De videojuegos y otros demonios

El 21 de septiembre salió a la venta a nivel mundial Darkestville Castle, un videojuego narra las desventuras de un demonio bromista. Hablamos con su creador, el cordobés Hernán López.

Córdoba 24/10/2017 Facundo Iglesia
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Darkestville Castle ganó premios en nuestra ciudad y en Berlín y fue nominado a reconocimientos en Kiev y Minsk.

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Si en 2017 sigue existiendo algún desorientado que no se enteró de que los videojuegos pueden ser una valiosa forma de narrar historias, tiene la posibilidad -desde el pasado 21 de septiembre- de descubrirlo personalmente a través de un producto cordobés. Hablamos de Darkestville Castle, un juego para PC - próximo a salir para celulares- nacido de la mente del villabelgranense Hernán López (33), que se dedica al rubro de los juegos electrónicos desde hace diez años... o tal vez un poco más.

“Como en mi casa se podía jugar al Family Game solamente si tenías buenas notas, con mi hermano hicimos un pinball con canicas, gomitas, clavos, una tabla y broches para la ropa”, cuenta López, antes de advertirle a las madres del mundo sobre los riesgos de “convertir en un estímulo positivo” a los jueguitos: “No lo haga, señora mamá, le puede salir un hijo que se dedique a hacer videojuegos”.

Corte, flashforward: de principios de los noventa nos trasladamos al 2006. Si uno marcaba *111 en su celular de línea Personal, tenía la posibilidad de que una voz le respondiera: “Buenas tardes, mi nombre es Hernán López, ¿en qué puedo ayudarle?”. Cuenta Hernán: “Trabajé un año en un call center, donde hacía juegos sobre mis compañeros: había uno en el que Charly, un amigo al que habíamos filmado con un casco de moto en los pasillos del call, disparaba rayos.”

- ¿Por qué?
- Porque era un extraterrestre.
-Ah.
“A la mierda, yo me voy, basta”, dijo Hernán, abandonando para siempre la picadora de carne laboral del siglo XXI. López ya había comenzado a hacer y vender licencias de videojuegos Flash para el navegador, una habilidad cultivada a través de su otra pasión: la animación. Un par de años después, junto a un equipo de desarrollo, fundó la empresa que hoy en día encabeza: Epic Llama, cuya última creación es Darkestville Castle, que salió a la venta después de aproximadamente dos años de desarrollo.
Con un cuidado estilo gráfico y musical que podríamos tildar de “timburtonesco”, Darkestville pertenece al género videojueguil de las aventuras gráficas, “lo más parecido a una película que hay en el mundo de los juegos, donde el jugador se mete en un mundo loco a través de un personaje para resolver problemas y avanzar la historia”.

¿Cuál es la historia de Darkestville?
- El protagonista, a quien controle el jugador, es Cid, un demonio que vive en un pueblo cuyos habitantes lo adoptaron y ya están acostumbrados a sus maldades diarias. Les chupa un huevo, como quien dice. Salvo a su archienemigo, Dan Teapot, quien un día contrata un grupo de cazadores de demonios para que lo terminen de erradicar, lo cual desencadena una seguidilla de problemas…

¿Por qué eligieron que el protagonista fuera el villano?
-Como diría Dolina, el antihéroe es mucho más divertido, interesante y rico que el héroe, que es bueno y ya se termina: Cid es un bicho malo, pero también es carismático y optimista. Y porque a todos nos gusta hacer maldades.

El guion estuvo a cargo del mismo López, que lo escribió originalmente en inglés, por razones comerciales: “Está escrito en un inglés que no es el mejor, porque no soy un angloparlante a pesar de haber dado charlas en ese idioma en muchos lugares del mundo. Entonces, pasó por varios filtros, incluido por el de los actores de voz en inglés -a quienes dirigí vía Skype- que, si veían que algo no sonaba bien, lo cambiaban”, cuenta.

Pero que no desesperen quienes no manejan la lengua de Shakespeare: Darkestville Castle también tiene sus textos en español: “La traducción original ya hice yo, a un castellano lleno de errores ortográficos, porque soy muy analfabeto: escribo mejor en inglés que español. Así que después, otro muchacho tradujo mi traducción al español bien”.

¿No al cordobés?
-No, ni al argentino: lo hicimos en español neutro, para que sea lo más amplio posible. De todos modos, no nos pudimos resistir y metimos un fernet en el juego.
Comprobado por este cronista: a riesgo de spoilear, entre todos los puzzles (acertijos) que debe resolver al jugador, en un momento hay que sobornar a un demonio cerdo sindicalista con, entre otras cosas, un vaso de ese brebaje herbáceo tan popular en nuestra provincia. En el pueblo de Darkestville también hay un food truck de panchos que tiene un parecido muy sospechoso a los carritos de choris de nuestra ciudad, sólo que éste está atendido por un demonio, y jamás pasaría ni el más permisivo control bromatológico. Bueno, tal vez no sea tan diferente a los nuestros, después de todo.

Sin embargo, no se trata de un juego de humor local, sino que es un producto universal: si su historia no fuera tan épica como ridícula, no habría sido publicado por Buka Entertainment, un publisher - que sería el equivalente a una editorial - ruso, y no habría sido traducido y doblado a ese idioma. “Tuvo una muy buena acogida en Rusia”, afirma Hernán, orgulloso. Darkestville Castle ganó premios en nuestra ciudad y en Berlín y fue nominado a reconocimientos en Kiev y Minsk.

El Sillicon Valley mediterráneo

El caso de Hernán no es aislado: forma parte de una camada de talentosos desarrolladores de videojuegos cordobeses, en su mayoría jóvenes de veintilargos y treintaytantos. Si el rubro está en crecimiento aquí, en gran parte se debe al empuje de la filial local de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos, que motoriza eventos, mentorías y propone legislaciones. Recientemente, el Polo Audiovisual Córdoba comenzó a realizar concursos para proveer financiamiento a quienes se dediquen -o quieran dedicarse- a esta industria.

Para López, en este mundo, hay “muchos perfiles posibles”, pues se necesitan profesionales de varios rubros para desarrollar un videojuego: artistas gráficos, músicos, guionistas, programadores, productores, diseñadores… el abanico es amplio, y el talento sobra en una provincia como la nuestra. En ese sentido, Hernán cree que es urgente pensar a los videojuegos “como una industria”: esta pasión de muchos es arte, y también puede ser negocio.

Darkestville Castle se puede conseguir en formato digital vía Steam, ingresando aquí
Precio: US$ 14,99.

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