Su mirada parece la de alguien que está estudiando todo el tiempo el ambiente. Sus ojos van de un lugar a otro. Por allí esa mirada, en el momento de su habla, parece perderse en un recuerdo lejano o no tan lejano. En otras su mirada es fija hacia quien le hace la consulta... él, acostumbrado ser el que pregunta.

Ese ojo clínico para encontrar una historia, para luego estudiarla e investigarla han hecho de Gustavo Veiga uno de los referentes actuales del mejor periodismo sobre deportes. En realidad, del deporte como una excusa para exponer la realidad social, cultural y política de diversos momentos de la historia.

Veiga, periodista, investigador, docente, escritor... estuvo esta semana en la provincia de Córdoba exponiendo y presentando su último libro: “La vuelta al mundo en 50 historias”.

Gustavo Veiga nació en Buenos Aires el 12 de noviembre de 1957. Es hijo de Bernardino Veiga. Comenzó en el periodismo, siguiendo los pasos de su padre, el 13 de agosto de 1978 en un partido del ascenso del fútbol argentino y que él lo rememora en sus charlas como si hubiese sido ayer.

Publicó cuatro libros: “Donde manda la patota” (barrabravas, poder y política), 1998, editado por Ágora; “Fútbol limpio, negocios turbios”, 2002, por Astralib; “Deporte, Desaparecidos y Dictadura”, 2006, Ediciones Al Arco, reeditado y corregido en 2010; y el referenciad que estuvo presentando en estas tierras y fue editado en forma independiente. A propósito de esta última publicación, en diálogo con La Nueva Mañana, Veiga contó: “El fútbol es un disparador para hablar de otras cosas que me interesan. Cuando empecé en el periodismo noté que el fútbol era una herramienta formidable para hablar de temas generales, entender el país de uno, el mundo, en la medida que se podía incorporar y ejercerse. Entonces el libro toma el fútbol como eje para hablar de otras cuestiones.

En el libro aparecen historias con contexto político, contexto económico, contexto social, cultural. Hay diversas historias como la del jugador Excursionista que desaparece, en los años ’70, en Chipre, cuando Turquía invade la isla. Nunca más se supo de él. Y así sucesivamente historias que cobran una cierta lógica en el libro porque están todas juntas. Son historias que fui publicando a lo largo de los últimos 20 años mío del oficio”.

En “La vuelta al mundo en 50 historias” se destacan historias como las del poeta Juan Gelman, que falleció vinculado al Club Atlanta porque era hincha del club. El título del capítulo es “El enterrado corazón bohemio del poeta”. Lo toma, justamente, de un poema.

El deporte y la política

“La política se ha involucrado en el deporte de tal manera que hoy ver o analizar el juego nada más, es dar una versión parcializada del ‘espectáculo’”, reflexiona Veiga, al tiempo que explica que “la política, incluso, incide en el juego”.

Además de sus cuatro libros, participó en tres publicaciones como coautor: “Violencia y Medios de Comunicación 3”, editado por Insyde (2007); “La hinchada te saluda jubilosa”, (homenaje a Roberto Fontanarrosa) publicado por Editorial Fundación Ross (2007); y “Osvaldo Bayer, por otras voces”, (2011).

El periodista que obtuvo el premio Konex en el 2007, amplió esa visión sobre cómo la política está de lleno en el mundo deportivo y destacó: “Tenemos infinidad de episodios donde la política o funcionarios políticos se involucran para incidir en el deporte. De hecho, tenemos un presidente de la Nación que durante 12 años fue presidente de Boca, después ocho años como presidente de la ciudad de Buenos Aires... Esas historias se tienen que abordar, creo yo, en un plano más abarcativo de lo que es el juego. Hay periodistas honestos que hablan del juego, que se limitan a decir que sólo son comentaristas de fútbol y es respetable. Pero también hay otros casos como los de Ezequiel (Fernández Moores) o yo que buscamos ese otro costado”.
 
Un docente

Veiga estuvo en una charla junto a estudiantes de periodismo deportivo del instituto Mariano Moreno. Disertó poco más de una hora y media y les dejó varios conceptos y consejos a los alumnos: “Los periodistas deberíamos (debemos) hablar con nuestro laburo...” “...hay que leer mucho, mucho...” “Hay que callar cuando uno no sabe... cuando era chico un periodista me explicó que ‘cuanto menos hablás, menos te equivocas’...” “Les sugiero que ‘pierdan el tiempo’ en busca del dato...” “En el periodismo estamos en un continuo aprendizaje. No hay que creérsela jamás. Siempre estamos full time...”

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