Ed Impresa César Pucheta 09/06/2023

El Frente de Todos acomoda el equipo para su partido más importante

El armado que nació en el 2019 se juega su continuidad en la historia. El pedido por la lista única que choca contra el Presidente y vuelve a poner alerta el poder territorial.

La discusión en el FdT pasa por una lista de unidad. - Fotomontaje.

  

Especial para La Nueva Mañana

Mientras la oposición estalla a raíz de su propio debate interno, el peronismo nacional no logra unificar criterios para que el Frente de Todos termine de definir la estrategia con la que enfrentará un proceso electoral que tiene un primer plazo relevante le próximo miércoles 14, el día en que deberán oficializarse los frentes y alianzas que participarán de la elección.

Si bien parece un tema menor frente a la decisión que debe cerrarse el sábado 24 y que define los nombres que integrarán las listas que aparecerán en el cuarto oscuro, la fecha es crucial no sólo por el riesgo de ruptura o desprendimientos que en todos los espacios existen desde hace tiempo sino porque la Justicia requerirá en ese momento los reglamentos acordados para la definición interna. En esas discusiones, siempre lo más importantes es el piso de los porcentajes a partir de los cuales se empiezan a repartir los lugares en las listas.

El debate en ese aspecto es central porque las posibilidades de uno y otro sector para poder ofrecer espacios expectantes a sus aliados eventuales, definirá la fuerza con la que afrontarán el proceso hasta el 13 de agosto, el día de la elección.


El Frente Renovador, ese jugador central

El silencio previo sólo se debió a que el jefe, Sergio Massa, estaba encabezando una misión en China. Cuando llegó el camino estaba despejado para empezar una especie de operativo clamor, que en primera instancia no pide por el propio ministro, sino que pide garantías para la unidad del espacio. En ese camino, las cosas se exageran. “Están jugando a los soldaditos”, dijo Cecilia Moreau, al regresar de la gira de la que también participó. “Si no quieren ganar, que no cuenten con nosotros”, agregó el ministro de Transporte bonaerense, Jorge D’onofrio.

Sergio Massa durante una misión en China. Foto: NA.

Con desordenado orden de aparición, todos en el massimo piden lo mismo, aunque no se advierte públicamente con nombre y apellido. Quieren que Daniel Scioli deponga sus intenciones presidenciales. En el sciolismo no ven esa posibilidad como real, salvo un movimiento que dejaría las sutilezas de lado e involucraría un llamado de la vicepresidenta que intenta disuadir al embajador en Brasil, cuyo resultado no está garantizado.

El sábado el Frente Renovador tendrá su Congreso y el llamado central será ese. También podrían mandatar a Massa para que pelee por la Presidencia, pero lo central tiene que ver con la necesidad de una lista de unidad que le garantice al oficialismo mantenerse competitivo de cara a la disputa en agosto, primero, en octubre después, y en un escenario de ballotage casi inevitable, en noviembre.


Los gobernadores miden el vestuario

Las charlas de los gobernadores en el Consejo Federal de Inversiones suelen servir como termómetro interno, sobre todo si hay acuerdos como el que hubo este martes. En contra de lo que opinan Scioli, Agustín Rossi, de a ratos Wado De Pedro, todo el equipo que rodea al Presidente y el propio Alberto Fernández, los jefes de las provincias argentinas quieren una lista de unidad que ayude al oficialismo a ordenarse internamente y disputar las primarias con una solidez que le permita poder ganarlas. Ya no tener el espacio más votado sino tener el candidato con más votos.

En ese sentido, aunque cinturea según van cambiando las perspectivas de la agenda nacional, Axel Kicillof es el único al que le plantaron una interna casi de sopetón. Cuando parecía que su principal problema estaba resuelto y Cristina lo debaja ir por la reelección y no lo mandaba a pelear por una candidatura presidencial, Victoria Tolosa Paz agitó los miedos del propio mandatario y se lanzó como precandidata. “No sé contra quién, la única que sabe es Cristina”, dijo, en alusión a un todavía posible mandamiento de la vice a Kicillof, que dejaría despejado el camino para rediscutir todo en la Provincia más grande del país.

Esa razón puede explicar la postura de Kicillof, que terminó imponiéndose en la reunión de los gobernadores. Pero en realidad, el riesgo interno que ven los mandatarios territoriales es la posibilidad fatídica de que una interna desate una pelea total. Se supone que cada candidato a Presidente querrá contar con la garantía de un equipo propio que trabaje en su campaña, que milite su boleta y que cuide sus votos. También que querrá armar una lista que termine favoreciendo sus propios intereses, no sólo pensando en los cargos Ejecutivos, sino observando las bancas en la Cámara de Diputados y Senadores que se ponen en juego. Para eso, hay que buscar referentes y armar equipos. Eso supone una división de aguas en la que los gobernadores, como jefes indiscutidos de cada uno de sus territorios, dejan de tener el monopolio del poder. 

Nadie quiere eso en el peronismo, sobre todo teniendo en cuenta en el ejemplo que Juntos por el Cambio ofrece desde la vereda de enfrente y que mantiene altiva la esperanza del PJ a nivel nacional.

Wado De Pedro. Foto: NA.


La chance de inclinar la cancha

El fin de semana resultará crucial para avanzar en estos temas que definirán la suerte del oficialismo y la oposición. Del lado oficial, se reunirá el Frente Renovador y del lado opositor, se reunirá el radicalismo. El miércoles todo deberá estar definido.

Lo que queda por resolver es cómo esos acuerdos terminan explicando al mandamás del justicialismo nacional que la mayoría del partido pienso lo contrario a él y que, por esa necesidad, su firma debe estamparse en una alianza electoral que no contempla la disputa interna para el próximo 13 de agosto.

Mientras Alberto Fernández ensaya un último esfuerzo para que el gobierno no le estalle en pedazos, todos siguen de campaña. Wado tímidamente lanzado, Scioli recorriendo la Provincia de Buenos Aires y el país como si fuese 2015 y Rossi, nadie sabe en realidad qué es lo que quiere Rossi, más allá de que parece ser un hombre con intenciones de convertirse en la síntesis de los espacios en pugna dentro del oficialismo.

Como desde que perdió el poder en el año 2015, lo concreto en el peronismo nacional es que la palabra que terminará de determinar las condiciones del juego es Cristina Fernández de Kirchner. Su opinión será clave para que los posicionamientos internos se fortalezcan o debiliten, hasta que alguno se termine imponiendo. La duda es cuándo decidirá tomar la posición pública que termine acomodando la cancha y prepare a los jugadores para la parte final del partido.

  

  


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