El Concejo Deliberante de la Ciudad de Cosquín aprobó este jueves la ordenanza que establece la Emergencia Alimentaria y Nutricional a instancias de proyectos presentados por la oposición (Partido Solidario y Unión por Córdoba). La decisión que surge a partir del crecimiento de la demanda social en comedores y merenderos de esa localidad del Valle de Punilla, que vive una situación general definida por el concejal Lisandro Licari como “grave, al igual que el resto de país”.

La inciativa prevé la creación de un Registro Único Municipal de Comedores, Merenderos y Refugios Sociales que funcionen en el ámbito de la ciudad de Cosquín, y que estará a cargo de la Dirección Desarrollo y Promoción Social del municipio. A partir de ese registro, el Estado Municipal administrará la entrega de alimentos dependiendo de algunos criterios que tienen que ver con la edad de las personas que asisten a esos espacios y con la época del año. “Hay un período extraordinario durante el tiempo en que no hay clases porque en ese momento no está funcionando el Paicor y, por esa razón, se requiere un mayor esfuerzo del Estado Municipal”, afirma Licari en diálogo con La Nueva Mañana.

Según el empadronamiento y la época del año, el proyecto específica parámetros mínimos que deberán ser atendidos por el Estado Municipal (ver proyecto adjunto en esta nota).

La norma también habilita al municipio la reasiganción de partidas presupuestarias para cubrir las necesidades hasta fin de año y compromete a la administración para contemplar los refuerzos necesarios de cara al ejercicio 2020.

Licari señaló que la situación es “grave como en la mayoría del país”. “Nosotros venimos colaborando con varios merenderos desde hace tiempo y es cada vez más numerosa la cantidad de gente que asiste”, afirma. “Los espacios que se hacían cargo de la copa de leche, por ejemplo, empezaron a notar que las personas que iban a ese lugar llegaban sin almorzar ni cenar, por lo que debieron ampliar su ayuda”, señala el concejal del Partido Solidario.

Al relatar la forma en que funcionan la mayor parte de los espacios que asisten a las personas, Licari señala que las iniciativas “siempre surgen desde los sectores más humildes”. “Es muy difícil encontrar merenderos en barrios de clase media. Siempre son familias de muy bajos ingresos las que abren sus casas y sus patios para que empiecen a funcionar los comedores. Más allá de eso, en la ciudad existe una red de solidaridad muy interesante que está integrada por panaderías, verdulerías y diferentes negocios que terminan construyendo una red de contención muy grande. El problema es que cuando el número de personas que asisten a esos espacios, esa red empieza a no ser suficiente. En Cosquín la recesión se ha sentido muy fuerte y, más allá de no contar con números oficiales, es muy posible que el desempleo haya crecido más que la media provincial”, advierte el concejal.