Suecia: La senda del desarrollo
El despegue de la industria sueca; un país que comienza a industrializarse a principios del siglo XX, logrando diversificar tanto su estructura económica como exportaciones con una rapidez inusitada.
Especial para La Nueva Mañana
En la nota precedente destacamos la creación de un sistema bancario moderno encargado de orientar la renta nacional hacia la financiación de la actividad productiva, la promulgación de leyes de protección de la industria local frente a los bienes de potencias industriales foráneas, como así también el aspecto geopolítico (puesto que la neutralidad de Suecia en la Primera Guerra Mundial le permitió satisfacer la demanda de diferentes productos a los países contendientes, siendo Alemania el principal destino de las exportaciones de una industria en estado embrionario), como los principales aspectos que favorecieron a la industrialización sueca.
Este país gobernado por una monarquía parlamentaria logró sortear diferentes obstáculos para comenzar a transitar por la senda del desarrollo. La falta de combustibles fósiles, la sobreexplotación de minas de cobre hasta su agotamiento en el siglo XVII y la escasez de territorios fértiles, fueron algunos de los escollos que se presentaron y que, de algún modo, moldearon el tipo de estructura productiva que se cimentó de la mano de la eficiencia y racionalización de las unidades productivas. Para lograrlo, usufructuaron las particularidades que este país tenía hacia fines del siglo XIX, que son puestas a disposición del potente ciclo de fabricación de bienes industriales.
En primera instancia, la escasez de la población dictaba que la industria sólo podía ser sustentable en la medida que consiga mercados externos. En efecto, debían ser más competitivas que las potencias industriales, producir aquellos bienes que los países de Europa central no producían o, simplemente, aquellos productos que las fábricas en el extranjero hacían con dificultad. Aquí el proceso industrial se encontró con una ventaja. Si bien la población era pequeña, también estaba altamente instruida y contaba con altos índices de alfabetización. De este modo, poco tiempo les llevó disponer de investigadores con una buena formación, en estrecha relación con sus homólogos del continente, para aportar conocimiento técnico aplicado a los procesos productivos. Es innegable la importancia de la educación pública en este aspecto. Según la investigadora Inger Enkvist, los suecos sabían leer antes de la obligatoriedad de la enseñanza primaria, en 1842.
En efecto, no podemos soslayar la importancia que tuvo el Instituto de Investigación Forestal, bajo la administración estatal, en la producción de conocimientos para la explotación forestal sustentable y la sofisticación del sector maderero. Este instituto se encarga de determinar los métodos más adecuados para la conservación de los bosques y orientar sobre el modo en que los recursos forestales pueden ser usufructuados con mayor eficiencia. La industria forestal, primero, y el desarrollo posterior de actividades conexas como la producción de pasta de madera y papel, generaron un encadenamiento productivo virtuoso que suministró a la economía sueca las divisas necesarias para el desarrollo de otras áreas.
Lo antedicho se refleja en las exportaciones de este país escandinavo. Si comparamos los bienes transables entre el período 1850-1870 con las exportaciones en las vísperas de la Primera Guerra Mundial, vemos que la madera pasó de representar el 50% de los bienes exportables a menos del 25% de los productos venidos al mundo. Según el economista Jean Parent esto no significó una caída de las exportaciones, sino una expansión de la venta de bienes forestales más complejos, como la pasta de madera y el papel.
El académico Jean Parent sostiene en su libro El Modelo Sueco que el Estado desempeñaba “un papel notable” en tres campos a partir de los cuales se robustece la industria sueca, “la explotación forestal, la extracción de mineral de hierro y la siderurgia”. Tanto en el sector forestal como en la siderurgia, luego de la experimentación, el Estado se retira de las empresas al encontrar en la burguesía local y el sector cooperativo administraciones capaces de proseguir con el dinamismo económico. Mientras que en la explotación minera continúa siendo preponderante hasta hoy, en donde la empresa de propiedad estatal L.K.A.B explota casi con exclusividad los yacimientos de hierro.
L.K.A.B se constituye como contrapartida del crecimiento de la presencia de capitales ingleses en la explotación rentable de los yacimientos del norte. En efecto, el monopolio estatal del hierro se forja para que este sector estratégico no quedara en manos extranjeras. El control estatal jugó un rol importante para la generación de valor agregado y la producción de diferentes manufacturas de origen industrial. Dado el elevado nivel de fósforo presente en el mineral de hierro y el alto costo de la mano de obra sueca, la explotación de las minas de África, América Latina y Asia (en donde yacen minerales con mayor pureza) pusieron en peligro la posición internacional de Suecia en este sector, a partir de los años 60. En consecuencia, la respuesta de la compañía estatal fue invertir grandes erogaciones en la evolución técnica en la extracción y ganar competitividad en la exportación del mineral transformado en rodamientos y distintos productos de la siderurgia. De este modo, también incrementaron el rendimiento de los altos hornos de fundición.
Actualmente L.K.A.B cumple un rol de importancia en la estructura productiva sueca al exportar minerales procesados y generar diferentes insumos imprescindibles para el desarrollo de la industria de los cerillos, la siderúrgica, la industria del plástico, la petroquímica, la pintura y la industria de la energía, entre otras industrias suecas. En el 2016, las exportaciones directamente vinculadas con esta empresa significaron cerca de 2 mil millones de dólares. Mientras que el sector metales, de estrecha vinculación con la producción de la compañía estatal, significó un ingreso de divisas superior a los USD 13 mil millones.
En la próxima entrega trataremos el dinamismo de la burguesía nacional sueca, la conformación de los hipergrupos, el desarrollo de la red cooperativa y el efecto que algunas políticas liberales aplicadas en los noventa tuvieron sobre la economía.
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