Es cierto que por ser en Córdoba haberlo denominado "Congresazo" o "Congreson" no hubiera estado mal. Y la calidad de todas las actividades también hubieran estado de acuerdo con ese evento.

Una de las actividades se desarrolló en la Biblioteca Córdoba, y al entrar, estaban los chicos de La Luciernaga vestidos con remeras especiales del Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE 2019) y también un grupo de payasas que al ingresar te proponían, mediante unos aparatejos, susurrar palabras al oído.

La actividad tuvo la participación muy intensa de Rosa Merlo y José Falco, los dos docentes que fueran nombrados como cordobeses del año en el 2018, por su trabajo contra la violencia urbana y en donde la palabra tuvo una participación esencial.
La Violencia y la muerte

Ambos docentes emocionaron con su historia. Contaron que en Barrio Marques Anexo murieron 23 chicos que asistían a la escuela durante el año 2013. Fue la violencia urbana la que impactó en la actividad escolar y algunos días hasta 150 chicos faltaban a la escuela.

Había alumnos en el auditorio y la frase que más aplaudieron fue “Cambiar balas por palabras”.

José Falco contó que un día normal, mientras dictaban clases, una mamá ingresó llorando al aula y quebrandose les gritó “Hagan algo”. Esa frase, que repitió muchas veces durante la charla, hoy forma parte esencial del IPEM 338.

Ese grito desolador impactó en la comunidad educativa y los motivó para trabajar.

Empezaron escuchando, generando espacios donde la palabra dicha y escuchada tuviera un sentido y una continuación. Pero no se quedaron con eso.

Empujaron hasta que los legisladores provinciales aprobaran la Ley 10.150, Ley de Promoción de la Palabra y la no violencia en el espacio publico.

José, que es el vicedirector de la escuela citó a Galeano con su famosa frase “Otra realidad es posible”, y los aplausos invadieron completamente el espacio de la Biblioteca que lucía en todo su esplendor.

La palabra como espacio

La charla finalizó con un invitación a compartir y completar la obra de una artista cordobesa, en donde se debían completar los díalogos con distintas palabras que se fueron escuchando o gestando durante la charla. Paz, dialogo, optimismo, escuchar, fueron algunas de las que se fueron agregando en la obra.

Como cierre, participó un grupo de rap urbano “Rimando Entreverso” que cantaron canciones e interpretaron parte de la realidad de ciertas zonas de Córdoba.

La palabra fue un puente, fue un camino desde la violencia hacia otro estado más positivo. El público que asistió aplaudió a más no poder. En el Festival de La Palabra dentro del CILE, la palabra había sido usado con un gran fin. Como única crítica, hubiera sido positivo que se diera dentro de un mayor marco esta actividad por la importancia y la historia que reflejaba.
Congresazo o congresononón, definitivamente.