Marcos Pratto: el prestigio de ser campeón nacional de Malambo

La vida de este joven que se consagró hace dos décadas en el Festival de Laborde, el más respetado en la especialidad, a tal punto que Leila Guerriero le dedicó un libro al evento.

Marcos Pratto tiene el honor de ser el único oriundo de la ciudad anfitriona en haber logrado el título. - Foto: gentileza.

  

 

Identidad, cultura nacional, esencia, pasión, tradición: malambo. Tac-taratac-tac tactac-tarataratac-tac... malambo. Una danza única, de zapateo, ritmo, coreografías, resistencia e identificación. El malambo perdura en el tiempo a pesar de las revoluciones globales y desde la provincia de Córdoba se hace mucho para que esta disciplina de tierra adentro se transfiera de generación a generación.

En octubre pasado se publicó la sexta edición del celebrado libro “Una historia sencilla”, escrita por Leila Guerriero, que narra con una pluma única sobre el Festival Nacional de Malambo que se realiza en Laborde y es considerado el más prestigiosa e importante del país, y que posee la particularidad de que, para resguardar su reputación, los campeones –que adquieren un respeto lleno de gloria- tienen un pacto implícito: una vez que se consagran no pueden volver a presentarse en ningún otro torneo. La obra de la periodista le dio al evento, que parecía secreto, mayor visibilidad, aunque mantiene sus políticas que lo hacen único. 

Marcos Pratto tiene el honor de ser el único oriundo de la ciudad anfitriona en haber logrado el título. En unas semanas se cumplirá 20 años de su consagración y desde Unquillo, donde vive actualmente, dialogó con La Nueva Mañana sobre el Festival que tendrá del 8 al 14 de enero su edición 55. 

“Ser campeón argentino de Malambo es uno de los mayores placeres que me dio la vida”, exclama Pratto, que nació el 21 de abril de 1978 y comenzó a practicar este tradicional baile cuando era un niño de 12 años. 
Usa la palabra “placer” y lo dice con sentimiento. Y argumenta: “Cuando comencé mi carrera fue un sueño y objetivo a cumplir. Hice toda mi carrera con sacrificio y dedicación y con todo lo aprendido pude concretarlo. Lo logré en el 2003 representando a Córdoba por Laborde. Fue un placer -lo vuelve a repetir y su tono de voz cambia sólo cuando expresa esta palabra-, y algo que recordaré por el resto de mi vida”.

Pratto comenzó con la danza folclórica por iniciativa de sus padres. Confiesa que al principio no se animaba, tenía timidez, hasta que se fue soltando. Y con 13 años se presentó a su primer certamen. Fue en la provincia de Santa Fe, y ganó. Entonces se apasionó con el malambo. Y se fijó como meta el Festival Nacional. Se presentó en el 2002 y quedó finalista; al año siguiente fue campeón.

“Cuando salí campeón fue un cierre de ciclo, un objetivo cumplido. Y empecé a disfrutar el título desde otro lugar, abajo del escenario, participando en la docencia, realizando seminarios, siendo jurado de diversos certámenes nacional”, contó el labordense.

El campeón siempre es “El campeón”. Una vez que ganó el título se lo llama in eternum de esta manera.

- ¿Por qué crees que semejante festival, con tanta historia y prestigio, no es tan conocido en el país?

- El Festival Nacional de Malambo trasciende fronteras, es conocido, tiene una línea con una esencia única que no necesita ser multitudinario. Es lo que pienso. Para poder ser multitudinario necesita un tinte comercial, que lleguen los medios de todo el país, pero de esa manera perdería esa esencia. Como está es interesante, porque guarda lo cultural, protege lo cultura. Reitero este festival tiene una esencia única.

- Dentro de esa esencia única está que el campeón no puede competir más en ningún lado. Muchos de ellos después se dedican a entrenar aspirantes. ¿Vos?

- Yo tengo una productora que se llama “Arte al andar”. Desde hace diez años andamos en los caminos, trabajamos con artistas en exclusividad, como Peteco Carabajal y Riendas Libres, Lara Carignano, Calle Vapor, Los Sacha, trabajamos en diferentes municipios y festivales del país produciendo eventos, desde la contratación del artista hasta lo que es la producción, armado y desarrollo del evento. “Arte al andar” es a lo que me dedico hoy.

- ¿Y eso de que no pueden competir más?

- Es una buena pregunta el porqué los campeones se dedican a entrenar aspirantes. Es un tema delicado para abordar y es uno de los que más incógnita trae. A mí me preocupa, pero es un tema que merece un párrafo aparte. Cuando sos campeón consagrado la salida laboral es una elección propia, podes ser docente o jurado de danza o entrar en una compañía artística y girar por el mundo. Pero no sé hasta qué punto el campeón es valorado como merece. Hay mucha preparación, pasión, amor y sacrificio por el malambo, por la danza. Hay muchas preguntas por hacerse: ¿Hacia dónde va el campeón? ¿Pueden vivir de ser campeones? 

- ¿Lo hablan entre los campeones?

- Es un tema de años, lo hablamos entre nosotros, en congresos, reuniones, grupos de Whatsapp, pero es difícil encontrar la respuesta o el apoyo de gente que nos acompañe.

Zapateo. Tradición. Prestigio. Valentía. Marcos Pratto, un campeón que tiene la gloria de haber ganado el certamen mayor reputación del país.

  

 


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