Sandro Moral: "Amo el skate"

En LA NUEVA MAÑANA te contamos la historia del mejor skater del país, que estuvo el fin de semana en Córdoba y obtuvo el DC King.

Deportes 28/11/2016 Marcos J. Villalobo Marcos J. Villalobo
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Sandro Moral en Córdoba. (Fotos: Marcelo Fernández)

¡Cómo una imagen  te puede cambiar la vida para siempre! Una imagen que te revoluciona la cabeza, y chas!... Una pasión que se despierta y transforma tu futuro. Así le sucedió a Sandro Moral, el mejor skater del país. 

Cierto día del año 2003, siendo un niño, en una plaza de Miramar, el pequeño Sandro vio a unos chicos jugar con un skate; y él que no sabía nada sobre ese juego, se enamoró al instante. Algo le corrió por la piel y su vida cambió... Pero ojo, no fue tan sencillo. Su talento explotó desde lo más profundo, pero antes hubo una historia, y una mamá (Claudia Moral) que sustentaron los sueños.

"Cuando me mudé a Miramar, en el playón se juntaban chicos a andar en skate y siempre que pasaba con mis primitos los veíamos, estaban en una tabla y para nosotros era algo raro. Nos llamó la atención. Entonces, al verlos, decidimos con los amigos del barrio armar un skate", recuerda Sandro. Así fueron los inicios. ¿Pero cómo armar un skate? "La tabla la armamos sin lija, los rulemanes eran arandelas. Era cualquier cosa, pero tenía rueditas. Parecía un skate. Era artesanal. No iba para atrás ni para adelante, pero se movía. Y así empezamos a jugar con los chicos del barrio a jugar en la esquina, saltar el cordón. Nos gustaba, nos reíamos mucho y así empezamos".

Así fue la génesis de la pasión de Sandro Moral, considerado hoy "El Messi del Skate". 

"Al tiempo me mudé a Mar del Plata. Y allí ya se veían más skate, había skatepark, lugares donde poder practicar, algo que en Miramar no había. A mí me llamó la atención mucho más, al ver chicos andar en un skatepark. Fue que eso se apoderó de mí. Ahí empecé a joder a mi mamá, que me compre una tabla, que me compre una tabla, hasta que me la compró. Y ella me empezó a acompañar a esos lugares donde practicaban", narra el Chino, clase '93, y sus ojos se le transforman. Le brillan, en su memoria le brotan los recuerdos de infante de ese momento en que su vida estaba transformándose. "Te digo la verdad, la sensación que tuve al subirme a la tabla, la adrenalina de poder practicarlo en cualquier lado, me pareció una locura, y desde ese día, que tenía 10 años, y me subí por primera vez a un skate no me bajé nunca más. El skate siempre está a mi lado, me acompañó. Es como mi hermano que no tengo, está pegado a mí. Donde estoy yo, está el skate", afirma. Y LA NUEVA MAÑANA lo puede confirmar, en esta charla que se dio en la previa al DC King of Córdoba, que horas después ganó.

 

- ¿Qué pasó con aquella primera tabla artesanal que hicieron con tus amigos en Miramar? ¿La tenés todavía o quedó en el barrio?

- No, no me la llevé. Quedó en el barrio. Somos cuatro amigos, Leo, Maxi, Franco y yo. Ellos viven allá todavía. La tabla quedó allá, la usaron ellos, y después la deben haber perdido en el camino. Siempre hablamos, y ellos están muy conentos con lo que me pasa, con esta oportunidad increíble. .. Ahora en Miramar hicieron una pista muy buena, una olla grandísima, y cuando voy me van a ver. 

De competir con una patineta precaria hecha por él y sus amigos a ser rider de DC Shoes. El Chino es admirado y tiene miles de fanáticos, que lo paran, le piden autógrafos, fotos... Pero cuándo empezó a competir. Cómo fue el inicio. También hubo una seria causalidades.

"A los 10 empecé a tener uso de lo que es patinar, y tres años después conociendo, con un poco más de experiencia, nos fuimos con mi vieja a Buenos Aires y estuvimos presentes en una expo, en Costa Salguero, fue en el 2006. Era la primera vez que viajaba a Buenos Aires. Me invitaron de pura casualidad, gracias a un amigo, y me hizo entrar a la exposición, me hizo estar en una demo de skate, donde me vieron dos marcas y ellos me dijeron que la rompía y hablaron con mi mamá, que me querían dar sponsor. Y entonces ya tuve que viajar a Buenos Aires más seguido, En uno de esos viajes, en un skatepark conozco a Martín Pibotto, el presidente de la Asociación de Skateboarding. Y desde ese día me acompaña en todo, conntratos, es como manager padre, lo hace muy de onda. Pasó ese año, y me consiguen una vacante para correr en un campeonato sudamericano en Chile, en el 2007. Me llevaron... la primera vez que viajé, y gané en mi categoría. Siendo primerizo y volver con la Copa a la Argentina, me cambió todo", recuerda.

- ¿Te dabas cuenta que eras bueno antes, o sólo querías jugar?

- No, mi pensamiento era sólo andar en la tabla. Nada más. Nunca me imaginaba sponsor. Era todo muy raro. Se dio que me crucé con la gente correcta, buena onda y a través de ellos, que también me presentaron otra gente. Siempre le doy gracias a Dios porque me los puso en mi camino. Y también a mi vieja que me acompañó a todos lados.

- ¿Y cómo convivís con esto de tener seguidores?

- Para mi es un cosa de locos. Jamás me lo imaginé y que me esté pasando es increíble. me encanta poder dar consejos a los nenes. Llegué con mucho esfuerzo, gracias a mi vieja, que me acompañó a los viajes, cuando pudo; porque el entorno del skate a veces era bueno que pudiera ir. Pero ella tuvo confianza en mí, de dejarme viajar tranquilo de chico, me rompí mucho para este momento. Saltar desde los lugares que salté, hoy en día los nenes se me amontonan, me piden que les firmen la gorra. Es emocionante.

- En Argentina estamos acostumbrados a otros deportes. Pero se observa a muchos seguidores del skate. ¿Es masivo?

- En Argentina a medida que pasa el tiempo se va viralizando más y más. Llegó un punto, por ejemplo en Mar del Plata, donde vivo yo, que vas caminando por la ciudad y ves nenes jugando a la pelota y tienen un skate. Y también hay cada vez más skatepark, en colegios, plazas. Creo que a medida que vaya pasando el tiempo va a seguir creciendo. Imaginate ahora que el skate es olímpico. Se va a ir para arriba. Está bueno, porque el deporte te saca de muchas cosas.

A propósito de los Juegos Olímpicos, Moral ya se ilusiona con participar. Y no se queda en la ilusión. Trabaja y se mentaliza en ese meta. Ya obtuvo la credencial de deportita profesional, al tiempo que le abrieron las puertas del ENARD, recibe una beca para prepararse y afirma: "Lo que amo es el skate... y poder representar a Argentina, en este deporte, en los Juegos olímpicos, sería muy especial. Ya estamos trabajando para eso".

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