Ingresos: los salarios del sector público perdieron 40% frente a la inflación
Así lo indica el último registro oficial que midió diciembre-mayo. Frente a un inflación acumulada del 116%, los sueldos que paga el Estado acumularon un crecimiento de 76%, mientras que en el sector privado la suba promedió el 102%.
Hace meses que el Gobierno sostiene que “lo peor ya quedó atrás” y, por tanto, “estamos en franca recuperación”. Lo dijo el ministro de Economía y lo ratificó el Presidente en diferentes entrevistas. El mismo líder anarco libertario destacó que es la recuperación del salario lo que motoriza la tan ansiada recuperación en forma de “V”. La desaceleración de la inflación es la clave de la recuperación de los ingresos en el relato económico libertario.
La información estadística parcialmente les da la razón. Los datos objetivos dicen que en abril y mayo los salarios se acomodaron por arriba de la inflación. Pero no todas las modalidades de ingreso les ganaron a las subas de precios en los meses señalados, sino únicamente los sueldos registrados pagados por las empresas privadas. Contrariamente, tanto los asalariados del sector público como los que perciben ingreso informal solo pudieron cerrar positivamente recién en mayo cuando la inflación marcó 4,2%, la cifra más baja desde la asunción del nuevo gobierno.
Solo el asalariado privado recupera algo de oxígeno
Vale destacar que tras el último período de expansión económica (2003-2011), desde entonces la economía pasó de estancarse a una fase recesiva que perdura hasta hoy. Consecuencia de ello los trabajadores registrados del sector privado han ido perdiendo peso sobre los ocupados totales. Lo que sí ha crecido en la última década es el ingreso asociado al monotributo que junto al trabajo no registrado (en negro) explican la mitad de los puestos de trabajo, según los últimos registros de Indec. Se trata de modalidades de ocupación que no cuentan con la posibilidad de defender su poder adquisitivo mediante paritarias.
De lo anterior se desprende que quienes comenzaron “a ganarle” -tal como lo expresa el Gobierno- a la inflación (los asalariados registrados del sector privado) son solo 7,4 millones. Apenas un tercio de los ocupados totales, de acuerdo a registros oficiales. El resto, poco más de 15 millones de ocupados, perdieron durante 5 meses consecutivos y recién en mayo pudieron ganar algo de oxígeno.
Pero, incluso, si nos focalizamos en los ingresos de los 7 millones de trabajadores formales de empresas que son quienes tienen una mejora relativa, tampoco están aumentando su consumo en virtud de sus últimas recomposiciones salariales, puesto que los gastos esenciales también incrementaron en consonancia. Solo por poner un ejemplo, si tomamos un asalariado que ganaba $400.000 en abril y obtuvo en mayo una recomposición del 12%, pasó a incrementar su ingreso en 48 mil pesos. Una recomposición que termina bastante esmerilada luego de pagar las tarifas de luz y gas.
El salario, que venía derruido, se desplomó desde diciembre
De cualquier manera, cuando observamos la competencia de inflación versus salarios en su versión acumulada vemos que la historia es muy distinta a la pírrica recomposición de los últimos meses. Desde el 10 de diciembre (fecha de la asunción del nuevo gobierno) hasta mayo, último registro de las recomposiciones salariales, la inflación acumuló 116 puntos porcentuales.
INFLACIÓN DICIEMBRE-MAYO: 116%. En ese mismo período los salarios que pagan las empresas escalaron un 102%, los que paga el Estado acumularon un crecimiento de 76%, mientras que el promedio de aumentos que percibieron los informales fue de 67 puntos porcentuales.
Con lo cual afirmar que hay una recomposición del poder adquisitivo de los salarios es cuando menos una exageración. Lo que sí hubo fue una recuperación de salarios privados, en los últimos meses, pero que están aún en una pendiente descendente. El salario aún está por debajo del poder adquisitivo de noviembre de 2023. Al igual que el salario mínimo vital y móvil, clave en la conformación de los ingresos de los informales, que se encuentra hundido, a unos 20 puntos porcentuales de distancia del mínimo de noviembre último. Definitivamente es uno de los precios más atrasados de la economía.
Más de 3 millones de jubilados tienen un ingreso crítico
El otro ingreso que se encuentra atrasado son las jubilaciones, que explican junto a la quita de subsidios la parte del león del ajuste libertario. El deterioro de la jubilación mínima es tal que en ocasiones no logra superar la canasta básica alimentaria. Si sumamos al haber mínimo los bonos otorgados para recomponer ese ingreso, los jubilados percibirán en agosto una suma apenas por debajo de los 300 mil pesos. Es decir, un aumento del 85% desde la asunción del gobierno anarco libertario, muy por debajo de la inflación que acumulará hasta julio no menos de 130 puntos porcentuales.
En la vereda de enfrente está la asignación universal por hijo, cada vez más determinante en el ingreso de una población que se empobrece sistemáticamente. Este subsidio se recompuso por arriba de la escalada de los precios llegando a superar los 60 mil pesos por hijo en agosto. Es un ingreso determinante para las familias más postergadas pero que no significa una mejora material. Máxime cuando la recesión en la que se encuentra la economía barrió con la dinámica de la actividad informal que se expandió con fuerza desde la salida de la pandemia, cuando había mayor dinámica inflacionaria y también una profusa expansión del intercambio informal.
¿Qué pasará en lo que resta del año?
Para lo que viene serán determinantes dos factores, por un lado, el comportamiento de la inflación futura. La consolidación de la tendencia bajista podría permitir continuar recuperando poder adquisitivo perdido. Para estos fines hay que observar lo que ocurra con el tipo de cambio ya que una nueva devaluación borraría de un plumazo la desaceleración inflacionaria. Por otro lado, también será determinante una política de ingresos ya que, en un contexto como el actual, el desempleo creciente atenta contra la recuperación salarial. Ya que el “ejército de reserva” disciplina a los trabajadores a priorizar trabajo por sobre salario.
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