Especial desde Buenos Aires

Un partido raro, curioso, cambiante y que como toda película de suspenso y emoción, tuvo pasajes de sufrimiento para luego desatar la fiesta total y disfrutarlo más. Argentina superó 3 a 0 a Uruguay por Eliminatorias Sudamericanas y quedó muy cerca del boleto al Mundial de Qatar 2022, para el delirio de sus hinchas que colmaron quizás más de un 50 por ciento de aforo permitido en el Monumental, para refrendar el cariño y el nuevo ambiente de la Selección que se vive como una excursión al campo.

En ese contexto, hay tres consolidaciones: el arquero Emiliano Martínez, tapando pelotas claves; De Paul como armador y marcador y el “Cuti” Romero como líder defensivo. Y de a poco, el otro cordobés, Nahuel Molina, casi en silencio, acomoda su juego al ritmo del equipo y se posiciona.

Y eso que pasó mal rato: en los primeros 25 minutos fue Uruguay quien tuvo las más claras, no menos de cuatro chances de gol, dos en los pies de Luis Suárez y otra de De La Cruz, bien conjuradas por Martínez, quien se ganó el aplauso unánime del estadio. Hay que sumarle también un remate en el palo del “pistolero”, es decir a la pelota la manejaba Argentina pero las jugadas netas eran de la visita. De contra De Paul habilitó a Gio Lo Celso, aunque al eludir al arquero no se animó a definir de derecha, y al reamarse la defensa, su remate pegó en el travesaño y salió.

Uruguay había tenido su momento, con tres centrales de fuste como Godín, Coates y Araujo no le dio espacios a Argentina, Messi lucía contenido y de esa forma neutralizó al equipo de Scaloni. Hasta que llegó la apertura del marcador: pase de Messi para un Nicolás González que fue partícipe necesario, al no conectar la pelota confundió a Muslera y adentro. Con el partido abierto, en esa misma etapa llegó la ampliación del marcador de la mano de un descomunal Rodrigo De Paul entrando desde atrás y definiendo, y luego Lautaro Martínez tuvo una más clara para liquidarlo.

Pero la revancha para el delantero de Inter llegó en el complemento, en un partido donde fue bien contenido, pudo desahogarse luego de un centro de Molina, más conectado con el equipo.

El público disfrutó del partido, gritó “olé, olé” por momentos, le tiró caricias a De Paul, al “Dibu”, ni hablar de Messi y después pidió el ingreso de Di María, quien falló un mano a mano ante Muslera que hubiera desatado la locura total. Y le gritaron “ponelo a Suárez” a modo de sorna, aunque a decir verdad, el delantero de Atlético de Madrid fue una pesadilla en la primera etapa.

La estación Qatar 2022 está cada vez más firme, se palpita en el horizonte, y comuniones como la de anoche ante Uruguay, con el público de protagonista y un Messi modo de director de orquesta, imposible es no ilusionarse.