"Escribir una carta es crear un mundo entre dos personas"

Con el mail y el whatsapp se exige que todo sea inmediato. La carta, en cambio, tiene una relación especial con el tiempo. Alejandra Correa y Alex Appella, escriben cartas y libros con cartas y cuentan por qué.

Cultura 17/10/2017 Barbi Couto
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Escribir una carta es apostar a lo artesanal de la comunicación entre dos personas. Es un tejido, una costura entre dos manos, entre dos orillas del mundo.

Alejandra Correa es poeta, artista visual, una de las creadoras del festival Poesía en la escuela, gestora cultural y editora. Ella escribe cartas en papel, a mano, con su mejor letra. A veces también las dibuja, les pega cosas, las manda con semillas o migas de galletitas, incluso fragmentos de yerba mate, si estaba comiendo o tomando mate mientras escribía. Para ella la carta es corpórea ciento por ciento. “Podemos perfumarla o dejarla desnudas con el olor del papel”, y explica: “se trata de una sutileza, de algo delicado y único. En eso radica su valor y su belleza para quien quiera pasar por la experiencia. Hoy podríamos verlo como un ritual, algo del orden de lo sagrado”.


Alex Appella, artista, poeta y encuadernadora, es estadounidense aunque vive en las sierras de Córdoba desde hace más de veinte años. Crea libros de artista y publicó hace un par de años el libro “The János Letter / Después, la carta”. “La carta de János definió el camino de vida que elegí”, dice refiriéndose a su tío abuelo con quien documentó la historia de su familia, “y lo hizo después de que lo caminé 20 años. Sentí un profundo abrazo por mi andar. Por lo que me tocó ser”. Ella escribe cartas desde siempre, a veces las manda por internet. Cuando recibe correos muy importantes los imprime para guardarlos en su bitácora y poder visitarlos en el futuro, pero le gustan las cartas de papel. “Abrir un sobre que ha viajado por el planeta solo, para llegar justo, justito a mi puerta... no hay nada igual”, dice.

-Desde su mirada de poetas y artistas, ¿cómo definen qué es una carta?
Alejandra Correa: Una carta es un pequeño cuerpo. Es tangible, es papel y letra, pero además tiene una dimensión que se escapa a ese soporte: hay rastros del cuerpo que escribió tanto físicos como inasibles. Está el temblor de la letra, la respiración, la forma en que los renglones se ordenan y van diciendo algo que se suma al mensaje. Y está lo que se elige decir, pero también lo que se elige callar, lo que se lee en el silencio de la carta. Las pausas, lo elíptico, lo que se insinúa, el quiebre del tema de un párrafo al otro… Es decir, una gran cantidad de cuestiones que hacen que ese pequeño cuerpo de papel se despliegue en el destinatario y construya un mundo de paredes elásticas.
Alex Apella: Son una cápsula de tiempo. Viajo con ellas. Me visito a mí misma, y a la otra persona, cuando re-leo cartas. Y hoy en dia, además, es un recuerdo de cómo era la sensación del tiempo y espacio antes del Internet.

¿Y el vínculo entre los que se escriben?
Alejandra: La carta es en sí una caja de resonancia de un yo en el otro, tanto para quien escribe como para quien recibe la carta. Hay algo que podríamos llamar “anhelo del otro”: al escribir pensamos, delineamos, nos acercamos a esa otredad para acercarla, pedirle que nos escuche, nos entienda, nos contenga, nos ame. La carta es un pedido y una donación a la vez. Si hablamos de cartas de amistad o amor (también hay cartas de odio y de ruptura y de malas noticias), entiendo ese vínculo como una invitación a la intimidad.
Alex : Con la intimidad de los pensamientos plasmados en el papel, se crea un puente que brilla con la expectativa de aquel que escribe, y aquel que abre el sobre.

¿Por qué o para qué escribir cartas hoy, con tantas vías de comunicación más veloces?
Alejandra: Para detener el tiempo y volver a mirarse a los ojos. Para decirse al oído esas palabras únicas y secretas que usamos solo con aquellos que entraron en el ámbito de nuestra intimidad. Para dar a ese otro una ofrenda íntima hecha con nuestra letra y nuestra respiración, nuestro pensamiento y nuestras mejores palabras. Para dejar constancia de nuestra capacidad de decirnos algo único mediante un medio único (no hay dos cartas escritas a mano iguales). Es apostar a lo artesanal de la comunicación entre dos personas. Es un tejido, una costura entre dos manos, entre dos orillas del mundo.
Alex: En mi caso, porque hay un espacio alrededor de las palabras escritas en papel que la compu ni el telefono provee. Espacio en el concepto de la contemplación de los ideas, de lo que quiero expresar. De la intimidad. Digo verdades en papel que no me atrevo decir en voz alta. Menos con un teclado.

