Ed Impresa César Pucheta 25/05/2023

Elecciones: ¿Qué pasa con la oposición en la provincia de Buenos Aires?

Un vistazo por la interna amarilla en el distrito más determinante del mapa electoral. El dilema entre la unidad y la dispersión total. El as en la manga de Kicillof.

Patricia Bullrich y Néstor Grindetti. (Foto: NA)

  

Especial para La Nueva Mañana

Como en cada elección Ejecutiva el país entero mira a la Provincia de Buenos Aires. Con el 38% del padrón electoral apelotado en su territorio, el distrito gobernador por Axel Kicillof es la piedra más preciada para los armados electores que se disputan el país cada cuatro años, o en realidad se lo están disputando todo el tiempo pero definen cada cuatro años. 

Por razones obvias para la política, el trance suele ser más complejo para los opositores que no cuentan con las estructuras oficiales para la campaña y, a veces, con los liderazgos suficientemente solidificados como para ordenar la tropa y salir a disputar una carrera en la que siempre arrancan desde un poco más atrás. 

Como si esos elementos ya no fueran condicionantes, la oposición sufre en la Argentina una de sus internas más feroces. Desde el regreso democrático en 1983, no se recuerda una batalla tan cruenta entre dos precandidatos de un mismo espacio político como la que protagonizan Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, con chicanas permanentes, discusiones elevadas de tono, ninguneos, disputas territoriales abiertas, discusiones entre armadores territoriales y constantes reuniones y fotos que buscan transmitir una paz en la que ya nadie cree demasiado. 

Quizás, aunque desde el oficialismo, pueda haber un ejemplo en la elección que debía definir al sucesor de Daniel Scioli en la Provincia de Buenos Aires en el 2015. En el recuerdo que empeora la ecuación, vale recordar que aquella interna fue una interna oficialista. Primero ganó Aníbal Fernández y después perdió el peronismo. 

Larreta-Santilli vs Bullrich-Grindetti

La semana pasada, Patricia Bullrich se sacó una foto donde oficializó que Néstor Grindetti, intendente de Lanús, ex hombre de Socma e íntimo amigo de Mauricio Macri será su candidato para la interna en la Provincia de Buenos Aires. Diego Santilli, el vicejefe de Gobierno porteño que en el 2021 dejó su cargo para encabezar la campaña con la que le ganó la legislativa al peronismo, se había lanzado meses antes. Entre ellos se definirá la interna de Juntos por el Cambio. No todos la quieren, pero el escenario no parece dejar opciones. 

La Unión Cívica Radical es uno de los sectores que pide parar la pelota. El presidente del Comité provincial, el diputado provincial Maximiliano Abad, mantiene su postulación como precandidato a gobernador, es uno de los que viene advirtiendo desde hace tiempo con la necesidad de llegar a las primarias del 13 de agosto con un solo candidato. Basicamente “para ganarlas”, pero también a partir de un temor que cada vez se expresa con mayor fuerza en el cambiemismo boanerense. “Si vamos divididos nuestros candidatos pueden llegar a salir terceros o cuartos”. El razonamiento parte del supuesto de que el oficialismo irá con un solo candidato, que un candidato de Javir Milei podría garantizar un caudal de votos importantes para el espacio libertario que tiene en la provincia de Buenos Aires algunos de sus centros de mayor aceptación, y que eventualmente el sostenimiento de la candidatura del abogado Fernando Burlando podría hacerse de un puñado de votos que deje a los aspirantes de Juntos por el Cambio en una posición incómoda de cara a las generales. 

Horacio Rodríguez Larreta  y Diego Santilli.

Ritondo, Iguacel y De la Torre aún no se bajaron

Para colmo de males, no son sólo Santilli y Grindetti los precandidatos. Hay tres del PRO que todavía no se bajaron, aunque se supone que las negociaciones están avanzadas en esa dirección: el diputado nacional Cristian Ritondo, quizás el que tiene la espalda más amplia para negociar espacios es las estructuras por venir; el intendente de Capitán Sarmiento y ex ministro de Energía de la Nación durante la última etapa del macrismo, Javier Iguacel; y el senador provincia y ex intendente de San Miguel, Joaquín De la Torre, hombre que se autodefine como “el Trump del conurbano”. Tampoco se baja el intendente radical de San Isidro, Gustavo Posse. Y nadie sabe todavía en armado puede terminar el economista Martín Tetaz, que en un momento amagó con plantar una candidatura por el espacio de Evolución, aunque la idea parece estar ya desinflada. 

Ahora bien. ¿Está descartado que haya una sola lista? No. ¿Hay muchas chances de que eso pueda suceder? Tampoco. El argumento no debe rastrearse en la Provincia de Buenos Aires, sino en la disputa nacional. Como pasa en todo el país, ni Rodríguez Larreta ni Bullrich están dispuestos a ceder ni un centímetro en la pelea por los armados y mucho menos en el distrito más importante del país. Por esa razón, la disputa no aparece sólo en la discusión por la candidatura a la gobernación sino en cada uno de los 135 municipios que deben renovar autoridades este año. La batalla que ya tiene un segundo escalón en la batalla Santilli – Grindetti, puede tener 135 réplicas de no mediar una salida consensuada, en la que ya gana terreno la idea de no ir a interna al menos en la veintena de ciudades gobernadas por el PRO. ¿Eso se estpa consiguiendo? Tampoco. Sólo en La Plata, la capital de la Provincia dos dirigentes bullrichistas están en campaña para pelearle el distrito al intendente Julio Garro, alineado con Rodríguez Larreta, que irá por su tercer mandato. 

En ese marco, las reuniones se suceden a diario y se tratan de afinar las internas para rellenar nóminas de candidatos eternos (diputados del Paralasur, diputados nacionales, senadores nacionales, diputados provinciales, senadores provinciales, intendentes, concejales y consejeros escolares) que todavía no tienen claro cómo se acomodan las internas y, en caso de disputar por todos esos espacios, cómo se acordará el reglamento. 

Kicillof espera

Mientras mira todo eso en la vereda de enfrente, Kicillof tiene una bala de plata en el bolsillo, o en realidad en la punta de su lapicera: todavía no convocó a las elecciones generales. Por ley, la Provincia de Buenos Aires tiene que votar sus primarias el mismo día que se eligen los candidatos a nivel nacional. Pero para la elección general, que define al próximo gobernador ya que la constitución bonaerense no contempla ballotage, sólo tiene cumplimentar con los pasos temporales que le exigen 90 días de anticipación y una fecha que sea entre 30 y 120 días antes del fin del mandato, que sería entonces entre el 10 de agosto y el 10 de noviembre.

Desde el gobierno provincial ya dicen que el tema se está estudiando en rondas de consultas del que participan “todos los sectores”, pero también advierten que la decisión no se tomará, o al menos no se comunicará, antes del 24 de junio, el día en que cierran las listas para las PASO. Es decir, cuando todo el estofado provincial y nacional esté ya preparado y el oficialismo bonaerense determine si sale a jugar en soledad, como la mayoría de los gobernadores decidieron que jueguen sus provincias en este 2023 o si sale a la cancha en tándem con la boleta nacional.

  

 


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