El peronismo provincial, encerrado cada vez más en el cordobesismo

Por considerarse externos al Frente de Todos, se aíslan de la discusión nacional y no opinan sobre la llegada de Batakis. Una semana compleja y clave a nivel nacional.

Hacemos por Córdoba se define en la vereda de enfrente al Frente de Todos, y se esmera en que la gente “no se confunda” y los “meta en la misma bolsa” a ambas vertientes del peronismo.

  

 

“Somos la fuerza contraria al gobierno nacional, no somos parte del mismo espacio político”. Aunque aclaratoria, la frase elegida por el vicegobernador Manuel Calvo para justificar el silencio cordobesista ante la llegada de Silvina Batakis resulta una contundente toma de postura ante el presente político del país. 

Hacemos por Córdoba se define en la vereda de enfrente al Frente de Todos, y se esmera en que la gente “no se confunda” y los “meta en la misma bolsa” a ambas vertientes del peronismo, como intenta hacerlo cada vez que puede la oposición.  

Pero incluso desde las reglas básicas de la política, el peronismo cordobés se corre hasta de la posición de los opositores más “de centro”, como Gerardo Morales, Horacio Rodríguez Larreta o Facundo Manes, que aprovecharon las horas del recambio ministerial del fin de semana para posicionarse públicamente desde el plano de la “institucionalidad” y la “responsabilidad”. El “sueño con ser parte de la solución” del alcalde porteño, quizás sea lo que mejor resume esa posición, que Scharetti parece haber desaprovechado. 

Un finde en Argentina, no lo entenderías 

Desde la renuncia de Martín Guzmán, el sábado por la tarde, el clima institucional del país fue transitando diferentes climas que parecen marcar un antes y un después para el peronismo. Una vez más, un antes y un después para el Frente de Todos. 

La designación de la ex ministra bonaerense dejó heridos por todas partes. En la mirada de la ciudadanía que siguió el nuevo capítulo de la novela desde la radio, la televisión, las redes, los gabinetes armados en cadenas de WhatsApp y los portales informativos, el más expuesto es Sergio Massa, que parece haberse quedado sin margen después de que, una vez más el poder se haya concentrado en el extraño y entrecortado diálogo entre el Presidente y la vice.

Pero también hubo enojo entre los gobernadores. Durante las casi 30 horas en las que el país vivió una virtual parálisis institucional, cada uno de los mandatarios provinciales esperaban una comunicación desde Olivos. A modo de consulta, de información o para establecer una agenda de trabajo. Nadie había llamado hasta que un gesto casi instintivo del renacido Jefe de Gabinete Juan Manzur impuso una ronda de consultas rápida minutos antes de tomar la decisión. Entrada la oscuridad del domingo, difícil era imagina que alguno de los jefes provinciales del peronismo oficialista pudiese oponerse a la decisión.

La foto del norte grande del martes, en la que también estuvo Gerardo Morales, el radical que gobierna Jujuy y quiere ser Presidente, intentó llevar algo de calma, esa sensación que por estas horas no se expresa ni en los mercados, ni en los climas laborales, ni la calle, ni en las mesas familiares. 

Ese cometido con el que llegaron los ministros “más pesados del gabinete nacional” se logró a medias. En el encuentro en Formosa las expresiones de beneplácito y los elogios a la nueva ministra homogeneizaron las declaraciones públicas, pero hacia adentro no se pudo ocultar la preocupación sobre algunos temas de cuya resolución en el mediano plazo puede llegar a depender la estadía de Batakis en el gabinete: la inflación, la falta de gasoil y, el más político, el manejo de la situación social en cada uno de sus territorios que sólo se logrará con una mejor administración del dinero. Es decir, con el manejo de los fondos que se destinan a planes sociales.  

