Ed Impresa Por: Lucia Ceresole 19/08/2022

Julio, el creador de la única biblioteca del país ubicada en un cementerio

Julio Melian, vecino de Alto Alberdi, es el creador del espacio que hoy reúne 491 ejemplares. Literatura infantil, adolescente y para adultos en un entorno muy especial.

La propuesta de la biblioteca incentiva a su inserción en la comunidad que la rodea, como escuelas de nivel primario, terciarios, iglesias, centros vecinales y estudiantes de la zona.

  

 

La niebla blanca y espesa que hace varios días oprime a Córdoba me acompaña en el trayecto que separa mi casa del cementerio San Jerónimo, qué gran día para visitarlo. Pero, esta vez, no voy a ver muertos si no que voy a ver libros. Es que la ciudad tiene la única biblioteca de todo el país que está ubicada en un cementerio. Mientras me acerco a la entrada, detrás de un ventanal, veo repisas y repisas de libros. Intuyo que ahí debe ser, pero todavía no veo a Julio. Él aparece después, impecable, cuando me abren la puerta. 

Julio Melian es el creador de esta biblioteca, bibliotecólogo y educador de museo. Hace 55 años que vive en Alto Alberdi, a pocas cuadras del cementerio. Más tarde me va a decir que le parece una casualidad vivir en la calle Pedro Narciso Arata, un famoso médico, pero también un bibliófilo. Calculan que llegó a reunir una colección de casi 60 mil obras.

La tía abuela de Julio lo acercó a los libros y el barrio lo acercó al cementerio. “El cementerio siempre fue un enigma. Se moría alguien del barrio y veníamos acá. Antes teníamos la tradición del velatorio en la casa y de la novena, luego se hacia la misa acá en el cementerio y después los sepultaban”, dice. Los sábados sufrían el olor del crematorio y de noche las leyendas urbanas que se tejían alrededor. Los días que celebraban a los padres y madres el cementerio recibía una multitud y se organizaba una kermés: “Nosotros cuidábamos autos y te hacías una plata”.  

Hace 15 años, Julio empezó a pensar el proyecto que hoy reúne 491 ejemplares desde literatura infantil, adolescente y para adultos. Son donaciones de la Asociación de Bibliotecarios de Córdoba, de la Federación de Bibliotecas Populares de Córdoba, de la Biblioteca del Congreso de la Nación, del Plan Provincial de Lectura, del Instituto de Enseñanza Superior Simón Bolívar y del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. En 2019 firmó un convenio con la Municipalidad de Córdoba para crear este espacio, que reúne sus dos pasiones. Con ellas, también ha recorrido el mundo, y asegura que solo Barcelona tiene una biblioteca ubicada en un cementerio, creada en 1986. Como todo, la pandemia retrasó la presencialidad del espacio, que empezó a funcionar de manera virtual, hasta su reinauguración el 5 de julio de 2022. Ahora, funciona en calle Pedro Chutro 511 de lunes a viernes de 9 a 13 y de 15 a 17; los sábados de 14 a 17.

Pensar la muerte

¿Una biblioteca en un cementerio? ¿Quiénes van a ser tus usuarios? ¿Los difuntos? me cuenta Julio que le decían algunos vecinos del barrio. Los muertos no van a leer los libros, pero sí van a formar parte, en un futuro, del catálogo de la biblioteca. Sobre esto, Julio cuenta: “Se está por empezar a organizar un repositorio de las biografías de las personas sepultadas acá. Como así también estoy empezando a localizar trabajos que hayan hecho alumnos”. El espacio ya trabaja, desde lo virtual, con todos los catálogos de la Biblioteca Nacional, la Biblioteca de Maestros, la Biblioteca Provincial de Maestros y con diferentes bases de datos. 

Además, la propuesta de la biblioteca tiene un fuerte anclaje educativo y está pensada desde su inserción en la comunidad que la rodea, como escuelas de nivel primario, terciarios, iglesias, centros vecinales y estudiantes de la zona. Así proponen un proyecto para trabajar todas las asignaturas escolares desde el cementerio. En Lengua y Literatura analizar los epitafios, “son verdaderas poesías escritas”, dice Julio. En Biología, el significado de las plantas del lugar y en Historia, el repaso de algunas personalidades importantes. También, comenzarán a dictar clases de apoyo escolar de nivel primario y secundario. Pensar a la muerte también es parte de los objetivos de Julio y su biblioteca: “En todos los cuentos de hadas lo primero que aparece es la muerte. La muerte de la madre de la Cenicienta, por ejemplo”. Es un tema recurrente que abordan con presentaciones de libros en el cementerio, recorridos y conversaciones con escuelas. 

Le digo a Julio que quiero mirar los libros de las repisas y enseguida reconozco algunos títulos pendientes que ya quiero llevarme. Le prometo que me haré socia y voy a volver. Antes de despedirnos, posa frente a algunos libros mientras le hago unas fotos. Afuera el día sigue gris pero el cementerio va cobrando vida, los empleados y los vecinos van y vienen, los vendedores eligen las flores mortuorias más coloridas para exponer en la vereda. 

 

 


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