Ser futbolista: un estilo de vida

César Carignano se sumó a la iniciativa del suplemento ÁREA de La Nueva Mañana que inició Nicolás López Macri, con la sección "Ellos tienen la palabra". El artillero que hace muy poco colgó los botines, y ahora se dedica a la palabra.

Deportes 24/10/2017 César Carignano (*)
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César Carignano y del futbolista de Temperley, Ignacio Bogino combinan sus talentos para esta obra

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Hace muchos años que juego y vivo el fútbol. Antes de hablar ya lo sentía mío y luego de aprender a caminar fue decididamente mi pasión. Quedan lejos hoy en el tiempo mis primeros encuentros con la pelota en la calle, en la canchita del cura o en la plaza de mi Freyre natal, pero los recuerdos siguen a flor de piel como el primer amor. Porque eso es el fútbol: un amor eterno.

Un amor lleno de sonrisas y de sinsabores pero con el que nunca rompemos completamente. Es más, en lugar de romper con él varios lo vamos transformando en el hilo conductor de la vida, como en mi caso.

Tras ese bendito deporte viví mi infancia en el este cordobés, pateando de lunes a lunes, soñando ser Batistuta o el Luifa Artime. Tras la circunferencia imperfecta de las que tuve, perseguí campeonatos que siempre fueron esquivos cuando niño, pero por los cuales renovaba la ilusión cada año, sabiendo interiormente que no nos daría el cuero para ser campeones. Porque en muchos momentos, el fútbol es sueño. Y punto.

Sueños de llegar al olimpo. Sueños de meter algún gol en la última jugada o, porque no, de sacarla sobre la línea del propio arco para conseguir un triunfazo. Sueños también, de cambiar realidades y llevar a la vida cotidiana el abrazo entre el rico y el pobre en la tribuna.

Tras esos anhelos partí del pago a los catorce para no dejar de regresar nunca. Tuve el indescriptible privilegio de tocar el pasto de un estadio profesional con las yemas de mis dedos para saltar al campo persignándome, sintiendo ese olor a gloria que no puede ponerse en palabras. Y tuve el privilegio, mayor aún, de hacerlo muchas veces acá y en otros países. Y si de privilegios hablamos, como no mencionar que pude llenarme la boca de gol un centenar de veces para guardar cada grito en lo más profundo de mi ser, en esa misma profundidad que habitan los tristes recuerdos de varios años signados por las lesiones.

Porque además de sueño, es fútbol es realidad. Es un camino indescifrable entre la angustia de la derrota y la plenitud del triunfo para arrojar un balance bastante equilibrado entre risas y llantos. Pero este deporte maravilloso como todo amor, cuando es verdadero, es incondicional y siempre da nuevas alternativas. De jugar en la Selección nacional a muchos infortunios y de ese sufrimiento a ser goleador con mí equipo ascendiendo a Primera. Y poco después, pasar sin escalas casi de ser goleador a descender y de descender al retiro voluntario.

Todo eso me ha dado el fútbol, con su amplia gama de cambiantes colores que describen las idas y vueltas de la vida misma. También me ha dado una familia, con tanta generosidad, que terminó aceptando que mi prioridad sean esas personas y no ella.

Y hoy… cuando entrenar a diario ya no es mi trabajo ni una posibilidad concreta, me juega una pared en la radio o me tira un pase en profundidad con aroma a papel. Y me nutre de mil historias capaces de ser tejidas a través de la pluma, entrelazando vivencias, ficción, niños y literatura, como para seguir construyendo un camino juntos, con la pelota como norte.

He sido un niño soñador, he hipotecado mis años adolescentes -convencido- en busca de la cima, he jugado profesionalmente, he dejado la actividad y hoy navego en la radio, la televisión y la escritura, desde donde ha nacido mi primer libro de cuentos de fútbol para pibes. Pero en simultáneo, desde mis primeros pasos freyrenses y hasta que tenga fuerzas para patear un balón, me sentiré un futbolista como tantos miles en suelo argentino. Porque ser futbolista es un estilo de vida y no un rótulo reservado para los exitosos.

“Cañito vale doble”

César Carignano se prendió a la iniciativa del suplemento ÁREA de LA NUEVA MAÑANA que inició Nicolás López Macri, con la sección ELLOS TAMBIÉN TIENEN LA PALABRA. Un espacio que tiene la finalidad de brindarle a los futbolistas un lugar para expresarse.

Gran suceso fue el texto del ex atacante de Instituto y continuamos con el artillero que hace muy poco colgó los botines, y ahora se dedica a la palabra. Tal es así, que recientemente publicó un libro de cuentos infantiles. “Cañito vale doble” es el título de la obra del oriundo de Freyre, que está acompañado de las ilustraciones del futbolista de Temperley, Ignacio Bogino. El defensor también colaboró en esta sección con la ilustración que acompaña el texto.

(*) Goleador, oriundo de Freyre, Córdoba. Jugó en Colón, Basel (Suiza), América (México), Ferro, Atlético de Rafaela, Universidad Catolica (Chile), Sportivo Belgrano de San Francisco, entre otros equipos, además de ser convocado a la Selección argentina.

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