Córdoba, con su toque diferente

En medio de toda esa historia, el gobierno provincial elige marcar la diferencia y concentrarse en la gestión. Con Schiaretti aislado tras un covid positivo en Estados Unidos, Manuel Calvo recorrió obras, firmó convenios y cortó cintas. Festejos por el día de Córdoba mediantes, Martín Llaryora continúo con su agenda que hasta incluyo gala de entrega de los premios Jerónimo en el coquetísimo Teatro del Libertador. También hubo lugar para los movimientos  que lo proyectan ya no sólo como gobernador sino como estadista de referencia nacional, como lo fue su participación en el Congreso Nacional de Participación Ciudadana y Descentralización.

Allí, Llaryora anticipó el acto constitutivo de la Región Metropolitana que finalmente se hizo efectivo ayer, y renovó credo schiarettista con un llamado al federalismo que parece ser el tema central que desvela a la política cordobesa que, en palabras del intendente, piensa que “Argentina progresará federal o no crecerá nunca más”.
“Esperamos que el país tenga previsibilidad de la misma forma que trabajamos en Córdoba, buscar la mayor previsibilidad para que nuestra patria puede salir de la situación económica en la que está, y los cordobeses y los argentinos estemos mejor”, soltó Calvo en formato de expectativa el miércoles por la mañana. 

“Es un momento crítico para Argentina y es cuando más templanza y racionalidad hay que poner porque a la irracionalidad y a esta pelea sin fin en esta interna del Gobierno no hay que verla en sus consecuencias internas, sino en la irresponsabilidad de sus consecuencias externas y en esto tienen que ver tanto Alberto Fernández como Cristina Kirchner”, había analizado Carlos Gutiérrez en una nota del diario Puntal en el que se exponía una primera lectura sobre lo acontecido en el fin de semana de locura y renuncias en la Quinta de Olivos. 

En ese sentido, y en su rol de jefe de bloque del cordobesismo en la Cámara Baja, Gutierrez viene siendo uno de los más abiertamente críticos con el gobierno nacional, sobre todo en materia económica. “El rol de quienes aspiramos a un país normal y serio es hacer votos y ser serios y no pretender montarse sobre esta situación y tener una mirada de esperanza de que se logre sortear esta situación de crisis terminal”, consideró en la misma nota. 

Hay quienes aseguran que para saber lo que piensa Schiaretti hay que escuchar al riocuartense en sus exposiciones públicas, sobre todo en el recinto legislativo. El gobernador no viene hablando poco, pero todos sus conceptos se fortalecen con el accionar de sus referentes en el Congreso que marcan el rumbo de la agenda que intentarán exigirle a la hoja de ruta de la Batakis. Esta semana celebraron la iniciativa que dio media sanción y que promueve inversiones en la industria automotriz y declara estratégico al sector autopartista. A la espera están algunos temas relacionados con la producción, y los temas más urticantes en la relación entre los peronismos en pugna: retenciones, biocombustibles y reparto de subsidios. 

Por el momento, en el Panal hay cautela, pero no hay confianza. Ni siquiera el conocimiento y la relación con Batakis con las administraciones locales, era Secretaria de Provincias del Ministerio del Interior, alcanza para conformar a un peronismo provincial que pide “un plan económico” pero que exige un rumbo que el gobierno nacional no está dispuesto a tomar. A partir de ahí, el castillo se desgrana.

El próximo jueves, se conocerán los números de inflación de junio, los últimos que se le pueden machacar a la gestión Guzmán. Para entonces, Schiaretti se habrá recuperado del covid y estará de nuevo al mando de la provincia. Por estas horas, hay una gran expectativa respecto a lo que puede llegar a suceder con los precios en los días por venir, todo el mundo calcula el índice de inflación de julio, que puede ser el que termine impulsando las medidas definitivas que, hacia adentro, perfilarán la gestión Batakis. 

Hoy por la tarde, la vicepresidenta volverá a encabezar un acto público en El Calafate. A esta altura de la historia, ya nadie sabe qué podrá pasar después. 

 

 


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