“Es necesario que la educación universitaria llegue a todos los sectores de la sociedad”

El rector de la UNC, Hugo Juri, dialogó con La Nueva Mañana sobre los desafíos de la educación superior a 100 años de la Reforma de 1918.

Política 11/06/2018 César Pucheta
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Por: César Pucheta - Especial La Nueva Mañana

La semana que comienza concentrará la atención de todos los festejos por el aniversario número 100 de la Reforma Universitaria cordobesa que trascendió las fronteras y cambió la educación superior para siempre. En todo el mundo. El acto central tendrá lugar el 15 de junio por la tarde cuando cerca de diez mil estudiantes protagonicen una graduación masiva que buscará enaltecer el espíritu académico de excelencia que busca sostener la universidad más longeva del país.

Horas antes, Córdoba será sede de la Conferencia Regional de Educación Superior de la UNESCO para la que se esperan más de 10 mil personas provenientes de todas las universidades de América Latina, a la vez que también se llevarán a cabo reuniones con universidades de iberoamércia, encuentro de funcionarios de todo el continente para discutir articulación de los sistemas educativos, entre las muchas actividades que ya se vienen sucediendo en la UNC. “Estamos ocupados”, dice el rector Hugo Juri que reconoce que las expectativas fueron ampliamente superadas y que por eso “es necesario trabajar más” porque hay “un cronograma de actividades muy cargado y que requiere una atención muy grande como se merece un aniversario como el que estamos recordando”.

En medio de eso, se toma un tiempo para atender a La Nueva Mañana y conversar sobre los desafío de la universidad pública argentina a un siglo del acontecimiento político más importante de su historia.

-¿Qué fue la Reforma de 1918?
-La Reforma Universitaria fue un evento extraordinario que se sucedió en Córdoba en una universidad muy distinta a la que hoy conocemos, en la que había unos 900 estudiantes en una ciudad que apenas superaba los cien mil habitantes. Un hecho de una trascendencia tal que todavía sigue impactando en toda América y Europa, a cien años de sucedido. Es un acontecimiento histórico que nos estimula a discutir entre todos los universitarios y las personas que nos acompañan más allá de la universidad cuál es el futuro de la educación superior en América Latina, y en este caso particular Argentina, en este SXXI que viene muy complejo pero también muy excitante y lleno de oportunidades si es que hacemos las cosas bien.

“En Córdoba vamos a seguir adelante con las universidades populares, estoy hablando con el cooperativismo que está en ciudades que tienen el tamaño que tenía Córdoba cuando se hizo la Reforma y todavía no tienen universidades”.

-¿Cómo podríamos leer la Reforma Universitaria desde un cristal que contemple las realidades actuales de la universidad pública?
-Esa reforma se hizo en un momento en el que el mundo estaba como hoy, conmocionado y con revoluciones sociales y políticas tales como la revolución rusa o la revolución industrial y, particularmente en la Argentina, transcurría el primer gobierno elegido mediante el voto universal y secreto. En ese contexto fue que un grupo de jóvenes tomó las banderas para transformar la universidad. Desde el punto de vista político, se impuso una visión latinoamericanista y democrática de la vida universitaria que no era una costumbre en el mundo, pero no fue sólo eso porque los reformistas también fueron a buscar a los mejores científicos de Europa para poder traerlos a una universidad que estaba cristalizada en estructuras que se mantenían desde hacía un par de siglos. Cien años después, yo creo que estamos en una situación parecida. Vivimos en un mundo que se está transformando vertiginosamente, principalmente a partir de los avances científicos y tecnológicos. Pero también se están produciendo grandes cambios políticos, estamos viendo como Facebook influye en la elección de un Presidente o sobre un evento tan paradigmático como el Breixit de Gran Bretaña. Hay una gran preocupación, por otro lado, en el mundo del trabajo porque tenemos el desafío de pensar cuáles van a ser los nuevos trabajos y cuáles van a desaparecer. Nos encontramos también en un momento en el que es necesario que la educación universitaria llegue a todos los sectores de la sociedad, para saber cómo funcionan las redes sociales y para que los trabajadores puedan reconvertir su conocimiento en el sector productivo en el que están trabajando. Las universidades tienen que abandonar algunas formas y costumbres con la que ha formado a sus profesionales porque en este nuevo siglo han cambiado los paradigmas. Cuando creíamos tener todas las respuestas nos cambiaron todas las preguntas.

