Marea feminista, la actriz política argentina más subestimada

Florencia Alcaraz escribió “Que sea Ley” pensando en un archivo de la memoria feminista argentina. Un movimiento inscripto en la narrativa de la visibilización y denuncia pero que se construye profundamente, político.

Ed Impresa 23/08/2019 Miriam Campos Miriam Campos
Flor Alcaraz © Gentileza
La periodista presenta su libro este viernes a las 19, en Favela de barrio Güemes. Foto: Gentileza

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Especial para La Nueva Mañana

El 19 de febrero de 2018, Florencia Alcaraz empezó a escribir un libro sin saberlo. Fue durante un masivo pañuelazo en Buenos Aires, esa antesala de lo que sería una de las discusiones más democráticas del país en el último tiempo.

“Me obsesionó la idea de poder armar un registro de nuestra memoria feminista”, dice. En esos días ya no se veía solo a las “históricas feministas” marchando, además, había miles de jóvenes, con pañuelos verdes, glitter, carteles y una voz potente que se unía al reclamo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito. Una campaña que iba a durar sólo cuatro meses llegó al 2018, cuando se debatió el proyecto, con más de un década de organización y construcción.

“Escribí una nota sobre las pioneras de la campaña y ahí me decidí a hacer un registro en el cual esas pibas, tan jovencitas, pudieran leer de dónde venía el pañuelo verde y conocer la lucha de campaña”, explica Alcaraz, quien publicó “¡Que sea ley! La lucha de los feminismos por el aborto legal”, que forma parte de la colección Historia Urgente, de la Editorial Marea. Y este viernes a las 19, lo presenta en Córdoba, en Favela de barrio Güemes.

Previo a eso, la periodista, integrante de Ni Una Menos y codirectora de LatFem, dará en la Facultad de Comunicación Social en la UNC un taller de escritura feminista.

El trabajo de Alcaraz narra a aquellas mujeres que estuvieron antes, y las que están ahora. Es un registro de las estrategias, las dificultades y ese camino de décadas de los feminismos en Argentina. Un movimiento político, que en mayo, volvió a presentar en el Congreso el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

“Este es el primer año donde hay elecciones y se presenta el proyecto de la Campaña por la Interrupción Voluntaria del embarazo”, dice Alcaraz a La Nueva Mañana y agrega: “Esto es un signo de mayor fuerza porque estamos paradas en una posición distinta que en otros años electorales. De hecho, se dio en la campaña electoral que pudimos saber las posiciones en relación a este tema, de las y los candidatos”.

¿Consideras que la despenalización del aborto fue agenda en la campaña electoral previa a las PASO?

- En general fue porque les periodistas preguntaban, no porque los candidatos sacaran el tema. No estuvo en la plataforma política pero sí estuvo presente. Fue el único tema de género sobre el que expusieron posiciones con muchísima claridad y un piso de conocimiento, que me parece, es heredero del debate que se dio en el 2018. Eso ya es un logro. Creo que estamos en un escenario diferente que hace dos años en las elecciones de medio término que costaba mucho que se hablara de este tema.

¿Cuáles fueron los puntos más fuertes a nivel social, que hicieron que cambiara esta visión?

- Hay un acumulado de insistencia por parte de los feminismos sobre este tema, que lograron que el año pasado tengamos un pico de discusión, que es sobre tres ejes: poder instalar, y haber instalado, que se trata de un tema de salud pública, haber instalado que se trata de un tema de derechos humanos y haber instalado que se trata de un tema de justicia social. Esos tres ejes son claros y es algo que dejó el debate del 2018. No recuerdo otra ley de la democracia que se haya acompañado de esta manera. Ese acompañamiento es una muestra de que en la calle, ya es ley.

Mirando en retrospectiva, ¿qué cambió entre junio y agosto de 2018?

- En la calle se dio un proceso de despenalización que se ha conseguido a tracción de activismo militante, de insistencia, de formación, de desarrollo de los argumentos médicos, jurídicos, técnicos, académicos, políticos, en 2018, logramos eso: una despenalización social de un tema que hasta entonces era para las mayorías, tabú.

Libro Flor Alcaraz © gentileza
Florencia Alcaraz publicó “¡Que sea ley! La lucha de los feminismos por el aborto legal”, que forma parte de la colección Historia Urgente, de la Editorial Marea.  Foto: Gentileza

Luego de lo que pasó con los votos en el Senado y el camino que siguió la Campaña, ¿cómo interpretas esa suerte de intolerancia explícita que se percibe de los sectores autodenominados “pro-vida”?

- No me gusta entrar en la trampa de equiparar al discurso feminista en la misma línea que el discurso de los antiderechos. Por un lado hay una historia, una genealogía, un recorrido que se inscribe en la lucha por los derechos humanos, que hace el feminismo  y por otro lado, están estos grupos neoconservadores, fundamentalistas, un producto que intenta una repatriarcalización de los Estados. Es tramposo entrar en una lógica binaria que nos haga pensar en términos de verde versus celeste, porque esto no es un Boca - River, son escenarios más complejos.

El simbolismo de los pañuelos, ¿no reduce la mirada en lo antagónico?

- No hay que perder de vista el pañuelo celeste aparece en julio de 2018 y si tenemos que compararlo, porque hay un punto en común, con el pañuelo verde, éste aparece por primera vez, en el Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario del año 2003. Entonces, ahí hay una historia, hay una tradición en espacios de militancia. Y del otro lado, hay una imposición. No hay ninguna historia que contar, hay una desesperación que hizo que construyeran ese símbolo en oposición al nuestro.

Desde el lado de los feminismos, a lo que entiendo como un feminismo ocular, no les preguntamos a las mujeres qué pañuelo llevan colgado en su mochila, ni qué es lo que piensan sobre este tema. Solo acompañamos, damos información.
Entonces, si una quiere pensarlo desde un lado y del otro, hay una diferencia enorme. Nosotros no vamos a negar información ni derechos, ni acompañamiento, porque la otra persona que necesita ayuda, lleva un pañuelo celeste en su mochila.

¿Por qué a los políticos les cuesta hablar del movimiento feminista como un movimiento, justamente, político?

- Es la mirada que muchos tienen de los feminismos en Argentina que han sido históricamente subestimados, por eso es “ahora que sí nos ven”, no es que no estábamos. Cuando pasó Ni Una Menos, nos preguntaban ‘cómo hicieron para salir tantas a las calles tan organizadas’. Esto fue porque hay una práctica, una gimnasia, una historia; porque el feminismo ha sido la actriz política argentina más subestimada, en la historia del país. Y esa subestimación empezó a caer, y ya nadie se puede hacer el tonto ni la tonta.

Creo que desde un primer momento se presentó como un movimiento político, el tema es que las violencias más extremas, quizás inscriben más al movimiento en la narrativa de la visibilización y tiene que ver con ese relato porque son historias muy graves, muy terribles, entonces hay como una cuestión de una mirada folklórica en nuestro movimiento: las banderas, los colores que usan, por el glitter, por las pestañas, y si la mirada se pone ahí, es una mirada reducida y que no nos ven como movimiento político, que yo creo, y estoy segura, es el movimiento político más dinamizador de la política de los últimos tiempos.

 

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