“Tintabrava” Castro: “El arte está para hacer la verdadera revolución”

El murguero uruguayo, alma de la "Falta y Resto", dialogó con La Nueva Mañana a horas de la presentación que brindará este viernes 17 desde las 21, en el Teatro Real.

Ed Impresa 17/03/2023 Adrián Camerano Adrián Camerano
Tinta Brava © gentileza
Llega a Córdoba “Tintabrava y el bandón murguero”, el espectáculo que la Falta y Reto trae este viernes 17 al Real. Fotos: gentileza

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Próximo a cumplir 73 años, Raúl Castro cultiva su huerta orgánica en el Corazón del Águila, gira por el Uruguay y adyacencias con el nuevo espectáculo de la Falta y Resto, y enarbola la bandera de la renovación artística e individual, “para seguir sacándole brillo al diamante de la vida”. Si el zorro sabe por viejo, Castro sabe más por los múltiples oficios terrestres que la vida le cruzó, aunque claro, para ello hicieron falta años. 

“Tintabrava” iba a ser agrónomo, pero el golpe de estado de 1973 le segó esa posibilidad, y quizá sin querer le abrió la posibilidad de un currículum sin par: fue empleado de la refinería estatal uruguaya; literista (quien acomoda a los pasajeros en las literas de un tren o barco) en España; vendedor de alfombras y de pinturas; letrista de murga; teatrero, periodista, basquetbolista, cantante, músico, productor, agente publicitario. 

Hombre de mil oficios, culo inquieto, “Tintabrava” lleva seis décadas de murguero y cantor popular. Su criatura más trascendental es la murga Falta y Resto, que desde 1980 viene recorriendo el mundo. Ahora llega a Córdoba “Tintabrava y el bandón murguero”, el espectáculo que la Falta trae este viernes 17 desde las 21 al Teatro Real. Será un concierto sobre un tablado evocativo, con la esencia de la murga uruguaya y bajo el novedoso formato de “murga de cámara”. Diez artistas en escena y arreglos novedosos en las canciones con contenido más interesantes de la otra orilla prometen un espectáculo inolvidable. 

A horas de reencontrarse con “mis hermanas y hermanos de Córdoba, la ciudad que nos ha adoptado desde siempre y que nos enseña hermandad a cada paso”, Castro respondió algunas preguntas de La Nueva Mañana sobre la murga, su devenir artístico y cómo vemos los argentinos al “paisito”, Uruguay.

- Sus muchas vidas vividas, ¿reflejan un espíritu inquieto, obedecen a circunstancias diversas o a qué factores que usted pudiera precisar?

La vida es un diamante de infinitas caras, al cual hay que dedicar tiempo y amor para que brillen en todo su esplendor. Cada uno de los roles que me ha tocado y me tocan asumir, los vivo con profunda intensidad. Porque siento que hemos venido a este mundo, a este universo, a dejar la huella más hermosa, la herencia más noble y las emociones más fuertes.

- De todos eso oficios terrestres, ¿siente nostalgia por alguno? ¿Siente nostalgia, en general?

La nostalgia es también un sentimiento hermoso. Solo que no hay que vivirla con pesar, sino con agradecimiento. Uno siente nostalgia de sus momentos épicos, felices, fascinantes. Entonces es inteligente darse un instante para rememorar y sonreír, agradeciendo siempre. Bienvenida sea la nostalgia que nos impulsa a vivir nuevas aventuras.

- En Argentina, y especialmente de la costa opuesta del Río de la Plata sabe haber una admiración por el Uruguay, que en ocasiones raya la idealización. El Drexler más famoso sabe decir ´bueno, que sigan pensando así, nos conviene´. ¿Cuál es su posición?

El gran humorista argentino Garaycochea me dijo una vez: “Los uruguayos son argentinos en serio”. Esa frase condensa un poco esa idealización de los orientales que tienen en la otra orilla. En mi caso, la admiración por el pueblo argentino es recíproca al amor que ustedes sienten por nosotros.

