En las elecciones, Brasil pone en juego su destino y el de Sudamérica

Tras la primera vuelta, el resultado electoral de este domingo mantiene en vilo al mayor país sudamericano y a varios de los diversos gobiernos de la región.

Ed Impresa 30/10/2022 Flavio Colazo
Lula-Bolsonaro 2 © NA
Bolsonaro y Lula se enfrentan en las urnas este domingo 30. Fotos: NA

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Especial para La Nueva Mañana

ELECCIONES PRESIDENCIALES 

Luego de que la primera vuelta electoral arrojara, respecto a las encuestas previas, resultados imprevistos de diversa magnitud -siendo el primero de ellos que Lula no llegara directamente a la presidencia, y el segundo el alto porcentaje de sufragios conseguidos por Bolsonaro- el país vecino decidirá el próximo domingo, más allá de su destino, y debido a su carácter de súper potencia regional, también el derrotero de varios países sudamericanos cuyos gobiernos esperan – y algunos necesitan imperiosamente- un rotundo cambio en la administración nacional brasileña. Con todo esto en juego hoy, viernes 28 de octubre, se celebrará en Brasil el último debate entre Lula y Bolsonaro sin que nadie sepa muy bien cuanto pueda influir el resultado del mismo en la conducta del electorado.

Bolsonaro: “obediencia debida” para la segunda vuelta

En vistas a la segunda vuelta Bolsonaro concedió una reciente entrevista a una de las revistas con mayor cantidad de lectores en el país que preside. Bolsonaro dejó discurrir en ella un discurso cuyo propósito a todas luces fue el de contentar hasta los límites del éxtasis a los poderes reales; poderes de los cuales, hasta antes de la primera vuelta, él se mostraba independizado-. Hoy, el actual presidente, pareciera haber caído en cuenta que aún les debe obediencia a sus mandantes -que por poco no lograron  enviarlo a su casa en primera vuelta-.  En la entrevista citada la primera autocritica personal de Bolsonaro -preparada para el pleno regocijo del paladar de los poderes reales- fue reconocer que él ha dejado de ser “estatista” por completo; y así, como si hubiera extraído las ideas presentes en la última parte del reciente libro de Macri (¿Para qué?), promete -de ganar- llevar delante, y de modo inmediato, un plan de privatizaciones totales, autodefiniéndose ahora, después de “haber evolucionado y aprendido”  como un liberal extremo: “Cuánto menos estado, mejor” expresó; dichas palabras, para que le quedara en claro a todo el mundo, fueron impresas como unos de los destacados más importantes de la entrevista. También en el reportaje tuvo tiempo de asumir una minúscula autocrítica de ocasión en lo referente a sus brutales opiniones -y tratos- para con las mujeres, baste recordar que hace tiempo, en una actitud que tomó estado público merced a la difusión del video, Bolsonaro llegó a decirle a una compatriota suya que no la violaría por la supuesta “fealdad” física de ella. Otros puntos centrales del discurso de Bolsonaro para la segunda vuelta son, por ejemplo, la insistencia en la “corrupción” de Lula (quizá esto haya sido idea de su asesor para los debates, el juez que encarceló –arteramente- a Lula, Sergio Moro), o los destaques sobre la baja del precio de los combustibles -a lo cual se llegó mediante la eliminación casi total de los impuestos sobre ellos, una medida insostenible en el tiempo-; Bolsonaro al mismo tiempo propala enfáticamente las medidas sociales tomadas por él en los últimos tiempos -pre eleccionarios- como la suba del monto del plan Bolsa Familia y el adelantamiento del pago del aguinaldo. Pero más allá de que, gracias a esta vuelta al redil, los poderes reales (como la gran prensa, las corporaciones económicas y financieras, etc.) le hayan devuelto buena parte del apoyo que lo condujo hasta el Palacio del Planalto en 2018, nada garantiza que esto le sea suficiente para ser reelecto, y menos aún con la aparición en escena de sucesos como los protagonizados por su aliado Roberto Jefferson. 

