Clásico cordobés: héroes por un día

El clásico cordobés entre Belgrano y Talleres regaló miles de anécdotas e historias particulares, con aquellos personajes que conocieron la gloria a partir de alguna aparición exitosa en el derby más popular de la provincia.

Deportes 11/10/2017 Federico Jelic
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De los clásicos no hay más nada por decir. Simplemente porque ya se dijo todo: que es un partido especial, un duelo aparte, no importa cómo llega cada uno, se empieza a jugar en la semana previa, hay jugadores especiales para este tipo de duelos, cuando entran a la cancha se olvidan de todo por la influencia del calor en las tribunas, etc, etc. y un montón de frases remanidas que le dan vida a una parafernalia tan repetida como necesaria.  Porque en definitiva la pasión y los recuerdos son ingredientes indispensables, con ese sabor que obliga a esperar la próxima edición para buscar revancha o lo que sea dependiendo de la suerte del último antecedente. De eso se alimentan.


¿Y entonces? ¿De qué vale la pena escribir en la antesala de Belgrano Talleres, a punto de jugarse en Alberdi? Y de eso precisamente: de que después de 30 años se volverá a reeditar en el “Julio César Villagra” un clásico entre celestes y albiazules. Curiosidad: cuando se disputó el último duelo en ese escenario, ese reducto ni siquiera estaba bautizado con el nombre de la “Chacha” como en la actualidad, a raíz de que seguía con vida en esos tiempos, desplegando magia por el carril derecho.


El derby cordobés vuelve a jugarse lejos del Mario Kempes después del 2009, cuando por capricho del gerenciador de Talleres Carlos Ahumada se disputó en La Boutique de barrio Jardín, peleado con todos los organismos de seguridad de la provincia. Fue un 0 a 0 enorme, jugado martes a la tarde, con apenas 15 mil personas, todos socios. Y en Alberdi más allá de un amistoso en el ‘91, no hay muchos antecedentes, porque cuando la violencia comenzaba a ganar territorio en el fútbol argentino, lo más prudente fue ya decretarlo oficial en el máximo coliseo cordobés, el ex Estadio Córdoba.


Y entre tantos duelos, hubo coronaciones, consagraciones, ídolos,  villanos, personajes, apariciones, villanos, y aquellos que se vistieron con el traje de héroe por un día, haciendo inolvidable su legado. Como aquel empate arreglado en cero, sin agresiones, domingo a la mañana en el ‘99 para que ambos conservaran su lugar en la máxima elite, condenando a Platense a la B Nacional, De un empate arreglado en el ‘99, a la definición por penales en la final un año antes, sumando los 14 años de paternidad “Pirata” en 26 partidos, desde el ‘82 al ‘96.
Prohibido olvidar el zapatazo de Willington al ángulo de Tocalli, el partido inaugural en los clásicos entre ambos, inconcluso por el abandono albiazul tras el gol de Lascano, en reclamo de off side, ni tampoco de la “palomita” de la Milonguita Heredia en el ‘70.  Ni el  5 a 0 para romper el maleficio, con triplete de José “Cachi” Zelaya. Artime lleva su nombre en una tribuna del Kempes por los goles en los clásicos, además de convertirse en ídolo. Era común que amargara al albiazul, y ese condimento lo llevó al pedestal en Alberdi.


Y también hubo de esos personajes que dejaron un recuerdo poco grato, pero que lo mismo se ganaron un espacio en la inmortalidad. Repasamos:

El zapatazo del Daniel
Final de la Liga Cordobesa del ‘74, Alberdi vibraba con la definición, con dos equipos que supieron aportar elementos a la selección nacional. En el segundo tiempo, después de que le gritaran “borracho” desde las tribunas apenas ingresó al campo de juego, Daniel Willington desde un ángulo imposible metió un zapatazo que se coló en el ángulo de Tocalli, para decretar campeón al albiazul en cancha de su acérrimo rival. Su leyenda tomaba tintes inmortales

El disparo de Julio López
Belgrano no pegaba una, en los últimos puestos de la tabla, mientras que el Talleres de Jota Jota avanzaba a escala firme rumbo a la Copa Libertadores, en 2001. De una falta sobre Mugnaini en la puerta del área, llegó el resultado menos impensado. Julio López metió un derechazo que rompió el ángulo de Mario Cuenca y listo, pronóstico roto.

