Invicto. Diez partidos, cinco triunfos y cinco empates provocan una ilusión en los fanáticos de Instituto. 

Por la décima fecha de la Primera Nacional, el elenco Albirrojo recibió en el Monumental a Sacachispas. Ante una multitud de socios "gloriosos", y con una muy buena producción de Arzura,  la "Gloria" ganó por 1-0.
Instituto controló el primer tiempo.

No dominó, controló. El juego lo propuso el elenco de Alta Córdoba, manejó la pelota, jugó en campo contrario, atacó, pero le costó hacer daño.

Una pena el piso del campo de juego. Eso atentó contra los jugadores a la hora del control. La pelota saltaba mucho cuando era trasladada al ras. Muchos desniveles pequeños, pero desniveles al fin. Un ejemplo se dio a los 29 minutos de la primera etapa. Gran acción colectiva comandada por Santiago Rodríguez, pase en profundidad a Nicolás Mazzola, y mínimo pique provocó que la pelota corriera un poquito más rápido y le quitó la posibilidad de definir de primera. El atacante tuvo que parar la pelota y terminó enviando un centro que por muy poco no terminó en gol de Rodríguez. 

En consecuencia,  los futbolistas de Instituto debieron optar por los remates de larga distancia en los últimos minutos. Sacachispas, en tanto, de manera prolija se mantuvo resguardado en su campo.

A los 45 minutos los de Bovaglio tuvieron su gran chance. Penal. Y Gabriel Graciani la picó con una clase. Gol. 

Encima para el visitante,  sobre qué en el primer tiempo recibieron muchas amonestaciones, a los 41 segundos de iniciado el complemento fue expulsado Peter Grance. Antes había visto la roja el entrenador.

Y como si fuera poco a los 8 minutos otro expulsado en Sacachispas: Rodrigo Díaz. Otro defensor. Vale aclarar que las rojas a los jugadores fueron por doble amarilla y por ir fuerte.  

Espacios, control del balón, control del juego, pero le faltó ser contundente. Además, la defensa de Sacachispas estuvo muy firme aguantando.

Instituto no jugó bien en el segundo tiempo.  Los dos hombres menos del rival le término siendo contraproducente,  porque fue desordenado y carente de sorpresas.  Ojo, no pasó sofocones y jamás estuvo en peligro el resultado.