Una pareja de argentinos, de 45 y 46 años, fue detenida en la localidad española de Azuara, cercana a Zaragoza, tras descubrirse que llevaban adelante un negocio clandestino de venta de pizzas.

El emprendimiento llegaba a 22 provincias de todo el territorio español y alcanzó lo 12 mil kilos vendidos de pizzas. Entre los clientes no solo había particulares, sino también hostels, campings, empresas de cátering y organizadores de eventos.

Las autoridades sanitarias españolas apresaron a G.P.S. y a su esposa, C.E.C, bajo la acusación de delitos contra la salud pública y contra la hacienda pública y la seguridad social.

El acecho a la pareja de argentinos comenzó el pasado 14 de enero, cuando autoridades de Zaragoza recibieron una comunicación de la Subdirección provincial de Salud Pública en la que les informaban sobre la detección de un negocio clandestino, el de los argentinos. Estaban los anuncios en internet, pero en Azuara no existía registro de ninguna empresa inscrita en el correspondiente registro sanitario.

El allanamiento del local donde elaboraban las pizzas fue en la mañana del 6 de febrero. La propietaria era la mujer, y su esposo figuraba como director comercial de la empresa sin registro. La Guardia Civil encontró allí un horno de grandes dimensiones, una máquina amasadora, dos mesas de trabajo, dos envasadoras al vacío, dos congeladores, cuatro heladeras, varios rollos de etiquetado, bandejas, útiles para la elaboración de pizzas, bolsas de envasado, bolsas isotérmicas para transporte, la materia prima y equipos electrónicos e informáticos. Los argentinos fueron detenidos cuatro días después, el lunes 10.

La investigación comprobó que el ámbito de comercialización de las pizzas era todo el territorio español, y que el negocio no acreditaba documentación sobre el origen autorizado del producto, ni las condiciones higiénicas en las que se elaboraba, lo que habilita la sospecha de un riesgo para la salud pública.