La estrategia de Cambiemos: hablar de lo que no hay que hablar

Los temas aparecen de la nada. Son instalados en las redes sociales por los cibermilitantes de Cambiemos e intentan tapar los debates que impone la crisis económica y social.

Ed Impresa 11/01/2019 Agustín Álvarez Rey
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Cambiemos apuesta a llegar al inicio del año parlamentario con la mirada lejos de la economía.

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Especial La Nueva Mañana

El menú de temas es conocido pero no por eso poco efectivo. La baja de la edad de imputabilidad, la deportación de los extranjeros que delinquen que habitan el suelo argentino, el endurecimiento de las políticas migratorias y, uno de los temas fetiches de Cambiemos: la modificación del sistema electoral. Cualquier tema que penetre en la ciudadanía sirve. No hay límites. El objetivo es llegar hasta marzo para tener números más realistas y a partir de ahí trazar la estrategia definitiva de cara a los comicios de octubre.

El comando de campaña liderado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, trabaja a destajo para instalar una batería de temas que alejen la mirada de la recesión, la crisis económica, el aumento de la pobreza y la ola de despidos que no se detiene en todo el país. El dominio de las redes sociales y el apoyo de los grandes medios le dan una ventaja por sobre la oposición que tiene su única caja de resonancia en un Congreso que está de receso y que funciona a voluntad de Cambiemos.

El esquema electoral sobre el que trabajan los frentes políticos que dirimirán el poder este año es reconocible y previsible. Como siempre los espacios del campo nacional y popular ponderan, por demás, el devenir económico. La centro derecha, por su parte y también como sucede habitualmente, minimiza los aspectos económicos y ciñe su discurso sobre un futuro mejor apuntalado por el orden y la transparencia. En ese escenario prefabricado Cambiemos juega sus fichas.

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Marcos Peña, jefe de Gabinete

En el universo electoral que diseña Cambiemos, Patricia Bullrich tiene reservado un lugar destacado. La figura que encarna y sostiene el discurso de la mano dura tiene en su discurso, y en sus iniciativas, un triple objetivo: terminar de consolidar su figura para convertirse en candidata vicepresidenta, aprovechar la ola punitivista impulsada por el presidente de Brasil Jair Bolsonaro (evitando el ascenso de Alfredo Olmedo), y distraer a la opinión pública por lo menos hasta marzo.

Marzo es el mes “D” para el oficialismo. Según pudo saber La Nueva Mañana a través de fuentes que trabajan con el comando de campaña de Cambiemos y suelen intercambiar observaciones con el presidente Macri el tercer mes del año será el punto de inflexión en el cual Cambiemos decida su estrategia de campaña. Hasta esa altura del año la intención es evitar, pese a la seguidilla de tarifazos, que se imponga al tope de la agenda la pulverización del salario de los trabajadores y la recesión. Una misión que aparece como difícil, pero no imposible.

Los últimos días de diciembre y las primeras semanas del año sirven para sintetizar la estrategia cambiemita. El listado de temas tirados sobre la arena de las redes sociales por parte del oficialismo es extensa: Reforma laboral, baja de edad de imputabilidad, deportación de extranjeros que delinquen, la modificación del escrutinio electoral, desdoblamiento electoral en la provincia de Buenos Aires y el financiamiento de la campaña. Los temas no son elegidos al azar, son tópicos que cuentan con un respaldo, ya medido, que no sólo fortalece la médula del núcleo duro de Cambiemos sino que se expande por fuera de su frontera.

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Patricia Bullrich, ministra de Seguridad.

En Cambiemos saben que en un hipotético, pero casi seguro, balotaje conservarán al histórico tercio antiperonista más allá de si su rival sale de las usinas de Unidad Ciudadana o de Alternativa Federal. El trabajo para el oficialismo es volver a extender sus fronteras más allá del 51%. El alto porcentaje de indecisos los mantiene en carrera. Por eso, para lograr el triunfo, necesita matizar el desastre económico.

Por lo pronto, más allá del anuncio concreto de la modificación en escrutinio electoral, Cambiemos apuesta a llegar al inicio del año parlamentario con la mirada lejos de la economía. En ese marco, la aspiración es convertir al Congreso en el lugar del debate tanto de la reforma laboral como de la reforma del régimen penal juvenil.

Por su parte, el trabajo de la oposición será, sólo si cuenta con la astucia y la cohesión necesaria, llevar la discusión por las tarifas, la deuda externa y el programa económico al recinto para después poder plasmarlo en los medios y en la calle. La estrategia no es distinta a la que parte de la oposición pensó para el año pasado. Sin embargo, la discusión por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) acaparó el trabajo parlamentario y privó a la oposición de utilizar al Congreso para exponer las debilidades del Gobierno. Quizá, aunque sea año electoral, la historia se repita otra vez.

El camino para la instalación de la discusión sobre la regulación de las tarifas y el programa económico empezó este año la primera semana de enero cuando los sindicalistas más lejanos al Gobierno – y en su mayoría hoy cercanos al kirchnerismo – anunciaron una seguidilla de movilizaciones. La ventaja en este caso es obvia. Los tarifazos ya están anunciados y serán escalonados de acá hasta junio. Como en el barrio: el que pega primero, pega dos veces. Por eso la oposición comenzó el 2019 en la calle.

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