Cada 6 de septiembre a las 5.15 de la mañana, los planetas y las estrellas de bronce insertadas en las baldosas del piso de la Capilla Buffo, a seis kilómetros de Unquillo, vuelven a la ubicación exacta en que estaban la noche que Eleonora, hija de Guido Buffo y Leonor Allende, murió. También ese día, la luz del sol atraviesa las ventanas circulares con vidrios de distintos colores ubicadas en la cúpula del templo e iluminan el fresco con la imagen de la única hija que tuvieron el polímata y genio italiano y la escritora y primera periodista cordobesa.

Unos meses después, el 24 de marzo, la luz se refleja en otro fresco que representa a la madre. Debajo de la pintura, trabajada metro a metro durante años por el pintor, escultor, astrónomo y científico, están las tres tumbas donde yace la familia completa. La de Buffo tiene su fecha de nacimiento, pero no la de su muerte, ya que él mismo talló el mármol para cuando muriera. El amor y la belleza se contraponen con la tragedia familiar provocada primero por la tuberculosis y luego, en parte, por el abandono y la indiferencia del Estado.

Buffo, un estudioso tanto de las ciencias duras como del arte, donó las 50 hectáreas de Los Quebrachitos en 1951 al Estado nacional, representado en aquel entonces por el presidente Juan Domingo Perón quien sería derrocado apenas cuatro años más tarde por el golpe militar encabezado por Pedro Eugenio Aramburu. Tras la muerte de Leonor, se recluyó en su casa de Unquillo donde se dedicó a construir la Capilla y la torre observatorio.

Allí, reunió en una especie de comunión sus saberes y creencias, y los de su esposa, que además de periodista era una estudiosa de la cultura azteca. Luego instaló tres péndulos de Foucault para estudiar los movimientos de la tierra y predecir sismos. Montó un altar cristiano, judío y musulmán, donde al día de hoy se celebran bautismos, casamientos y misas.

Solo una vez que se entra al templo y se atraviesa la puerta que imita la flor del aire o cardo santo, puede comprenderse la dimensión de su obra. Al hablar, el eco da cuenta de la proporción aurea. Mientras tanto, en las paredes el sincretismo de distintas religiones y culturas se combina con una mano de un dios femenino de la creación que se ubica entre el cielo y la tierra.

Admirador de los griegos, Buffo creía en la elevación del espíritu a través del arte y la sabiduría. Sus investigaciones fueron publicadas en el diario Los Principios y en la Academia de Ciencias de París. Fue amigo de Deodoro Roca, Octavio Pinto y Leopoldo Lugones. También de Arturo Capdevila quien en un extenso artículo periodístico destacó lo indiferente que fue Córdoba con Buffo, quien siempre ofreció sus saberes incluso a la Universidad Nacional. Tal vez el más exponencial de los abandonos ocurrió cuando un día que regresaba a su casa en Unquillo, descubrió que desconocidos habían entrado a su torre, robado más de 100 pinturas y roto sus cuadernos con los resultados de años de investigaciones. Quienes han estudiado su vida, dicen que este hecho le provocó un ataque cerebro vascular que primero lo dejó hemipléjico y luego terminó con su vida.

Desde su muerte en 1960, la casa y la capilla pasaron del Estado nacional a la Provincia, y en ésta por distintas dependencias que incluyeron desde el ministerio de Desarrollo Social hasta la Agencia Córdoba Cultura y Turismo. Hasta que luego la casa y la capilla quedaron a cargo de la Municipalidad de Unquillo y el resto del predio, donde era la colonia de vacaciones y hoy campamento bajo el área de Turismo y Recreación de Desarrollo Social.

Recién en 2015, y al borde del abandono, comienza la obra de restauración siguiendo recomendaciones de organismos internacionales del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS). Los profesionales a cargo fueron Marcela Mammana y el Arquitecto Javier Correa. El trabajo de restauración fue supervisado por la Dirección de Patrimonio de la Provincia de Córdoba, a través del Licenciado Jacinto. En 2016 nació la Fundación Guido Buffo, la cual lleva adelante un trabajo minucioso de investigación y difusión de su obra, rescatando al día de hoy pinturas, textos y mobiliario que había sido extraído de la casa.

Proyectos para difundir su legado

Actualmente la Fundación trabaja intensamente para continuar difundiendo y preservando la obra de Buffo, de Leonor Allende y de su hija, Eleonora. En diálogo con La Nueva Mañana, Karina Rodríguez, parte de la asociación, escritora e investigadora de la vida y obra de la familia, destacó la necesidad imperiosa de recibir una respuesta por parte de las autoridades para avanzar con distintos proyectos.

“Hemos presentado el Sistema de 3 Péndulos de Buffo realizado con físicos y científicos de Argentina e Italia y avalado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, y que permite predecir sismos con 48 y 72 horas de  anticipación. Además, posibilita la detención temprana de desastres y pérdidas de vidas, como de sistemas ambientales. La propuesta reúne a distintos sectores, el socio productivo, el no gubernamental y el académico en la adquisición de nuevas tecnologías y procesos poniendo en valor la experiencia existente en el ámbito provincial y procesando la difusión y transferencia de los resultados de la Investigación”, explica la licenciada Rodríguez.

Por otro lado, la Fundación busca reinstalar el Observatorio, el cual según indica Rodríguez legitimado por la UNC y el Conicet para la observación del cosmos. Diego García Lambas, director de la iniciativa, asegura que “contribuirá a fomentar vocaciones científicas de jóvenes en la región. Asimismo, tendrá un impacto significativo en las agrupaciones de astrónomos amateur de la provincia y del país. Y gran relevancia para actividades complementarias de colegios primarios y secundarios, ya que vincularán aspectos de la valoración del patrimonio histórico y cultural con los específicos de la observación del cielo y su interpretación”.

Finalmente, desde la asociación civil trabajan fuertemente en la difusión del legado de la familia. “Una de las primeras tareas es familiarizar a las personas con su historia para que conozcan la riqueza cultural y natural y puedan valorar el mismo en su buen uso y cuidado de la obra y del medio ambiente que lo rodea poniéndola en contacto directo con la misma. Trabajamos en red con diferentes escuelas e instituciones para que realicen sus prácticas y pasantías aquí”, destaca Rodríguez a la vez que concluye anunciando que “en corto plazo” comenzarán con la Recuperación de la Turris Eleonórica como Biblioteca, Pinacoteca y re Instalación del Observatorio.  

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