Talleres y una goleada sobre Belgrano para reconciliarse consigo mismo

La victoria 3 a 0 en el clásico cordobés deja bien parado al equipo, a Vojvoda y a Fassi incluso después de un arranque fallido y sin tanta respuestas en las tribunas y con la campaña de socios.

Deportes 08/10/2018 Federico Jelic Federico Jelic
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Fotos: Diego Roscop y Marcelo Fernández

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CLÁSICO > TALLERES Vs. BELGRANO

Si había alguna mejor manera de reconquistar al hincha de Talleres después de su arranque sinuoso y la indiferencia generalizada, se consiguió en el clásico ante Belgrano, con un 3 a 0 que hizo latir todos los corazones en barrio Jardín, dejando a su rival de toda la vida más comprometido en zona de descenso directo. El albiazul se impuso en el derby cordobés atípico con un Mario Kempes con ambas parcialidades, con 45 mil personas en las tribunas, aunque la celebración fue toda de Talleres, que invita otra vez a enamorarse.

Fue un partido con muchas pulsaciones, con dos caras de un tiempo a otro desde el juego, donde deambuló por momento en una mediocridad suprema pero con emociones y reacciones entre talento y convencimiento en el local que le dieron al derby un carácter particular, rompiendo una paridad de empates entre los dos que ya venía aburriendo. A puro oportunismo, hay que decirlo.

No fue bueno el rendimiento de Talleres, que por ser local ante una multitud tenía una mayor responsabilidad, sobre todo para limpiar su imagen después de las últimas producciones. Pero está claro que el clásico tiene un efecto petrificante sobre muchos jugadores, que parecieron salir a la cancha ver qué pasaba y a no arriesgarse, no vaya a ser cosa que una contra de Belgrano les facture su propia impericia. Pero así y todo no alcanza.

No hubo rebeldía ni ideas como para contrarrestar la poca verticalidad ni para suplantar esos pelotazos habituales que siempre se van largas por línea de fondo o al lateral o le quedan servidas a los defensores. Y en eso ya Vojvoda no puede hacer mucho. Porque esa tenencia pasiva a puro toque se da con facilidad en defensa para salir jugando pero apenas pasó en cuentagotas esa muralla celeste del mediocampo, más diseñada para destruir que para construir. Desconectado Maroni, personalista Pochettino al igual que Ramírez, Junior Arias en otra sintonía directamente, al albiazul se le hacía imposible detener. Al partido lo iba consumiendo la abulia, sin embargo, se desenredó por la decisión sensata de Maroni de intentar habilitar por encima de la defensa en vez de optar por el remate. César Rigamonti tumbó a Juan Ramírez, que cobró su premio con un remate soberbio y romper la insoportable paridad. Gol anímico como se dice en la calle, porque un minuto después sonó el silbato y los equipos se fueron a camarines a descansar, ya con otro panorama. Comienza otro partido y Talleres arriba por golpear en el momento justo.

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Y así fue nomás como se le descompensó el castillo de cartas de Bernardi. En cuatro minutos Nahuel Bustos metió un remate furibundo desde 20 metros y después capturó un rebote en el área para sentenciar el pleito con un letal 3 a 0 a esa altura irremontable.

En eso Vojvoda acertó. Porque siguió utilizando a Bustos que marcó por tercer partido consecutivo, como aporte también al proyecto institucional (es el único de la cantera en el equipo titular) y porque colocó a Ramírez como interior izquierdo, con Maroni como extremo en ese sector que quizás no es donde mejor rinde pero que fue vinculante con el triunfo.

Talleres necesitaba confianza, después de un arranque de temporada dubitativo y sin feeling con la gente. Y nada mejor que recuperar respaldo con una goleada ante Belgrano.

Fiesta albiazul, con Talleres, Vojvoda y Fassi como ganadores

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En lo que se presumía un clásico de alto riesgo en el Mario Kempes con dos hinchadas, no hubo nada que lamentar. Por barrio Jardín hubo satisfacción con un triunfo que revitaliza a todos.