- Cuéntenos qué entraña la murga de cámara, entendiendo que la Falta ha marcado una renovación del género, del 80 para acá.

La Murga de cámara o este nuevo género fusión entre la Murga y el tango, que hemos bautizado Murgotán, es una síntesis entre lo festivo de la Murga y lo emotivo del tango, rescatando la alegría de una y el romanticismo del otro. La posibilidad de hacer una comunicación amable y profunda, desde dos géneros que están entrelazados por la poética común, por las raíces sociales y sobre todo por su destino popular. El bandoneón y el redoblante, el contrabajo y los platillos, el piano de cola y el bombo, la guitarra y el coro como marco a una comunicación y un relato intimista y revolucionario.

- En ese sentido, ¿es posible seguir renovándose, reinventándose?

Renovarse es la única manera que yo entiendo de vivir, para seguir sacándole brillo al diamante de la vida. Solo quien ama mucho lo clásico es capaz de arriesgarse a renovarlo.

Tinta Brava 2 © gentileza

- ¿Cómo surfea la murga uruguaya y especialmente la Falta estos tiempos de plataformas y redes virtuales? ¿Qué cambió y qué no del 80 a esta parte? 

Todo cambia. Es lo único permanente: el cambio. Pero ese cambio depende no solo de uno, sino del medio que habita. Entonces hay que practicar y entrenar constantemente el músculo de la readaptación. Y eso se hace viviendo y teniendo la mente y el corazón abiertos y dispuestos siempre, con el amor como guía. Durante la pandemia, al no poder realizar espectáculos, aprovechamos la tecnología e hicimos una Murga virtual con gente de todo el mundo y la llamamos La Murga Mundial. Una experiencia increíble.

- Hay ahora un Carnaval más mainstream, con la tv en el medio, otros recursos y quizás otras exigencias. ¿Hay un exceso de mercantilización, ha afectado la raíz popular de la murga en el Uruguay?

Sí, el marketing devora. Pero con los géneros populares como la Murga y el tango no podrán jamás. Porque además de ser géneros masivos tienen las raíces profundamente arraigadas en lo más hondo del pueblo. Resisten cualquier tormenta marketinera. Serán siempre de verdad, de cuero; nunca una moda pasajera.

- Si la murga refleja los signos de época, cierto estado actual de situación, ¿cómo ve usted la murga en el Uruguay hoy?

Si se me perdona y se me permite la generalización, mirando para adentro del fenómeno creo que se está repitiendo demasiado en las formas, que es el momento de una fuerte renovación estética que la haga aún más sorpresiva. Mirando para afuera, siento que la Murga “estilo uruguayo”, como la bautizaron los argentinos, es la revolución cultural del siglo 21, colectivos anárquicos transformando la realidad en alegría.
    
- Apelando a una historia de militancia y de acompañamiento, por ejemplo, a las Madres de Plaza de Mayo, la pregunta es: ¿dónde cree que está la revolución hoy?

La revolución está más vigente y necesaria que nunca. Pero creo que es fundamentalmente cultural, porque ha quedado demostrado que la metodología también es una ideología, y no se puede combatir la muerte matando. Hay que combatir el mal con el bien, las atrocidades con la belleza, el odio con el amor. Y para eso está el arte. Para hacer la verdadera revolución.

- “A mí los veteranos en los boliches me han dicho las cosas más fascinantes”, ha dicho alguna vez. ¿Ocupa ahora usted ese rol? ¿Ha pasado de ser renovador a ser clásico? ¿Se definiría como un farero clásico? 

Mi clasicismo es la renovación. Cuando yo era botija teníamos que escuchar a los veteranos. Hoy, que estoy más cerca del arpa que de la guitarra, siento que mi deber es escuchar y aprender de la botijada.

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Edición Impresa Nro.: 302

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