Lula-Bolsonaro © AN
Según estiman los especialistas, el ex presidente Lula da Silva necesita sumar un 20% de los votos que acompañaron a otros candidatos (por fuera de Bolsonaro) en la primera vuelta para llegar nuevamente al Ejecutivo; mientras que el actual presidente debería quedarse con el 67% para ser reelegido.

El caso Jefferson

Posiblemente el mayor acontecimiento –que podría significar un fuerte impacto negativo para la figura de Bolsonaro- previo a la segunda vuelta, que definirá el presidente de Brasil, sea el protagonizado por el ex diputado Roberto Jefferson, un ultraderechista aliado de Bolsonaro, quien al momento de ser requerido en su hogar para ser trasladado a una cárcel -por habérsele anulado la prisión domiciliaria que estaba cumpliendo- se atrincheró ocho horas en su casa y lanzó dos granadas y 20 tiros de fusil hiriendo a dos policías federales antes de que lo pudieran apresar para finalmente llevarlo al centro de detención establecido por la justicia.  Jefferson, quien está cumpliendo una pena por producción y emisión de noticias falsas (fake news), fue desconocido públicamente por Bolsonaro, pero -para perjuicio del hoy presidente- pocas horas después de desconocer su vínculo con el ex diputado, salieron a la luz pública fotos de ambos (Bolsonaro y Jefferson) juntos y saludándose afectuosamente, testimoniando el vínculo interpersonal entre ellos y el mutuo aprecio político. 

Novedades tácticas en el discurso de Lula

Generalmente se entiende -de modo simplificado- que la estrategia es aquello que se quiere hacer, y la táctica el modo de actuar a cada momento para alcanzar el objetivo. Desde esta consigna, y de cara a la segunda –y definitiva- vuelta electoral en Brasil, podría  percibirse acaso que quizás Lula vació sus arcas estratégicas en la batalla de la primera vuelta, pero muy otra cosa es lo que está mostrando respecto a su arsenal de tácticas discursivas para la segunda. Más allá de que –debido a fervor religioso imperante en el pueblo brasileño-  obligadamente Lula deba continuar saliendo a desmentir a los cuatro vientos que no ha hecho un pacto con Satanás, o que si llegara a ser presidente no va a cerrar iglesias masivamente -u otras noticias falsas por el estilo-, hay otros aspectos en los cuales se ve una modificación sensible en la táctica discursiva escogida para asumir la definitiva segunda vuelta. Así, si en la primera vuelta decidió no atacar centralmente a Bolsonaro por temas de corrupción acontecidos durante su administración, en esta segunda ha decidido a fustigar fuertemente a ese flanco -débil en extremo- de Bolsonaro, su familia y gran parte de su administración-. Otra apuesta táctica de Lula para la segunda vuelta ha sido fortalecer -con mayor vigor aún- el vínculo con los actores culturales más reconocidos de Brasil que le han manifestado su apoyo (músicos, actores, cineastas, y demás); en este ámbito destaca –por escandalosa- la acusación de pedofilia contra Bolsonaro lanzada por “La reina de los bajitos”, Xuxa. También se ha encargado de remarcar que la actitud ultra violenta de Jefferson es la misma que la que promueve y actúa el mismo Bolsonaro: “Jefferson es el resultado y la fotografía de todo lo que ocurre en el gobierno de Bolsonaro”, ha expresado el ex presidente. Por otra parte Lula ha salido a pedirle sensatez a Bolsonaro para reconocer su derrota; pareciera que esto sería como –según reza el dicho popular- esperar que un olmo de peras, pero también se dice que: la esperanza es lo último que se pierde. Quizás para Sudamérica toda sea esto, la esperanza, lo que está definitivamente en juego las elecciones brasileñas del próximo domingo. 

  

  

La Nueva Mañana - Edición Impresa 282

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