¿Cuál es el valor o significado del “tiempo” en la comunicación personal entre dos personas a través de una carta?
Alejandra: La vivencia sobre el tiempo que propone la carta es radical vista desde nuestra actualidad. Es una experiencia en contra de toda velocidad. Detiene el tiempo, lo hace vivir de otra manera. El tiempo de la espera es un tiempo también de la intimidad. Esperarte es soñarte, trazar mapas en la soledad hacia la otredad. Lo particular y maravilloso del tiempo de la carta es que quien escribe escribe lo hace hoy, en un presente, pero quien recibirá la carta lo hará en un futuro. Quien recibe la carta la recibe hoy, pero el mensaje es del pasado, pertenece al tiempo de quien la escribió hace varios días, meses o años. Eso es sumamente poético. Una expjeriencia reveladora.
Alex: Para mí, es la diferencia entre comprar lechuga en la verdulería, o esperar que crezca en mi huerta. Aprecio las dos opciones. La verdulería me saca del apuro, resuelve una necesidad inmediata. Mi huerta me brinda la expectativa prolongada, la posibilidad de tormentas, o el sol perfecto. Riego, cuido, presto atención. El resultado nunca es lo mismo. La verdulería es internet. Mi huerta es una carta escrita a mano.

Alejandra coordina talleres de poesía, en muchos de ellos les hace escribir cartas a los asistentes y la gente participa rotundamente. “Suceden cosas increíbles”, y enumera: “cartas de amor, cartas que piden perdón, cartas que aclaran entripados o que piden algo. Recuerdo a un señor en Madrid que le escribió a una mujer que era el amor de su vida pero ella no lo sabía, o una señora que le escribió a su nieta para que esa carta le quedara para cuando ella ya no estuviera. Pasan cosas realmente conmovedoras. El amor es el que habla”.

Una invitación: escribir cartas y compartirlas en espacios públicos o en las redes sociales, con el hashtag #cartaslibres y #situvieraqueescribirte

“Creo que es una invitación a dar algo de cada uno, algo bueno y bello de cada uno, a otro que es, en definitiva, la humanidad toda porque al dejar la carta libre, no sabremos a quién le llegará. Lo considero una acción poética. Ojalá que mucha gente se prenda a la idea. Es hermoso saber que le importamos a otro, aun cuando no sepamos nada de él. En el mejor de los casos podríamos estar salvando una vida o simplemente abriendo una puerta hacia un día que contiene una anécdota única: “No sabés lo que me pasó hoy: encontré una carta que decía….” Sé que se trata de algo sumamente candoroso, pero bueno, a este mundo le hace falta tocar esas fibras más a menudo. A lo mejor no es tan difícil, tan loco, tan fuera del tiempo. Soy poeta, creo en estas cosas porque a mí me han cambiado la vida”, afirma Alejandra Correa.

“Si tuviera que escribirte”, un libro de poesía que invita a escribir cartas

Con “Si tuviera que escribirte” Alejandra se propuso crear un mundo entre dos personas. Un mundo ficticio, una posibilidad. Hace referencia a algo que tal vez suceda o tal vez no. Se trata de algo posible, pero que no está cien por ciento afincado en la realidad. Y en ese esbozo de algo que a lo mejor va a suceder, el personaje que escribe va delineando un mundo que es literario. De esta manera trata de captar la esencia de la escritura: la construcción de un mundo. “Como quien escribe es alguien que le habla a su enamorado”, cuenta Alejandra, “para mí ese enamorado es Javier, mi compañero, con quien hace 30 años nos enamoramos por carta, aunque podíamos encontrarnos, hablar por teléfono. Elegimos las cartas y ellas crearon nuestras primeras citas. Cecilia Afonso Esteves recibió el texto del libro y creó sobre él su propio mundo de sutiles imágenes. Pequeños objetos, sobres, colores que traducen de una manera única, personalísima e íntima, la propuesta del libro”, continúa. “Aun cuando nosotras nos veremos personalmente por primera vez para la presentación del libro en Córdoba, ella ha recibido mis cartas y las ha respondido de una manera sorprendente, creativa, rica y muy bella. Nobleza obliga: le llevaré una carta para continuar con nuestro diálogo, más allá de las páginas de este precioso libro que editó con talento, amor y paciencia, la gente de la Terraza”.

El jueves 19 próximo se presentará “Si tuviera que escribirte”, el libro de poesía en formato de cartas, escrito por Alejandra Correa, ilustrado por Cecilia Afonso Esteves y publicado por Ediciones de la Terraza. Alex Appella, también autora del mismo sello con su libro “The János Letter / Después, la carta”, acompañará a las autoras en el encuentro.
La cita es en Café del Alba (9 de Julio 482) apenas cierre sus puertas al público a las 20 hs. Habrá sobres en todas las mesas (así como en el libro), para que quienes asistan puedan recuperar la palabra, el espacio y el tiempo para pensar una carta y escribirla. Y si así lo quieren puedan compartir fotos del encuentro o de las cartas con el hashtag #cartaslibres o #situvieraqueescribirte para invitar a tantos más a recuperar ese espacio de palabras robado al tiempo.

El sábado 21 se presentará a su vez en La Cumbre, en la librería Casita de Libros (Alberdi 400).

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