El rol de las universidades públicas latinoamericanas es volver a responderlas haciendo las cosas que necesita la sociedad.
No es la primera gestión universitaria que encabeza, de hecho tuvo un paso por el Ministerio de Educación de la Nación. Me gustaría preguntarle qué cambió en las últimas décadas, entre esa universidad que dejó y ésta que se encontró en su regreso al Rectorado.

Yo fui rector desde el año 1998 hasta el 2000. En aquel momento diseñamos un plan estratégico a diez años, en 2007 se masificaron las redes sociales globales y todo eso que habíamos planificado cambió abruptamente con ese cisne negro.
Aparecieron los dispositivos móviles inteligentes y se cambió el paradigma de la educación con la aparición de la educación virtual. En estas últimas dos décadas apareció internet de las cosas y es necesario cambiar las maneras de trabajar porque las formas del trabajo se estructuran de otra forma, también aparecieron la neurociencia y el big data, que hace que el trazado de perfiles sean mucho más tenidos en cuenta que los títulos a la hora de considerar a alguien para un trabajo. Estamos viviendo cambios a una velocidad que nunca antes habíamos experimentado y las universidades no alcanzan todavía a responder a tiempo. Nuestra obligación es acompañar a la sociedad argentina y cordobesa en esta época de cambios tan vertiginosos con la máxima eficiencia posible. Tenemos que llegar al triple de la población que hoy atendemos dentro de la universidad porque quienes están afuera hoy necesitan educación superior como antes necesitaban secundaria. Tenemos que llegar con diferentes maneras y a diferentes horarios para amoldarnos a las necesidades de la gente, ya sea de un profesional que tiene que reconvertir su conocimiento o un trabajador de una fábrica que tiene que aprender determinadas cosas.

“Vamos a avanzar en reconocer la trayectoria universitaria de aquellas personas que hayan realizados trayectos cortos sin poder recibirse. Vamos a crear el bachillerato universitario”.

-¿Cómo se avanzaría hacia esos horizontes? ¿Son discusiones que se van a dar desde las universidades y el Consejo Interuniversitario o se harán necesarias reformas de tipo legislativas?
-No hace falta discutir leyes, estamos trabajando con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) en un campus virtual en común, en reconocimiento mutuo por el sistema de créditos. Internamente tenemos un mapa de las materias divididas en créditos académicos que dan cuenta de los núcleos de conocimiento, tenemos 30 mil en la UNC, hay 120 mil en la UBA y en conjunto podemos diseñar los que hagan falta por eso tenemos que estar alerta a los cambios que se van produciendo. Hace tres años, la carrera paradigmática era la de programador, de hecho en Córdoba sigue habiendo una gran demanda pero el cluster tecnológico ya está enseñando programación directamente en los colegios secundarios y en la India están bajando los salarios de los programadores porque ahora programan las computadoras. De golpe nos encontramos con que después de años de advertir que lo trabajos eran los primeros que iban a desaparecer con la revolución tecnológica nos damos cuenta de que pasa otra cosa. El electricista matriculado no va a desaparecer porque las computadoras nunca podrán reemplazarlo. Nosotros tenemos que estar atentos a todo, es por eso que estamos enseñando desde oficios hasta doctorados.

