El zapatazo de Rodrigo Garro de tiro libre al ángulo, inatajable para Lanzillota, fue la imagen icónica de su momento personal y del contagio del equipo, a días de jugar con Vélez Sársfield por la Libertadores, en el partido más importante de la historia de Talleres.

Lejos de preservar valores para ese trascendental duelo internacional, el DT Pedro Caixinha puso un mix entre titulares y suplentes y así y todo edificó un triunfo más que necesario por 2 a 0 sobre Argentinos Juniors en el Estadio Kempes para de esa forma dejar anclado el ambiente ideal para el partido copero.

Fue en marco de la 12a. fecha de la Liga Profesional, logrando tres puntos que cotizan en bolsa en la tabla para salir de la mediocridad pero sobre todo para realzar el espíritu y el optimismo de cara al duelo copero del miércoles. 

La virtud fue precisamente esa: no subestimar el partido ante el “Bicho” ni pensar por adelantado en el duelo clave ante Vélez. Con esa mentalidad fue construyendo la idea que terminó con tres puntos en el haber y un clima diferente para el duelo por la Copa ante el “Fortinero”. 

Lejos de plantar una alineación alternativa en pos de resguardar valores, el portugués mantuvo la base y la columna vertebral (Rafael Pérez, Rodrigo Villagra, Diego Valoyes y Federico Girotti) pero mechó también jugadores que necesitan continuidad de la talla de Julio Buffarini, Julián Malatini, Francisco Pizzini y Ulises Ortegoza, por ejemplo.

Y es cierto que tardó en engranar porque que en los primeros minutos fue más la visita con la verticalidad de Cabrera y el buen juego de Andrés Roa más lo que siempre general Gabriel Ávalos, pero luego del mágico disparo de Garro, todo tomó otro color. 

De hecho por offside Talleres no pudo ampliar dos veces, con los tantos no habilitados de Diego Valoyes (gran jugada colectiva) y otro a Federico Girotti, con muchísima polémica.

Sin embargo es como que la actitud no cambió. Al contrario, fue poseedor de la pelota, supo administrar las emociones ante un Argentinos que fue con todo por el empate y de esa forma encaminó el partido, dejando como saldo tres puntos vitales tanto en la tabla como en confianza.

Pero claro, tuvo que sufrir un poco, con el remate de Luciano Gómez que tapó magistralmente Guido Herrera, hasta que después David Romero mandó de taco a la red una gran pelota de Pizzini para que el Kempes sea una fiesta.

La receta fue clara: no subestimar al rival ni pensar en Vélez, sino ganar y dejar el clima perfecto para el gran duelo por la Libertadores, en busca del sueño de todo barrio Jardín. 

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