Ed Impresa Por: Federico Jelic 21/05/2021

El “Mono” Blanco, de choripanero a delantero

El delantero de Racing cuenta lo que significó haber quedado libre antes de debutar y tener que rearmar su carrera. Incluso vendía choripanes en el Kempes. “Salían 60 pesos, con lata de gaseosa. ¡Volaban!”, narró.

“El camino es largo, hay que seguir por esta senda que nos hizo llegar lejos”. - Foto: gentileza.

 

Fue un boom. Un verdadero éxito, una ganga. Costaba un chori completo con latita de gaseosa, 60 pesos. Te juro que volaban. Todo esto lo hacía para llegar a fin de mes, sin especular con nada. Fue una gran experiencia. Por eso cada vez que había partido en el Kempes, sea Talleres, Belgrano, Instituto, Racing, la Selección Argentina, montaba mi puesto para tratar de hacerme una moneda extra”. 

El testimonio corresponde al ligero y audaz delantero de Racing de Nueva Italia, Emiliano Blanco, uno de los artífices fundamentales del ascenso al Federal A, que como toda historia de futbolista local, tuvo su etapa opaca y sin rumbo claro. Hoy disfruta las mieles de jugar con contrato en un club con aspiraciones de ascenso. Pero no olvida que también tuvo que tener varios oficios para poder llegar a fin de mes, mientras se extinguía el sueño de ser profesional al quedar libre de Belgrano. Pero no renunció. Se hizo conocido en Las Palmas y en 9 de Julio de Morteros, pero en Racing fue donde pudo explotar su potencial. Y sí, fue choripanero, a mucha honra, entre muchas otras actividades a la par de perseguir la ilusión de ser futbolista desde niño. 

El “Mono”, autor de tres conquistas en el Regional Amateur con la casaca albiceleste, contó: “Estoy contento por pasar este momento, desde que estoy en Racing me abrieron las puertas como uno más, me toca pasar con un gran momento, el hecho de seguir ligado es un premio al esfuerzo, de poder vivir del fútbol, siempre sumando y tratando de llegar a lo más alto también”.

Pero retomando el tema de los choripanes, deja una enseñanza, de ponerle vértigo y sacrificio a cualquier actividad para cumplir sus metas. 

“¿Los choripanes? Les ponía lechuga, tomate, mostaza y Chimi churri. ¡Volaban! Completo o sin verduras, como les guste. Me tocó hacer de todo. En cualquier partido iba lo mismo, si todos comen chori, no importa la camiseta. Ahí estaba firme, buscando ganarme unos mangos mientras buscaba equipo dónde jugar”, le relata a La Nueva Mañana.

- ¿En qué año fue tu actividad como choripanero en el Kempes? 

- 2012 y 2013. Fue durante mi último año en Belgrano y mi paso por Las Palmas en el Federal B. Me ponía a asarlos yo solo. Compraba carbón y pan, pasaba por la carnicería de un conocido, por suerte tenía unos amigos que cuidaban autos en el estacionamiento que me hacían un lugar en la explanada para entrar al Kempes y montaba ahí el puesto. Algunos creen que es duro, y lo es, pero todo sea para laburar y tratar de ahorrar algo, para la familia o lo que sea.  

- No debe haber sido fácil quedar libre y de repente, cocinar y vender para vivir… 

- No fue nada fácil. Cuando me tocó quedar libre de Belgrano, siempre me acuerdo de que cuando jugaba de local, llegaba el micro del plantel y me saludaban desde la ventanilla Emiliano Rigoni y el Chino Zelarayán, más otros chicos que habían jugado conmigo el año anterior. Siempre pasaban cuando estaba prendiendo el fuego, como si fuera una cábala. A la par laburaba de lo que podía, en una obra en construcción, de vendedor, hasta con choris, pero nunca abandonando lo que me gustaba hacer, que es jugar al fútbol. 

- ¿En qué momento cambió tu mentalidad y tu cabeza? 

- Siempre tuve en mi cabeza la idea de que se me iba a dar. Tengo 30 años, estoy en el momento justo, sea para crecer, para dar un salto o para consolidarme. Lo busqué toda la vida y espero poder llegar alto con Racing. Me siento fuerte de la cabeza, tengo el respaldo de mis viejos desde siempre así que apunto a seguir luchando para construir sueños en este deporte. Tengo dos hijos, Benjamín y Samir, y para cuidarlos hice de todo, pero lo que mejor me sale es jugar al fútbol. 

Ilusionado. Blanco llegó a Racing luego de que el club Bell de Bell Ville desistiera de seguir participando en el Regional tras la pandemia, ocasión que aprovechó para sumarse al plantel que dirige la “Tota” Medina. “Ahora estoy con más seguridad como persona y como trabajador, el hecho de tener contrato es una muestra de confianza, es cuestión de aprovechar el momento, de brindarme a la institución, Racing es un club grande que está despertando y se nota”, afirma. 

- ¿Te sorprende el cariño de la gente? 

- Se dio rápido, pudimos quedar en la historia con el ascenso pero en menos de un mes ya tenemos otro objetivo, casi sin tiempo para celebrarlo. Vamos a llegar a buen puerto, en lo grupal estamos con armonía y en lo personal me siento firme, espero no dejar pasar la chance de seguir creciendo con esta institución. Quiero sostener el buen rendimiento. 

- ¿Qué diferencias notás entre jugar en el Regional y en el Federal A? 

- Esta categoría es distinta al Regional, es más difícil, no hay espacios tampoco, pero te obliga a largar antes la pelota, a no trasladar tanto. Soy consciente de que es un cambio de mentalidad, pero dentro delo que me toca, tengo siempre la misma meta: mostrarme, correr, ser rápido para romper líneas y de esa forma ayudar al equipo. Me gusta que me la tiren larga: de cinco posibilidades al encarar, al menos dos veces lo voy a superar. Es el juego que me conviene y que mejor sé hacer. 

- ¿Cuál es el objetivo? 

- Está claro que tenemos la ilusión de ascender. Cuando uno arranca piensa que primero hay que consolidarnos, poner los pies firmes, pero estamos preparados para ser protagonistas. Somos consciente de que el torneo es largo, el hecho que no hay descensos no debe “achancharnos”, sería un error.  


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