Ezequiel Chirino, padre del subteniente que falleció el domingo pasado tras una "fiesta de iniciación" en un cuartel correntino, fue recibido en Holmberg por las máximas autoridades del Ejército y señaló coincidencias entre la muerte de su hijo y el caso Carrasco.

"Es similar, por abuso de autoridad y abandono de persona, porque al hacerle tomar tanto podrían haber procurado que no durmiera en el suelo" señaló el papá de Matías, de 22 años, que según la denuncia fue obligado a beber en la modalidad "fondo blanco" por superiores y a internarse en una pileta pese al frío reinante, luego durmió en un colchón sobre el piso y finalmente falleció por broncoaspiración.

"Si estaba en un destacamento, me lo tendrían que haber cuidado: cuando se fueron a acostar, que no hubiese dormido boca arriba" precisó el padre al diario Puntal, tras la reunión con el jefe del Estado Mayor del Ejército Argentino, Guillermo Olegario Pereda, y otros altos funcionarios militares.

El denominado "caso Carrasco" consistió en el asesinato del soldado Omar Carrasco en 1994, en el grupo de Artillería 161 de Zapala, Neuquén. El joven murió por golpes infringidos por soldados en un "baile", eufemismo utilizado para denominar a la serie de castigos y apremios que sobrellevaban los ingresantes a esa guarnición y otras. Su crimen derivó en la eliminación del Servicio Militar Obligatorio.

A casi tres décadas de aquel hecho, la muerte de Chirino tiene ribetes similares. El sábado por la noche en el Grupo de Artillería de Monte 3 de Paso de los Libres, junto a otros dos jóvenes militares fueron obligados anfitriones de un asado pantagruélico organizado por superiores, un "ritual de bienvenida" que según la denuncia incluyó abusos de autoridad y maltratos.

Chirino indicó que los jefes militares “se comprometieron a hacer todo lo posible para que les caiga todo el peso de la ley”. A poco de conocido el caso, el Ministerio de Defensa desafectó a 11 militares presuntamente involucrados.

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