El intendente de las dos visiones contrapuestas

El discurso del intendente Ramón Mestre en la apertura de las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante, cruzó lugares comunes y compromisos asumidos/incumplidos, pero también incluyó algunas novedades.

Opinión 02/03/2018 Miguel Magnasco*
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Este jueves el intendente Ramón Mestre abrió las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante. Foto: archivo

El mensaje que dio este jueves el Jefe de Estado municipal, Ramón Mestre, puede dividirse en dos grandes esferas de anuncios que tienen la extraña característica no tener mucho que ver entre sí. Pertenecen a la misma gestión, pero parten de formas diferentes de entender las políticas públicas para la ciudad. Una es la que se viene aplicando y otra acaba de aparecer por primera vez en este discurso y veremos si se concreta luego en la práctica. Analicemos juntos.   

Hay un primer paquete de anuncios vinculados a los servicios públicos tradicionales, que acarrean consigo un descreimiento generalizado en relación a la capacidad de esta gestión municipal para darles respuesta luego de 6 años completos de gobierno. Por ejemplo, el Intendente puede formular proyecciones muy impactantes sobre higiene urbana, pero el servicio privatizado de recolección de residuos ha resultado ser un completo fracaso, insumiendo el 19% del Presupuesto Municipal (una locura, en 2011 representaba el 12%) para ofrecer una prestación muy precaria. Las supuestas mejoras en esta materia ocupan lugar en todos los discursos desde 2012: jamás ocurrieron, al contrario, hubo un franco retroceso en la calidad y el costo del servicio.

Lo único que cambiaría esa sensación de fracaso, sería una modificación inteligente (y más jugada) en la forma de trabajar con los servicios públicos: si la recolección y el reciclado, enteramente en manos privadas (Lusa y Cotreco) no funciona, pues habrá que probar con esquemas de gestión mixtos, incluyendo a más actores dentro de la prestación, planificando el servicio con los diversos espacios de participación vecinal y los excelentes profesionales que estudian y trabajan este tema en Córdoba. Abrir el juego. Pero no nos hacemos ilusiones, se insistirá en delegar todo en los empresarios. En mayo, por ejemplo, adjudicarían el servicio nuevamente a Lusa y Cotreco. El Estado -que es el vecino- se corre: el servicio flaquea y lo seguirá haciendo.

Otro tanto ocurre con el transporte o, mejor dicho, con la movilidad urbana. No sólo por la penosa relación Precio-Calidad que tiene nuestro sistema público de transporte, sino porque han transcurrido tristemente 6 años de una manera de gestionar la movilidad que nosotros llamamos “cabeza de coche”: lo proyectado siempre fueron inversiones que tenían una única opción de transporte público (el colectivo), y obras que fomentaron aún más el uso del automóvil particular (ampliamente desaconsejado por los expertos: menos autos circulando siempre es mejor).

Se descartaron de plano otras alternativas, se cajonearon proyectos, todo hasta aquí fue automóvil y colectivo con sus conocidos efectos negativos: colapso de tránsito y, por ende, enormes demoras difíciles de sortear con paciencia (esto incluye el incumplimiento permanente de las frecuencias de las distintas líneas de colectivo por las cuales pagamos muchísimo), y mayor contaminación ambiental fruto de los gases que emiten los autos en funcionamiento. Nadie dice que es fácil ordenar el flujo vehicular de esta ciudad, lo que decimos es que hubo 6 años sin ensayar variantes. Eso es lo imperdonable y nocivo en materia de mejoramiento de la movilidad. Recién ahora el gobierno local comienza a incorporar las primeras tímidas medidas que fomentan otros sistemas como las bicisendas (se anunció la construcción de 10km). Algo que era sencillo, se podía empezar por ahí. Llega 6 años después.

El Intendente repasó pavimentado, desagües, alumbrado con luces LED, cloacas. Son los pisos mínimos (aunque fundamentales) de gestión del Municipio. Mestre lo sabe bien, los Estados locales hoy concentran un núcleo de demandas ciudadanas mucho más amplia que las más habituales. Ya se da por descontado que tiene que avanzar en esos pisos mínimos.

Todo esto compone la esfera de lo tradicional, la gestión de los servicios. Donde nuestra evaluación oscila entre negativa y muy negativa. Pero también hubo una serie de anuncios que irrumpieron por primera vez desde que Mestre es Intendente. El más resonante es el desarrollo de 5 “distritos” que combinarán, según lo expresado hoy, espacio público con resguardo de áreas verdes y fomento de la producción económica y la cultura local. Güemes, el ex Abasto, la reserva natural de San Martín, los predios ferroviarios de Alta Córdoba y la zona de Parque Sarmiento, serán puestos en valor con un criterio, ahora sí, que consideramos muy interesante. Al menos en los papeles, es una muy buena idea.

Hay un quiebre en el discurso de planificación urbana de la gestión Mestre en este sentido. Hasta aquí había primado el criterio más horrible posible para una ciudad tan grande y compleja como la nuestra: el que pone la plata construye como quiere y donde quiere, el Estado se esconde, y el resto se jode. El problema es que “el resto” somos la enorme mayoría de los cordobeses, que vimos crecer megacomplejos habitacionales o barrios cerrados que hicieron colapsar aún peor nuestra red de servicios públicos. Esa tónica de no-planificación ha resultado muy costosa en relación a nuestra calidad de vida, e hizo florecer múltiples conflictos urbanos fruto de la activa defensa que muchos vecinos y organizaciones hicieron, pidiendo por una ciudad pensada y realizada en función de las necesidades colectivas que tenemos como comunidad y no sólo en función del lucro.

La batalla política y cultural librada en relación a la urbanización en el predio del Ex Batallón 141 (fue el caso más resonante, pero podemos mencionar también “el Campito” de Cofico y el Nudo Vial de Plaza España, entre muchos otros) , simbolizó esa disputa de paradigmas: ¿ciudad de todos o ciudad de pocos? ¿Espacios públicos para integrar o espacios públicos que se cierran? ¿Protección de las áreas verdes o tapar todo con cemento? La movilización ciudadana y los aportes técnicos serios surgidos de cada conflicto, han logrado un primer pequeño pero contundente triunfo: el gobierno municipal ha tenido que virar –a priori discursivamente- en relación a cómo pensar la planificación urbana para la ciudad de Córdoba.

En buena hora por el Intendente y su equipo. Hay un hilo conductor virtuoso entre estos 5 distritos, los destacables Parques Educativos (política que debe tener continuidad gobierne quien gobierne), y la revalorización de las áreas comerciales en Guiñazú, San Vicente y Yofre, entre otros. Es otra lente para pensar la ciudad y garantizar el derecho que tenemos todos de vivir(la) mejor. Esperemos que pronto también podamos ver que esos cambios de planteo en lo discursivo comienzan a tomar forma en la realidad. Estaremos muy atentos a ello. Ojalá que la gestión actual no haga gala de esa mala costumbre de hacer que a las palabras se las lleve el viento. Sería muy importante para todos quienes habitamos esta bellísima pero tan descuidada ciudad.  

*Miguel Magnasco es presidente de la Fundación Córdoba de Todos.

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