El abrazo final entre ambos, Rafael Nadal malherido y Juan Martín Del Potro erguido y entero, terminó de ser la mejor fotocopia de la realidad, en la semifinal del US Open, después de que el tandilense le ganara dos sets por 7-6 (6-3) y 6-2. Hasta que la rodilla del español, número 1 del mundo ATP, dijo basta. Del Potro tuvo una celebración medida, sin tanta efusividad, por respeto a su contrincante, pero por dentro fue un estruendo: se consagró finalista del único Grand Slam que conserva en sus vitrinas.

"A uno no le gusta ganar de esta forma cuando el rival está lesionado. No me pone contento, la verdad, no es lo mismo más allá de mi partido. No me gusta ganar así pero igual estoy feliz por ser finalista", declaró Del Potro, con sensaciones ambivalentes.

Ahora espera el domingo al ganador del duelo entre Nishikori y Novak Djokovic, para definir el título de campeón en el último grand Slam del 2018.

"Cuando me tocó ganarlo era muy joven, fue de lo más importante de mi carrera, pero ahora estoy más viejo, más maduro y más valoro aquella gesta. Espero mantener la suerte y seguir haciendo mi trabajo para poder repetir", comentó la Torre, quien se encuentra a un partido de seguir haciendo historia. De ganar además sumaría puntos para poder quedarse en poco tiempo con el número 2 del mundo y volver a batir su mejor marca personal en el ranking ATP.