? ¿Cómo se originaron esas formas en las piedras? ¿Dónde nacen esas cascadas?

Pero esta zona importante para la hidrografía cordobesa devela alguno de sus misterios como el caso del imponente nacimiento del río Mina Clavero que se puede visitar y admirar.

La cascada más alta

Sobre la ruta N° 34, que va hacia el valle de Traslasierra y 30 kilómetros antes de llegar a la ciudad de Mina Clavero, hay un parador serrano que invita a descubrir una de las cascadas más impresionantes de la provincia.
Con carteles verdes se anuncia el “Nacimiento del río Mina Clavero”, hay que estar atentos porque hay muchos paradores sobre esta ruta. 

Allí hay una proveeduría, restaurante, tienda con artículos regionales donde se puede comprar algún souvenir o comer algo, y a un costado está el ingreso tarifado al sendero de la cascada.

Hay dos opciones: una llegar hasta el mirador donde se puede ver la caída de agua desde arriba y otra permite bajar a la base. La primera tiene un costo menor ($ 250 en febrero de este año) y también es de menor duración e intensidad. Tomé esta opción porque llegué cerca del mediodía y conviene ir temprano para hacer el recorrido más largo, que no dudo será hermoso, pero esta vez quedará para la próxima.

Belleza en 360 grados

Para llegar al mirador hay que caminar media hora aproximadamente, pero yo lo hice en dos etapas porque decidí bajar a un tramo del río para recorrerlo y quedarme a almorzar. Las aguas cristalinas y frías forman ollas y pequeñas cascadas en este sector, todo rodeado de los paredones rocosos de las Altas Cumbres. Inmensidad en 360 grados. 

Efectivamente, la belleza natural desborda hacia todos lados: hay cóndores y águilas moras sobrevolando la zona, también algunos árboles de tabaquillos (el emblema de la Pampa de Achala) y formaciones diversas como una pequeña ventana abierta en la roca que enmarca el paisaje y crea una bella postal. Un alero natural me sirvió de resguardo del sol para hacer un picnic, detenerme a admirar el lugar y refrescarme para luego continuar con la caminata.

Estos oasis que tiene la zona más alta de la provincia abundan y, muchas veces, se ingresa por paradores o viviendas de lugareños que cobran alguna entrada para adentrarse y descubrir estos tesoros. 

Rumbo al mirador

El sendero tiene subidas y bajadas, no muy pronunciadas, y es bastante estable y delimitado para poder hacer la caminata de manera autoguiada y sencilla. Pero la cascada no se ve hasta el final del recorrido.

El mirador tiene dos partes, una más baja y otra más alta, pero permite ver la cascada desde cualquier ángulo. Son 102 metros de altura por los que cae un delgado hilo de agua, al principio, y que luego se va ensanchando. Incluso, en la mitad aproximadamente, la piedra forma una especie de olla donde el agua se acumula y pareciera una pileta. Después continúa su curso por los resquicios de las piedras hasta perderse en una curva.

Hasta ahí llega la vista, pero la cascada sigue majestuosa abriéndose paso hasta la base, donde se accede haciendo el otro recorrido que dura unas tres horas y media. Sin dudas, queda entre mis pendientes conocer esa parte del lugar.

Vale la pena quedarse un rato a admirar tanta belleza y magnitud, tomar unos mates y respirar el aire serrano que renueva todas las energías.

El camino de regreso se hace a paso lento pero con la alegría de haber podido descubrir un pedacito más de la inmensidad de la Pampa de Achala, de haberle develado uno de sus secretos para atesorarlo. 

  

 


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