La creación de la Superliga de Europa hizo temblar el tablero actual del fútbol mundial, sobre todo con relación a las abismales diferencias económicas en premio y en derechos de TV. Entonces esta novela tendrá varios capítulos, con la FIFA y la UEFA del otro lado de la cancha. 

Una de las razones que la mayoría marcan como decisiva para la creación del nuevo certamen, que tendrá 20 equipos participantes, está en el plano económico: repartirá infinitamente más dinero para los clubes que la jueguen. 

En la actualidad la Champions League le da a cada uno de los 32 equipos participantes de la fase de grupos 15,25 millones de euros. Y el dinero total que se reparte en la competición llega a los 1950 millones. 

Los triunfos en fase de grupos cotizan 2,7 millones y los empates 900 mil. Además, la clasificación a octavos se premia con 9,5 adicionales, estar entre los ocho reporta otros 10,5 millones y llegar a semifinales 12 millones más. De ahí los que van a la final terminan de repartir la torta: 15 millones para el segundo y 19 para el campeón. Además hay 292 millones que se reparten entre los países con representantes, según la cantidad de equipos, los partidos jugados por sus equipos en la competición y la importancia de sus ligas. 

La diferencia con la Superliga Europea sería sideral: según el periódico The Times cada uno de los participantes se aseguraría de entrada 350 millones de euros, cuatro veces de lo que ganó el Bayern Munich por quedarse con la pasada Champions League. 

De cara al futuro, los Clubes Fundadores esperan mantener conversaciones con la UEFA y la FIFA buscando las mejores soluciones para la Superliga y para el conjunto del fútbol mundial. 

Pero no es todo sencillo: la JP Morgan, histórico fondo fiduciario de origen norteamericano, ya avisó que patrocinará el certamen con 4200 millones de dólares