El “Paco” Sánchez
El último duelo en Alberdi antes de la mudanza al Estadio Córdoba fue por la copa Neder Nicola del ‘89. Talleres ganaba 2 a 0 aunque el “Pirata” lo dio vuelta con dos goles de un tal “Paco” Sánchez. Belgrano lo trajo de Estación Quequén de Necochea después de que lo amargara en los dos duelos en la B Nacional. Ese día hubo disturbios entre ambas parcialidades y ya comenzaba a latir la necesidad de mudar el clásico a un escenario más seguro. ¿Y Paco Sánchez? No volvió a convertir y fue dejado en libertad de acción a los seis meses.

Gustavo Irusta
Talleres y Belgrano se medían en el Estadio Córdoba ante una multitud, por Primera división en el ‘92, con los arcos en cero y en el último minuto de descuento, hay penal para Belgrano, por una mano de Fernández.  Pateó Roberto Monserrat, en ese entonces formando filas del seleccionado argentino con el DT Alfio Basile, pero el arquero Gustavo Irusta se convirtió en estrella, salvando a su equipo. Acto seguido, el juez Francisco Lamolina decretó el final del partido. Ovación. Hoy el “Mono” es entrenador de arqueros de Talleres desde hace más de 10 años.

Federico y Rodrigo Astudillo
El apellido Astudillo tiene un registro sin precedentes. Son los únicos dos hermanos que le convirtieron con la camiseta de Talleres a Belgrano en clásicos diferentes. Astudillo lo hizo en dos ocasiones, Federico en el 2002. Ese día convirtió dos tantos el chaqueño Eduardo Escobar, fue ídolo por un día y después se perdió en el ostracismo.

Cristian Binetti
El lateral derecho, dueño de un saque lateral con larga distancia, es recordado por haber malogrado el penal clave en la final ante Talleres, en el ‘98. Su remate estrelló en el travesaño, para que después Luis Oste quedara grabado a fuego en la historia con el disparo decisivo que sentenció el ascenso. A los 15 días Binetti tuvo revancha, ascendiendo ante Aldosivi

El “Memo” y el silencio
Fue hasta el momento el único triunfo de visitante, sin hinchas. Los sonidos del silencio de aquel Chateau Carreras todavía retumban cuando Iván Borghello aprovechó una siesta de la defensa y de cabeza, tras un pelotazo  largo, metió el gol menos gritado y más festejado de los clásicos.  Comenzaba a regir la prohibición de hinchas visitantes en los clásicos, y solo con locales Belgrano no pudo sacar rédito

El gestito de Campodónico
Talleres marchaba arriba de todo, ganaba el primer tiempo con gol de Bustamante y el ascenso parecía no escaparse. Pero en el complemento apareció Mariano Campodónico para empatar y minutos después, el hermano desconocido de Aimar, Andrés, metió un zurdazo y Belgrano lo dio vuelta. Ese duelo es recordado porque Campodónico no tuvo mejor idea que festejar con un gesto un tanto obsceno frente  a la hinchada albiazul, que le generó denuncias por incitación a la violencia. Tuvo que declarar en la fiscalía de turno. Lo peor de todo, a nivel folklore, fue la frase con final feliz del delantero Sebastián Coria en la previa, buscando hacer incomparable a los dos clubes, como medir “una Ferrari con un Fiat 600”.  En ese torneo terminó ascendiendo Belgrano  los hinchas dieron la vuelta olímpica a la ciudad a bordo de un “fitito”, como respuesta al mendocino.
 
El “Bottinazo”
Copa Argentina 2013. Talleres en el Argentino A, Belgrano en Primera División.  El albiazul a cargo de Cacho Sialle no puso todo su arsenal, el “Pirata” tampoco, pero después recurrió a todo lo que tenía, porque en el primer tiempo un centro desde la derecha fue levemente desviado por Gastón Bottino, travesaño  y a la red. Impensado. Después a resistir. Ese partido igualó el historial, ya que Copa Argentina se considera oficial.

José Omar “Pepona” Reinaldi convirtió más de 100 goles con cada camiseta. 104 tantos en Belgrano y en Talleres, 70 en AFA y más de 100 en general, siendo el segundo máximo artillero.

Darío “Topo” Gigena tiene la particularidad de que en tiempos modernos anotó goles en clásicos con ambas camisetas. Con Belgrano marcó en un 2 a 0 en el ‘96  y con el albiazul, en el ‘99, en Primera División

En AFA, la paridad es absoluta entre Talleres y Belgrano: 10 triunfos de cada parte, con 13 empates. En torneos aventaja Belgrano por uno pero la victoria por Copa Argentina en 2013 puso pardas totales

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