Ed Impresa Flavio Colazo 14/08/2020

Los cordobeses se refugiaron más en la fe durante la cuarentena por el Covid

Así se desprende del diálogo con LNM que mantuvieron referentes de tres de las religiones más relevantes del mundo occidental (catolicismo, islamismo y judaísmo).

Ilustración: Daniel "Pito" Campos


Especial para La Nueva Mañana

Entre las actuales dificultades presentes para la ciudadanía -provenientes del aislamiento social obligatorio como consecuencia de la pandemia de Covid-19- se encuentra la obstaculización (para las personas de fe) en el acceso a determinadas prácticas religiosas. En atención a esta situación, las diferentes iglesias han ideado nuevas formas de sostener el contacto entre sus ministros y la comunidad que contienen.

Respecto al comportamiento de las diversas feligresías durante la pandemia, La Nueva Mañana entrevistó a referentes de las tres religiones más relevantes del mundo occidental (católica, judía e islámica) presentes en nuestro territorio. Ellos son: Alberto Bustamante (vicario general de la diócesis de Villa María), Marcelo Polakoff (rabino en Córdoba) y Sheijh Salih Yesilyurt (imán de la mezquita de Alta Córdoba, en nuestra ciudad).

-¿Cómo notan que  ha sido el comportamiento de la feligresía durante estos tiempos de pandemia y cuarentena? ¿Ha habido un acercamiento a la iglesia en busca de consuelo o solaz por parte de los miembros de sus respectivas comunidades?

Vicario Alberto Bustamante (AB) –Creo que ha habido una necesidad de la mayoría de las personas de alimentarse espiritualmente para sostenerse. No se entiende muy bien por qué las autoridades gubernamentales al momento de considerar las “actividades esenciales” han obviado la dimensión espiritual. No en el plano estricto de la “actividad”, sino como una dimensión existencial insoslayable para las personas que tienen fe; es decir la necesidad individual y del pueblo en su conjunto de cultivarse espiritualmente para poder sobrellevar esta agobiante situación. Las comunidades han manifestado la necesidad de sostener su vínculo y relación con Dios, no solo individualmente, sino también en comunidad. 

Rabino Marcelo Polakoff (MP) -Es difícil generalizar a los fieles y sus comportamientos durante esta pandemia. Pienso que quienes tienen una gimnasia espiritual  anterior a este trance, quienes viven en un estado de tranquilidad y buena relación con su prójimo desde siempre, están mejor preparados para soportar los momentos más difíciles; para mí, ellos cuentan con un plus.

Imán Sheij Salih Yesilyurt (SSY)– Nosotros notamos que se ha incrementado la búsqueda de asistencia espiritual entre la comunidad. La gente durante estos tiempos ha buscado más a Dios para conseguir calma y sosiego. Incluso muchas personas que no conocían nuestra religión se han acercado mucho en procura de acercarse a Dios.

“Las comunidades han manifestado la necesidad de sostener su vínculo y relación con Dios, no solo individualmente, sino también en comunidad”.

¿De qué modo han resuelto las prácticas cultuales en sus respectivos ámbitos de encuentros comunitarios?

AB- Al principio existió la privación absoluta de estas prácticas; la comunidad lo sufrió intensamente, le dolió mucho ver a los templos cerrados. También le llegó el no poder participar de la celebración eucarística de la santa misa. Luego se fue permitiendo, con estrictos protocolos,  retomar las prácticas cultuales comunitarias. Fue una ocasión para que en muchas de nuestras iglesias se utilizaran los diversos medios de comunicación social para mantener ese vínculo de acompañamiento a las comunidades y las personas.

MP- Las liturgias las pasamos todas a los formatos digitales. También en las aulas de nuestras  escuelas. Igualmente en los funerales, solo participan los seres más cercanos. Estos formatos, por otra parte,  han permitido el acompañamiento por parte de personas de muy  remotos lugares. En cuanto al acceso a la sinagoga, el COE fue modificando las alternativas de acceso; hoy por hoy cada iglesia lo hace siguiendo los protocolos impuestos por el COE. Nosotros optamos por seguir con Zoom, porque además estamos restaurando el edificio y los objetos históricos que se hallan dentro del mismo. Pero, por ejemplo, en cuanto a los actos recordatorios de los atentados a la embajada de Israel y la mutual de la Amia- en Caba- se llevaron a cabo mediante plataformas digitales con sistemas creativos (algunos recitales inclusive).

SSY- Nosotros no hemos podido abrir la mezquita, pero nos hemos mantenido en contacto con los fieles por medios tecnológicos.

¿Han asumido las iglesias algún tipo de actividades de acción social o socorro más allá del ámbito espiritual?

AB- En la medida que las prescripciones sanitarias lo han permitido hemos tratado de acompañar a los enfermos (más que nada aquellos que luego han fallecido). Ha sido una experiencia muy dolorosa la soledad en que han padecido los enfermos, la soledad en que han sido despedidos los fallecidos y la tremenda angustia padecida por sus seres queridos y sus familias como consecuencia de esto. Hemos querido tener una presencia especial con este sector; hacerles sentir plenamente la presencia de Dios, que los acompaña y los acaricia en esas situaciones de dolor. Por otra parte en las parroquias se han sostenido comedores y asistencia a los sectores más vulnerables, más humildes. La arquidiócesis de Córdoba sostuvo una campaña que ha sido muy valorada por el Papa Francisco, “Córdoba, Urgencia Alimentaria”, que fue impulsada por Cáritas Córdoba, por la Pastoral Social, por la Compañía de Jesús y otros.  Se han podido aunar esfuerzos para mitigar la falta de alimentos, tanto en la ciudad como en el interior de Córdoba. Esto se pudo hacer gracias a la colaboración de personas y entidades que desearon sumarse a esa importante acción solidaria.