-¿Se mantiene latente la discusión en torno a la forma en que se fomentan las carreras duras y cómo las blandas en esta realidad que describe y que parece tan anclada en la enseñanza de oficios y el aprendizaje de herramientas específicas para poder formar parte de las nuevas formas de la producción y el desarrollo?
-Hace cuatro o cinco años se había puesto de moda lo que en ingles se llama STEM, una sigla que podemos traducir al castellano como Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. De repente aparece Facebook diciendo que hace perfiles psicológicos de las personas en 360 grados, nos damos cuenta de que las ciencias humanas no pueden ser reemplazadas por la tecnología y vuelve a aparecer la necesidad de la sociología en un mundo en el que se habla poco y se sacan muchas fotos. Aparecen las necesidades de las ciencias blandas cuando hay que abordar los problemas éticos que genera el diseño genético de un embrión o los problemas políticos que genera que las grandes corporaciones decidan cómo poner a un Presidente, algo que incluso genera discusiones hacia adentro de la academia porque yo creo que las universidades también tienen que ser autónomas de estas corporaciones de la tecnología que hoy día lo ocupan todo. Hoy debemos volver a apostar a la multidisciplinariedad, porque la tecnología molecular tiene que ir acompañada de la ética, los desarrollos relacionados con la información tiene que tener en cuenta elementos políticos y sociológicos y así podríamos seguir enumerando ejemplos en todas las áreas del conocimiento. No hay una respuesta total a lo que sucede porque las preguntas cambian permanentemente.

-Habló mucho de la autonomía universitaria. ¿Qué rol cree debería cumplir la universidad en las discusiones sociales y políticas que se suceden a diario en la Argentina?
La universidad tienen muchos roles, uno es el que siempre ha tenido y que consiste en expresarse sobre las cuestiones filosóficas y políticas que interesan a la sociedad, nosotros tenemos un Consejo Social Consultivo en el que los sectores sociales están representados y eso nos sirve para hacer esa participación más dinámica. Por otro lado, la universidad realiza estudios técnicos que analizan determinados temas aunque es un error decir que esos estudios representan a la universidad toda porque son realizados por una parte de ese todo. El Consejo Superior está integrado por profesionales de diversas especialidades, un ingeniero no puede votar si un tratamiento médico debe realizarse o no. Son cuestiones técnicas que tiene que responder gente de la universidad específicamente formada a tal fin. Yo, por ejemplo, soy médico. No te puedo decir qué trazado de la autovía tiene más o menos impacto, no es ético que yo opine al respecto. Y, finalmente, la universidad tiene que investigar y poner esas investigaciones al servicio de la sociedad porque si en algo tiene que participar la universidad es en el progreso de su sociedad y eso debe lograrse trabajando en conjunto.

“Nosotros tenemos que estar atentos a todo, es por eso que estamos enseñando desde oficios hasta doctorados”.

-¿Cómo vienen los desafíos para lo que queda de gestión en la UNC?
-La semana que viene vamos a estar discutiendo con el CIN en torno a este plan estratégico para ocupar geográfica y temporalmente todo el territorio nacional. Las universidades estamos en todas las provincias pero no estamos en toda la provincia si no que nos concentramos en las capitales y en las ciudades grandes. Y, la verdad, es que las necesidades son del resto por eso estamos avanzando este campus virtual nacional.

Nosotros en Córdoba vamos a seguir adelante con las universidades populares, estoy hablando con el cooperativismo que está en ciudades que tienen el tamaño que tenía Córdoba cuando se hizo la reforma y todavía no tienen universidades porque es necesario llegar a ocupar esos lugares. Por otro lado vamos a avanzar en reconocer la trayectoria universitaria de aquellas personas que hayan realizados trayectos cortos sin poder recibirse. Para eso vamos a crear el bachillerato universitario que es algo que existe en todo el mundo salvo en algunos lugares de América Latina, entre los que se encuentra la Argentina. Vamos a poder entregar un título superior al del secundario y que no tiene que ver específicamente con terminar una carrera sino con dar cuenta de un trayecto académico en el ámbito de la educación superior.  

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