Especial para La Nueva Mañana

La provincia de Córdoba tiene una enorme y variada oferta turística que deja encantados a locales y extranjeros. Y, quizás lo que muchos desconocen, es que también cuenta con un circuito de bodegas y viñedos cuyos vinos reflejan el trabajo de perfeccionamiento que se viene haciendo hace años y que ha merecido altas puntuaciones internacionales. Un recorrido que se extiende en todas las direcciones del territorio provincial y que vale la pena descubrir.

Si bien el turismo enológico se viene impulsando desde hace poco tiempo, Córdoba tiene registro de que las primeras cepas fueron plantadas en el siglo XVII, en Jesús María por los jesuitas. El propósito era elaborar la bebida para misa y para el consumo personal y así nace el “Lagrimilla”, el primer vino hecho en América.

Actualmente, la provincia cuenta con 18 bodegas y productores artesanales repartidos en las Sierras Chicas, en el Norte y en los valles de Calamuchita, Punilla y Traslasierra.

Las características de cada zona

Para conocer un poco más de la propuesta enoturística, dialogamos con la sommelier Laura Gissara, que hace un año lleva adelante Córdoba Wine Travel, un emprendimiento destinado a hacer tours enológicos y gastronómicos por los “Caminos del Vino”.

Laura cuenta que el mayor desafío fue convencer a los cordobeses de que el circuito era interesante: “Nosotros trabajamos en un 85% con pasajeros de la provincia de Córdoba. Desde el principio, toda la comunicación estuvo orientada a ellos porque nos parecía que los cordobeses no conocían. De hecho, la reacción es de sorpresa. Muchos no sabían que en Córdoba se hacía vino –salvo el de Colonia Caroya–, y cuando prueban los vinos se les transforma la cara porque tienen el prejuicio de que son de baja calidad. En cambio, a los turistas extranjeros les encanta, pero no se sorprenden porque no vienen con ese prejuicio. Se van fascinados de poder charlar con el dueño de la bodega porque transmite esa pasión y les permite conocer de primera mano cada proceso”.

Cada una de las zonas en que se producen vinos tiene sus características especiales que definen la identidad de la actividad vitivinícola. En Traslasierra hay cuatro bodegas y dos productores artesanales. Todos ofrecen visitas guiadas y algunos de ellos cuentan con servicio de gastronomía y alojamiento. En cuanto a las condiciones de producción del valle, Laura comenta: “En Traslasierra se está buscando trabajar de manera orgánica, respetuosa con el ambiente y teniendo en cuenta los aspectos biodinámicos, de hecho es un perfil que el valle ya tiene. Es interesante esa identidad”. 

Entre las Sierras Chicas y la zona norte de la provincia se desarrolla una gran producción que cuenta con bodegas que van marcando su presencia con reconocimientos internacionales, como la clásica La Caroyense y la innovadora Terra Camiare. Entre estas dos zonas hay cuatro bodegas y tres productores artesanales. Acerca de sus características distintivas, la sommelier señala: “Las áreas de Colonia Caroya y el Norte tienen la impronta de la herencia, del legado de los inmigrantes, de mantener tradiciones y esa añoranza de la Italia con sus costumbres. Es una forma de hacer muy característica. En los tours la gente se conecta con las formas de hablar y de cocinar que lo vincula con la calidez de los nonos”.

En Punilla se aloja un viñedo joven ubicado entre Villa Giardino y La Cumbre. Allí ofrecen visitas y la invitación a hacer un picnic rodeados de la belleza serrana.

Por la ruta del valle de Calamuchita encontramos cuatro bodegas que ofrecen visitas guiadas todo el año, y en algunas hay servicio gastronómico y hospedaje. Según Laura, las características de esta zona son semejantes a los viñedos italianos: “En Calamuchita hay proyectos nuevos con improntas muy marcadas, tenemos vinificación en altura, a 1200 y a 600 metros sobre el nivel del mar. Son terroirs diferentes. Hay una conexión entre el paisaje y el vino, en varios de los viñedos se puede ver el Dique. Se asemeja a la postal de La Toscana, esas colinas verdes con los viñedos colgando de las sierras”.

El “Primer Hotel del Vino”

En este valle se inauguró recientemente el “Primer Hotel del Vino”. Se trata de Chapaq Ñan Hotel Boutique, de Villa Rumipal que, luego de 12 años, se relanzó como espacio temático.

Cada detalle está pensado para sumergirse en el mundo de los vinos: desde el nombre de cada una de las nueve habitaciones –Malbec, Isabella, Lagrimilla, por mencionar algunas– hasta productos novedosos e innovadores, entre los que destacan los vinos de Calamuchita, pero también los alfajores artesanales rellenos con mouse de vino Naranja. Además, hay servicios de té en hebras negro de Malbec y té verde de Torrontés.  Cada habitación está equipada con hidromasaje y tiene jabones de vino exfoliantes, cremas de vino y emulsiones de espumantes. En el Spa se ofrecen circuitos de vinoterapia con máscaras de barro, cremas y emulsiones elaboradas con pepitas de uva que tienen propiedades antioxidantes. Un proyecto que nos muestra el mundo del vino en todas sus variedades.

La propuesta de los Caminos del Vino sigue creciendo a buen ritmo, solo falta que nos aventuremos a emprender el viaje hacia su descubrimiento.

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