“La pandemia -nos dice Francisco- dejó al descubierto esa pertenencia en común de la que no podemos evadirnos, la pertenencia de hermanos que estamos en la misma barca, frágiles y desorientados, teniendo que atender a todos los llamados para remar juntos”.

MP- En primer lugar debo decir que fue acrecentada la acción social que llevamos adelante desde siempre. Además se logró establecer un sistema de voluntarios para que nadie dentro la comunidad quede solo en cuanto al término de las necesidades más básicas como alimento, compras en supermercados para gente que no puede salir, remedios, ropa, etc. Nosotros habitualmente atendemos a unas 130 familias de la comunidad judía que están en situación de vulnerabilidad permanente, estructural. Además intentamos dar una mano a organizaciones sociales que no pertenecen a la comunidad judía, como el Comedor La botellita, Barrios de Pie, y distintas cooperativas y/o cooperadoras a las que les intentamos acercar algún tipo de colaboración.
SSY-Desde el islam hemos asistido a los miembros de la comunidad con recursos materiales a quienes lo han solicitado. Durante el ramadán (mayo) este tipo de acción social se incrementó fuertemente.

¿Cuál es el mensaje de cada iglesia para sus comunidades -y para los individuos integrantes de las mismas- en cuanto a los pasos a seguir para sobrellevar la situación actual?

AB- Es recomendable tomar las trascendentes reflexiones de Francisco en Viernes Santo cuando, en esa imagen tan profunda del Papa en soledad, en una noche fría y con llovizna, desde el atrio de la basílica dirigió su mensaje a la iglesia y al mundo casi como invitándonos a pensar la vida después de la pandemia de acuerdo a como viviéramos la pandemia. Esa vida posterior -nos dijo- no puede ser igual a la que fue antes de la pandemia. Notamos una cierta nostalgia de volver a lo que habíamos sido, y el Papa nos dice que no veníamos muy bien, que pretendíamos estar sanos en mundo enfermo, que veníamos llevando una vida sin cultivar los vínculos y las relaciones, y que esta pandemia ha puesto en evidencia nuestra vulnerabilidad, nuestras frágiles seguridades -falsas y superfluas-, cómo nos habíamos alejado nuestra alma comunitaria.  Invitó a quitarnos el maquillaje con el que disfrazábamos (y/o disfrazamos) nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar. La pandemia, nos dice Francisco, dejó al descubierto esa pertenencia en común de la que no podemos evadirnos, la pertenencia de hermanos; que estamos en la misma barca, frágiles y desorientados, teniendo que a tender a todos los llamados para remar juntos. Todos necesitados de confortarnos mutuamente y asumir que todos somos responsables de la vida de los demás. La pandemia ha puesto en juicio aquella visión contemporánea individualista de considerar que yo tengo derecho a hacer con mi vida  lo que me plazca. Igualmente nos ha permitido descubrir que lo que yo hago con mi vida siempre afecta a la vida de los demás. Ver cómo nuestras vidas se sostienen merced a las vidas de otras personas comunes y corrientes quienes son permanentemente, postergadas, que no aparecen en las tapas de las revistas, y que son quienes escriben los acontecimientos decisivos de nuestra historia… repositores de supermercados, enfermeros, el personal de higiene, etc. La pandemia deja un mensaje de pertenencia en común: Todos somos corresponsables y hacedores de la historia.

“La gente en estos tiempos ha buscado más a Dios para conseguir calma y sosiego. Incluso muchas personas que no conocían nuestra religión se han acercado en procura de Dios”.

MP- Hay una enseñanza en el Talmud, perteneciente al rabí Itzajk, la cual sostiene que hay cuatro comportamientos a experimentar ante las situaciones de extrema crisis para quebrar la sentencia de una persona: los actos caritativos, el clamor, el cambio de nombre y el cambio de hábitos. Puede haber un quinto, el cambio de lugar. Ahora, que todos parecemos sentenciados, pareciera haber en los hombres un comportamiento tendiente al encierro en sus propias preocupaciones, extendidas como mucho al ámbito familiar, un aislamiento egoísta. El rabí nos invita a salir de este comportamiento de salvarse solo y, en cambio, acudir en procura de quienes nos necesitan, en especial los más vulnerables, dándole mayor importancia al “nosotros” que al insaciable y peligroso “yo”. El clamor está vinculado a la plegaria. El cambio de hábitos habla de cambiar al cosmos a partir de pequeñas modificaciones comportamentales individuales (por ejemplo, en higiene y contacto social como lo requieren los protocolos anti Covid-19). El cambio de lugar alude a un cambio de perspectiva para visualizar y objetivar mejor el problema. Finalmente, el cambio de nombre no es una zoncera como dejar de llamarse Pedro para pasar a llamarse Juan. Sino toda vez que el nombre puede representar lo que somos, lo que se debe cambiar es la esencia íntima de cada uno.

SSY- Nuestro principal mensaje es pedirles a todos los miembros de la comunidad que respeten estrictamente a todas y cada una de las indicaciones que nos dan desde los gobiernos, tanto el Nacional como el provincial y municipal.  El islam exige una profunda conducta higiénica y ahora vemos por qué. Ya hace 1441 años atrás el profeta Mohamad dijo que de una zona determinada no se debía retirar ni ingresar nadie. Muchas veces no entendimos estas palabras, pero ahora las entendemos, fueron dichas por el contagio de la enfermedad, que por un ínfimo contacto, en un momento mínimo, nos puede lastimar mucho y muy gravemente. 

 

 


Seguí el desarrollo de esta noticia y otras más 
en la edición impresa de La Nueva Mañana
 
Todos los viernes en tu kiosco ]