Opinión Diego Ariel Zapata* 27/07/2020

“La nueva normalidad será peligrosa y agresiva desde el abuso de poder"

El racismo y la segregación aparecen en la exhibición de actos cada vez más presentes, degradando la cultura con el disimulo que lo enmascara, y sin el desparpajo que caracteriza a estos fenómenos.

"Lo que el sujeto trata de matar es el malestar experimentado en lo más íntimo de su ser". - Foto: NA.

El racismo y la segregación aparecen en la exhibición de actos cada vez más presentes, degradando la cultura con el disimulo que lo enmascara, y sin el desparpajo que caracteriza a estos fenómenos. Lo que el sujeto trata de matar es el malestar experimentado en lo más íntimo de su ser, y que es vivido corporalmente como la tierra extranjera donde lo “éxtimo” ese componente que siente como hostil y se expulsa al mundo exterior.

Lo vírico deja de ser invisible

Saldos lamentables en esta pandemia comienzan a aflorar. Se manifiestan en las superficies, son claros, el fuego de la lógica totalitaria insufla la convulsión social y los fenómenos segregativos ascienden. Estamos con esto advirtiendo la intensa agresión que se apodera de todo y muestra la cara del inasimilable odio vehiculizando la violencia. La indomeñable maldad del propio ser, muestra el eje del abuso de poder sobre los cuerpos.

Emergen el disciplinamiento de los mismos como enemigos, esos tratos para indóciles incapaces de autorregularse, autoabastecerse: mujeres, negros y negras, originarias y originarios, pobres, inmigrantes, disidencias sexuales, o viajeras o viajeros. Así lo ‘diferente’ es ‘peligroso’, debe quedar por fuera de la sociedad, es el momento donde se induce el miedo para dominar, apresar, castigar: tiempo de sofocar.

Han sido los países de más infección aquellos con procesos de aceleración competitiva donde tiene mayor asidero el capitalismo financiero, y en las que sus ciudadanas/os sucumben a la fascinación de los mercados comunes, que chispean con muestras de lo que se produce como excedente para la estructura social dejando en claro lo que el dinero no puede comprar en esta pandemia: salud. Es inconmensurable para varios ministerios los efectos psíquicos de esta pandemia en la salud mental. Igualmente adquiere para ciertos detractores carácter negacionista cuando se exhibe el sufrimiento a nivel mediático en el recuento de óbitos como pérdidas a secas. 

En cada continente son los racismos que hacen aparición, se discriminó como a cualquier otro la envoltura del soma el órgano más extenso la piel o el guardapolvo que no generaba diferencias en su concepción -y que también tiene un enemigo a vencer- sin importar el daño psíquico ni el valor de la vida humana. Observamos que se empiezan a justificar en un orden de privilegios que están invisibilizados, cierto racismo intelectual que toma como capital incorporado un derecho que se toma como innato, es que la ideología propia del capitalismo es el liberalismo y desprecia la preservación de la comunidad. Racismos multiplicados en excitados sistemas nerviosos por la hiperconexión constante a múltiple información. Ahí es donde el ascenso del capital al lugar del ordenador social, ha advenido y se produce una desregulación del goce, no sin un mandatario que lo vocifere; primero fue la piel amarilla y pronto la excusa mutara. 

Lo que el sujeto trata de matar es el malestar experimentado en lo más íntimo de su ser, y que es vivido corporalmente como la tierra extranjera donde lo “éxtimo” ese componente que siente como hostil y expulsa al mundo exterior. A su vez lo que Jacques Lacan anunciaba como el germen de toda segregación. Lo que se desconoce es el goce propio, y es cuando algo de ese goce propio retorna desde el otro, cuando se pone en acto, un rechazo fundamental. La expulsión de lo distinto, the annihilation.

Queda situado así, un rechazo radical. ‘La nueva normalidad’ será peligrosa, agresiva desde el abuso del poder. Lo vírico deja de ser invisible toma el cuerpo del otro, el enemigo, y monta en su escena la descarga: el exterminio. 

*Licenciado en Psicología M.P.  5434. Presidente del Colegio de Psicólogas y Psicólogos de la Provincia de Córdoba. 

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