El despertar, más alma que juego

Por: Federico Jelic
ESPECIAL DESDE RUSIA

Franco Armani tapó una pelota clave que hubiera sido lapidaria ante Nigeria y el VAR le perdonó la vida a Argentina. Los grupos se arman al final con situaciones tan azarosas como dolorosas y por eso la explosión en el gol de Marcos Rojo. Es cierto que para seguir soñando en la copa del mundo se necesita más de un juego elaborado que aporte garantías pero por cómo se dio el contexto y el proceso en la Selección, no está mal que al primer paso lo haya dado la entrega y el alma.

A veces este tipo de situaciones terminan de confeccionar la estructura. Pasó en el '78  con Ortíz y un Kempes más retrasado y Bilardo recién encontró el equipo en cuartos de final ante los ingleses, con Héctor Enrique y Julio Olarticoechea. Alejandro Sabella también ante Bélgica resolvió la inclusión de Lavezzi, Demichelis y Enzo Pérez ante las lesiones y otros ajustes.

Es cierto que al ciclo de Sampaoli lo que más le faltó es tiempo y criterio, sin embargo hay fenómenos reactivos que pueden unir más a los protagonistas en el vestuario y nada mejor que nazca desde el compromiso.

A este grupo se le reclamaba la falta de sangre y carácter para los momentos claves y ante Nigeria al menos aparecieron síntomas de querer escribir otra historia.

Banega fue buen socio de Messi, Rojo llegó para aportar solvencia aérea y alguna otra sorpresa, Mascherano es pura garra (ante Francia lo que más se va a precisar es pierna fuerte) y estos  condimentos pueden ser los basamentos para armar lo que ninguno de los tres técnicos que pasaron en Eliminatorias pudo concretar.

Francia tiene más apellidos y jerarquía, sin embargo en 90 minutos Argentina lo puede compensar con esfuerzo, mentalidad y concentración.

No le será suficiente solo con esos ingredientes claro está pero al menos lo visto en el primer tiempo ante los africanos parece estar e camino. La ciclotimia y el impacto emocinal tras el empate de Nigeria soslayó la fragilidad mental del grupo claro está pero ahí fue cuando apareció el corazón, complemento vital para cuando lo preparado en la pizarra queda sin solución.

Parece haber despertado parte del equipo. Primer eslabón de una cadena que Argentina necesita armar si quiere mantener la ilusión en Rusia 2018