No faltó cotillón en el festejo de Talleres, esta vez como organizador del clásico después de que por cinco años no se vieran las caras con Belgrano de manera oficial, condimento especial en cada previa. Hubo humo de colores, banderas y telones. Como esos que se desplegaron desde lo alto de la platea Gasparini. Cinco en total, y bien representativos en dibujos: una con el dibujo de la provincia de Córdoba y otro de su escudo “aggiornado” con Talleres; la insignia del club, la Copa Conmebol y el del medio que rezaba la frase “historia, pasión y pueblo”. Globos azules y blancos en la platea y pirotecnia le dieron más sabor al marco de un clásico que se presumía histórico.

Hay que ser justos. Casi 45 mil espectadores hubo en el Mario Kempes, casi ocho mil de Belgrano, y el resto albiazul. La venta de entradas no estaba dando el resultado esperado, y por eso hubo entradas de protocolo y gentilezas que fueron entregadas gratuitamente y casi de manera masiva en la víspera. Eso no quita el color y la pasión en las tribunas en nada, porque la fiesta fue completa, a la par del buen comportamiento. Solo hubo que lamentar un plateísta de la platea Ardiles baja que cayó en una confusa situación al foso perimetral al campo de juego y algunos canticos xenófobos. Y eso que desde las redes sociales las cuentas de twitter partidarias instaban a no fomentar esa violencia absurda pero nada pasó a mayores.

Fassi también ganó

El otro gran ganador de la jornada fue Andrés Fassi. El presidente de Talleres puso mucho en riesgo con la moción de organizar el clásico con ambas hinchadas, dentro de un contexto social delicado también en lo económico, y sobre todo porque los simpatizantes albiazules no querían saber nada con que haya “piratas” en la otra tribuna. Inteligentemente Fassi, quien no recolectar la misma cantidad de socios de la temporada pasada, no le cobró al hincha el bono de “Día del club”, pero con las casi siete mil entradas que le vendió a Belgrano pudo compensar en parte ese desfasaje, y sobre todo con el valor agregado de ganar y golear a su acérrimo rival en directo. Arcas más contentas pero no tan felices como el corazón del hincha que disfrutó como hace tiempo no lo hacía, con Nahuel Bustos como figura consular del clásico. Y la apuesta de Fassi ahora volver a contagiarlos como socios, después de que el equipo de Vojvoda no lograra una química inmediata con la gente parece haber surtido algo de efecto. Con la goleada ante Belgrano, se dio el primer paso para reconquistarlos.

TALLERES 3
1-Guido Herrera; 25-Leonardo Godoy, 6-Juan Cruz Komar, 2- Carlos Quintana y 30-Facundo Medina; 32-Tomás Pochettino, 5-Pablo Guiñazú y 20-Juan Ramírez; 10-Gonzalo Maroni; 7-Nahuel Bustos y 9-Junior Arias.
DT: Juan Pablo Vojvoda

BELGRANO 0
1-César Rigamonti; 4-Tomás Guidara, 3-Hernán Menosse, 25-Alejandro Olivarez y 29-Juan Quiroga; 26-Gabriel Sequeira, 14-Federico Lértora, 8-Gastón Gil Romero y 22-Gabriel Alanís; 10-Matías Suárez y 11-Adrián Balboa. DT: Lucas Bernardi
Goles: PT: 43m. Ramírez, de penal (T). ST: 2m. Bustos (T); 4m. Bustos (T)
Cambios: ST: Al inicio 16- Maximiliano Lugo por Gil Romero (B); 22m. Jonás Aguirre por Sequeira (B); 23m. 28-Tomás Attis por Balboa (B); 27m. 8- Andrés Cubas por Maroni (T): 39m. 21- Joel Soñora por Pochettino (T) y 41m. 35-Mauro Valiente por Bustos (T)
Amonestados: En Talleres: En Belgrano: Gil Romero, Guidara y Aguirre.
Expulsado: ST: 38m. Lértora (B).
Cancha: Mario Kempes.

Árbitro: Fernando Rapallini

 
   

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