Federico Jelic

Especial desde Kazán-Rusia 2018

Siempre dando la nota. Como esa chica Agustina que se vino desde Moscú a Kazán a dedo en 18 horas, todo para ver a la Selección Argentina en el duelo crucial ante Francia, en octavos de final de Rusia 2018. Y como ella hay miles, que vinieron en motos, alquilando autos y traffics, ya que los trenes y los vuelos estaban agotados.

Los rusos no estaban preparados ni imaginaban la tozudez e insistencias de los hinchas argentinos, porque las incomodidades ni los obstáculos de transporte los limitaron a seguir con su pasión y por eso hoy la selección Argentina será otra vez local en el cuarto partido del mundial.

El estadio de Kazán tiene capacidad para 46 mil espectadores  y se estima no menos de 15 mil o 20 mil albicelestes en las tribunas ante unos 8 mil franceses, según pálpitos iniciales.

En los primeros días la ciudad lucía con su silencio habitual pero desde ayer en la famosa peatonal Bauman y en el Kremlin, cerca de la mezquita Sharif aparecieron cánticos que rompieron la monotonía de la ciudad. Algún que otro duelo de hinchadas con los franceses, cerveza mediante, pero con pacto de no agresión: lo definen a eso los futbolistas en cancha.

En las inmediaciones al estadio está la televisión de India y Bangla Desh retratando la pasión argentina en las tribunas, también hay manifestaciones a favor y en contra del aborto, pero sobre todo hay apoyo a los jugadores y a la Selección.

A pesar de los 29 grados de temperatura en la calurosa Kazán, los hinchas siguen cantando y apoyando. "Esto es una locura, alquilamos auto por 400 dólares ida y vuelta desde Moscú, viajamos 19 horas, todo sea por ver a Messi y a los muchachos. Hoy tenemos que ganar", relata un grupo de jujeños, que a pesar de lo temprano del día, ya cuentan con algunas cervezas de más.

Es ahora. Kazán abrió sus brazos a los argentinos, los acogió como visitantes y anfitriones, disfrutan de su pasión y son felices.

A pesar de que nadie habla inglés y ni español, lo mismo con un rudimentario castellano repiten: "Vamos Argentina", mientras levantan el pulgar de su mano derecha o puño en alto. Costumbres argentinas que le llaman.

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